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Carlos Puigdemont, hace unos meses. |
Intuíamos que el verano del 2024 daría mucho de sí, pero no tanto. Cataluña, asunto ciertamente singular, ha ocupado y ocupa demasiado espacio mediático porque los varios años de desgobierno y desvaríos independentistas han convertido a la región en un enorme circo político.
No descubrimos nada si afirmamos que todo está solapado y
conectado. Pero para comprender la situación algo mejor es necesario separar
personas, partidos y situaciones. Ganaremos nitidez.
Puigdemont se ha convertido –entre él y Pedro Sánchez- en
un tipo mágico, legendario. Sus proezas han traspasado nuestras fronteras y
supongo que en poco tiempo habrá series de televisión y libros que cuenten sus
hazañas y andanzas. No creo que tarden mucho en hacerle -desde luego será con
dinero público- unas cuantas estatuas y en colocar su nombre en calles -o
avenidas- de pueblos y ciudades marcados por el nefasto virus del
independentismo insolidario. Posiblemente también le dará nombre a algún teatro
cómico y le harán una serie. Sinceramente, a pesar de estar en desacuerdo con
él en casi todo, creo que se lo merece. Hace unos años ya vi la cara del
personaje en la figura, escondida tras un rincón, de un entrañable caganer en
las proximidades de un portal de Belén.
Su primer gran hito fue la proclamación unilateral de
independencia de Cataluña el 27 de octubre de 2017 para suspenderla 44 segundos
después. Ríase usted del realismo mágico de García Márquez. Su actuación pasó
de magistral a patética en un abrir y cerrar de ojos. Del infinito al cero. Periodistas,
familiares, simpatizantes y amigos, presentes en el acto, no daban crédito:
Región, república independiente y región otra vez en unas decenas de segundos.
Una declaración de independencia que recuerda a aquel borracho que saltaba de
Pinto a Valdemoro, y viceversa, y cuando se cayó en medio dijo: Ahora estoy
entre Pinto y Valdemoro. Aquello fue una independencia de videojuego. Cataluña
está entre la independencia mágica y una comunidad autónoma del Reino de
España.
Otra señal relevante trágica – cómica del histriónico
comediante de Gerona fue que, ante el temor de ser detenido, huyó por Francia,
camino de Bruselas, junto a cinco exconsellers, a finales de octubre del 2017. Sorprendió
a propios y extraños. Fue de noche, camuflado en un coche y con la ayuda de un
grupito de Mozos de Escuadra. El Gobierno de España, de acuerdo con el PSOE de
Pedro Sánchez, había aplicado el famoso 155. El 28 de octubre de 2017 se
publicó que “el Consejo de Ministros había cesado a todo el Gobierno de la
Generalidad de Cataluña y al director general de la policía, Pere Soler”. Que Puigdemont se fugara oculto en un maletero
forma parte de una leyenda urbana que unos afirman y otros desmienten, pero sea
verdadero o falso, relato peliculero sí que es.
La estancia
en Waterloo, las órdenes y antiórdenes de detención dictadas por España, su
declaración ante la justicia belga, los viajes por varios países europeos, su detención
en Alemania en el 2018, su presencia en el Parlamento Europeo, etc, … no dejan
de ser un rocambolesco rompecabezas jurídico que deteriora a toda la justicia
europea y comunitaria. Europa tiene mucho que aprender. Un sujeto, sea
Puigdemont o el churrero de la esquina, no puede enfrentar a las
Administraciones de Justicia de países democráticos que además son socios en
multitud de cuestiones. Si eso ha ocurrido y sigue ocurriendo –Puigdemont sigue
viviendo en Bélgica- significa que son muchas cosas las que se han hecho mal:
Un delincuente en un país no puede ser un tipo genial en otro dentro del marco
de la Unión Europea. A no ser, claro está, que nos estemos haciendo trampas a
nosotros mismos y no nos fiemos los unos de los otros. Como ciudadano europeo
me siento totalmente defraudado, engañado y perjudicado. Me cuesta pensar que
la Unión Europea sea Economía, Defensa y poco más, pero los hechos cantan.
La última
actuación del señor Carlos, “el escurridizo” en forma de parodia, la ha marcado
su no detención en la visita que hizo a Barcelona el día del nombramiento de
Salvador Illa como presidente de la Generalidad de Cataluña. ¡Menuda coincidencia
para don Salvador! ¿Qué ha quedado? Pues que los Mozos de Escuadra fallaron
estrepitosamente y no actuaron como policía judicial sino como policía política
a favor del independentismo (No puedo dejar de recordar a la Policía Armada en
tiempos de Franco). Pero además resultan incomprensibles tantos fallos
encadenados, a no ser que todo, todo, absolutamente todo, estuviera rigurosamente
planificado en lugares, minutos y segundos. Mi impresión es que está segunda
fuga de Puigdemont fue una operación de relojería policial. “Crónica de una
fuga no anunciada pero conocida previamente con todo lujo de detalles”.
Si me
pregunto a quién beneficia todo lo que ocurrió, lo tengo mucho más claro.
Puigdemont se sale con la suya: estuvo en Barcelona, le dejaron dar su discurso
y luego “se le perdió la pista” delante del presidente del Parlamento Catalán,
centenares de Mozos de Escuadra, compañeros de partido con la misma gorra, el
abogado Gonzalo Boye, cámaras de televisión, decenas de periodistas …y un dron
que en el momento clave se despistó:
Puigdemont se esfumó. Puigdemont se sale con la suya, es uno de los ganadores.
Hay un
segundo ganador: Salvador Illa, exministro de Sanidad en Madrid y apuesta de
Pedro Sánchez, es investido presidente de la Generalidad con los votos de ERC y
los Comunes. Gana Illa y el PSC. Todo se queda en casa, aunque en su discurso
Illa no permitió la presencia de la bandera de España, todo su discurso fue en
catalán y asumió la financiación singular para Cataluña y muchas cosas más del
independentismo. Financiación singular que es un concierto para José Borrell y
de la que hace unas semanas, la ministra Montero decía que era imposible. ERC
no entra en el gobierno aunque Illa incorpora a su gabinete a personas muy
próximas al independentismo, tanto de derechas como de izquierdas. Illa,
segundo vencedor.
El tercero
es ERC que avalando la investidura de Illa evita, de momento, nuevas elecciones
autonómicas en las que le iría muy mal según todas las encuestas. ERC gana
tiempo y dividida se prepara a afrontar su congreso en el otoño próximo. Además
ha arrancado al Partido Socialista Obrero Español, que gobierna la nación, una
financiación exclusiva que favorece mucho a Cataluña y perjudica al resto de
comunidades, a excepción del País Vasco y Navarra. Esta concesión, negociada
bilateralmente entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés –de nación a nación- rompe
por completo los acuerdos habidos sobre financiación de las Comunidades
Autónomas en los últimos cuatro décadas, se rompe la igualdad entre españoles y
se privilegia a una comunidad “rica” en detrimento de las más necesitadas. El
principio de igualdad entre españoles que la Constitución prescribe salta por
los aires por puro interés político de un gobierno de izquierdas y la
insaciable ambición de su presidente. Inasumible e incomprensible. ¿A dónde va
la izquierda española con este tipo de acuerdos? ERC canta también victoria y
ante titubeos del PSOE recuerda que la presidencia del gobierno de la nación
pende de un hilo. El chantaje político continua y los ministros salen a la
palestra diciendo que el PSOE cumplirá lo firmado. España como Estado, pierde.
El gran
triunfador, el cuarto en la lista pero el primero en el tamaño de sus intereses,
es Pedro Sánchez, ojo, Pedro Sánchez, no el PSOE. ¿Por qué? Pues porque se
garantiza, al menos por un tiempo, su permanencia en la Moncloa a pesar de
todos los escándalo habidos (Koldo y Ávalos, la amnistía, problemas de su
hermano y su mujer con la Justicia, críticas dentro del PSOE, etc…). Me resulta
imposible que la Moncloa no estuviera al tanto de que Puigdemont se iba a
escapar. Marlaska, ministro del Interior, responsabiliza de todo a los Mozos de
Escuadra pero es impensable que a la supuesta operación fallida de los Mozos se
le acople una tremenda ineficacia del CNI, de la Guardia Civil y de la Policía
Nacional. Todo estaba preparado, pensado, cocinado, planeado, milimetrado, … y es
lógico suponer que “la Moncloa y la Generalidad de Cataluña actuaron –también
en sus parcas declaraciones- en total coordinación”. Resulta imposible pensar
que Generalidad y Moncloa estuvieran de espaldas ante una fuga que ya empieza a
ser más famosa que la del Conde de Montecristo o la de Papillón. Puigdemont se
mofa de los Mozos –que hacen un estrepitoso ridículo- y la Justicia se queda
con dos palmos de narices. Los minutos de gloria del fugado servirán para
prolongar –al menos unos meses – la presencia de Pedro Sánchez en la Moncloa.
Otro gran triunfo del señor Sánchez, nada menor, es tener a Illa de presidente
en la Generalidad.
De todas formas Junts y ERC pueden resultar los vencedores finales. Temiendo estoy que llegue el debate de Presupuestos Generales del Estado del 2025. ¿Qué entregará Sanchez a cambio del apoyo de estos partidos para permanecer en la Moncloa? No quiero dar ideas pero igual las Baleares o Valencia pasan a formar parte del nuevo imperio catalán republicano por un decreto ley.
Una pena que el futuro político de España – de todos y de
todas- pase por las manos de los independentistas catalanes, porque tanto Junts
como ERC solo buscan su beneficio particular. El resto de España le importamos,
a ambos –y quizás a algunos más- un pimiento.