sábado, 24 de agosto de 2024

Puigdemont, Illa y la financiación singular

 

Carlos Puigdemont, hace unos meses.

Intuíamos que el verano del 2024 daría mucho de sí, pero no tanto. Cataluña, asunto ciertamente singular, ha ocupado y ocupa demasiado espacio mediático porque los varios años de desgobierno y desvaríos independentistas han convertido a la región en un enorme circo político.

            No descubrimos nada si afirmamos que todo está solapado y conectado. Pero para comprender la situación algo mejor es necesario separar personas, partidos y situaciones. Ganaremos nitidez.

            Puigdemont se ha convertido –entre él y Pedro Sánchez- en un tipo mágico, legendario. Sus proezas han traspasado nuestras fronteras y supongo que en poco tiempo habrá series de televisión y libros que cuenten sus hazañas y andanzas. No creo que tarden mucho en hacerle -desde luego será con dinero público- unas cuantas estatuas y en colocar su nombre en calles -o avenidas- de pueblos y ciudades marcados por el nefasto virus del independentismo insolidario. Posiblemente también le dará nombre a algún teatro cómico y le harán una serie. Sinceramente, a pesar de estar en desacuerdo con él en casi todo, creo que se lo merece. Hace unos años ya vi la cara del personaje en la figura, escondida tras un rincón, de un entrañable caganer en las proximidades de un portal de Belén.

            Su primer gran hito fue la proclamación unilateral de independencia de Cataluña el 27 de octubre de 2017 para suspenderla 44 segundos después. Ríase usted del realismo mágico de García Márquez. Su actuación pasó de magistral a patética en un abrir y cerrar de ojos. Del infinito al cero. Periodistas, familiares, simpatizantes y amigos, presentes en el acto, no daban crédito: Región, república independiente y región otra vez en unas decenas de segundos. Una declaración de independencia que recuerda a aquel borracho que saltaba de Pinto a Valdemoro, y viceversa, y cuando se cayó en medio dijo: Ahora estoy entre Pinto y Valdemoro. Aquello fue una independencia de videojuego. Cataluña está entre la independencia mágica y una comunidad autónoma del Reino de España.

            Otra señal relevante trágica – cómica del histriónico comediante de Gerona fue que, ante el temor de ser detenido, huyó por Francia, camino de Bruselas, junto a cinco exconsellers, a finales de octubre del 2017. Sorprendió a propios y extraños. Fue de noche, camuflado en un coche y con la ayuda de un grupito de Mozos de Escuadra. El Gobierno de España, de acuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez, había aplicado el famoso 155. El 28 de octubre de 2017 se publicó que “el Consejo de Ministros había cesado a todo el Gobierno de la Generalidad de Cataluña y al director general de la policía, Pere Soler”. Que Puigdemont se fugara oculto en un maletero forma parte de una leyenda urbana que unos afirman y otros desmienten, pero sea verdadero o falso, relato peliculero sí que es.

            La estancia en Waterloo, las órdenes y antiórdenes de detención dictadas por España, su declaración ante la justicia belga, los viajes por varios países europeos, su detención en Alemania en el 2018, su presencia en el Parlamento Europeo, etc, … no dejan de ser un rocambolesco rompecabezas jurídico que deteriora a toda la justicia europea y comunitaria. Europa tiene mucho que aprender. Un sujeto, sea Puigdemont o el churrero de la esquina, no puede enfrentar a las Administraciones de Justicia de países democráticos que además son socios en multitud de cuestiones. Si eso ha ocurrido y sigue ocurriendo –Puigdemont sigue viviendo en Bélgica- significa que son muchas cosas las que se han hecho mal: Un delincuente en un país no puede ser un tipo genial en otro dentro del marco de la Unión Europea. A no ser, claro está, que nos estemos haciendo trampas a nosotros mismos y no nos fiemos los unos de los otros. Como ciudadano europeo me siento totalmente defraudado, engañado y perjudicado. Me cuesta pensar que la Unión Europea sea Economía, Defensa y poco más, pero los hechos cantan.

            La última actuación del señor Carlos, “el escurridizo” en forma de parodia, la ha marcado su no detención en la visita que hizo a Barcelona el día del nombramiento de Salvador Illa como presidente de la Generalidad de Cataluña. ¡Menuda coincidencia para don Salvador! ¿Qué ha quedado? Pues que los Mozos de Escuadra fallaron estrepitosamente y no actuaron como policía judicial sino como policía política a favor del independentismo (No puedo dejar de recordar a la Policía Armada en tiempos de Franco). Pero además resultan incomprensibles tantos fallos encadenados, a no ser que todo, todo, absolutamente todo, estuviera rigurosamente planificado en lugares, minutos y segundos. Mi impresión es que está segunda fuga de Puigdemont fue una operación de relojería policial. “Crónica de una fuga no anunciada pero conocida previamente con todo lujo de detalles”.

            Si me pregunto a quién beneficia todo lo que ocurrió, lo tengo mucho más claro. Puigdemont se sale con la suya: estuvo en Barcelona, le dejaron dar su discurso y luego “se le perdió la pista” delante del presidente del Parlamento Catalán, centenares de Mozos de Escuadra, compañeros de partido con la misma gorra, el abogado Gonzalo Boye, cámaras de televisión, decenas de periodistas …y un dron que en el momento clave se despistó: Puigdemont se esfumó. Puigdemont se sale con la suya, es uno de los ganadores.

            Hay un segundo ganador: Salvador Illa, exministro de Sanidad en Madrid y apuesta de Pedro Sánchez, es investido presidente de la Generalidad con los votos de ERC y los Comunes. Gana Illa y el PSC. Todo se queda en casa, aunque en su discurso Illa no permitió la presencia de la bandera de España, todo su discurso fue en catalán y asumió la financiación singular para Cataluña y muchas cosas más del independentismo. Financiación singular que es un concierto para José Borrell y de la que hace unas semanas, la ministra Montero decía que era imposible. ERC no entra en el gobierno aunque Illa incorpora a su gabinete a personas muy próximas al independentismo, tanto de derechas como de izquierdas. Illa, segundo vencedor.

            El tercero es ERC que avalando la investidura de Illa evita, de momento, nuevas elecciones autonómicas en las que le iría muy mal según todas las encuestas. ERC gana tiempo y dividida se prepara a afrontar su congreso en el otoño próximo. Además ha arrancado al Partido Socialista Obrero Español, que gobierna la nación, una financiación exclusiva que favorece mucho a Cataluña y perjudica al resto de comunidades, a excepción del País Vasco y Navarra. Esta concesión, negociada bilateralmente entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés –de nación a nación- rompe por completo los acuerdos habidos sobre financiación de las Comunidades Autónomas en los últimos cuatro décadas, se rompe la igualdad entre españoles y se privilegia a una comunidad “rica” en detrimento de las más necesitadas. El principio de igualdad entre españoles que la Constitución prescribe salta por los aires por puro interés político de un gobierno de izquierdas y la insaciable ambición de su presidente. Inasumible e incomprensible. ¿A dónde va la izquierda española con este tipo de acuerdos? ERC canta también victoria y ante titubeos del PSOE recuerda que la presidencia del gobierno de la nación pende de un hilo. El chantaje político continua y los ministros salen a la palestra diciendo que el PSOE cumplirá lo firmado. España como Estado, pierde.

            El gran triunfador, el cuarto en la lista pero el primero en el tamaño de sus intereses, es Pedro Sánchez, ojo, Pedro Sánchez, no el PSOE. ¿Por qué? Pues porque se garantiza, al menos por un tiempo, su permanencia en la Moncloa a pesar de todos los escándalo habidos (Koldo y Ávalos, la amnistía, problemas de su hermano y su mujer con la Justicia, críticas dentro del PSOE, etc…). Me resulta imposible que la Moncloa no estuviera al tanto de que Puigdemont se iba a escapar. Marlaska, ministro del Interior, responsabiliza de todo a los Mozos de Escuadra pero es impensable que a la supuesta operación fallida de los Mozos se le acople una tremenda ineficacia del CNI, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. Todo estaba preparado, pensado, cocinado, planeado, milimetrado, … y es lógico suponer que “la Moncloa y la Generalidad de Cataluña actuaron –también en sus parcas declaraciones- en total coordinación”. Resulta imposible pensar que Generalidad y Moncloa estuvieran de espaldas ante una fuga que ya empieza a ser más famosa que la del Conde de Montecristo o la de Papillón. Puigdemont se mofa de los Mozos –que hacen un estrepitoso ridículo- y la Justicia se queda con dos palmos de narices. Los minutos de gloria del fugado servirán para prolongar –al menos unos meses – la presencia de Pedro Sánchez en la Moncloa. Otro gran triunfo del señor Sánchez, nada menor, es tener a Illa de presidente en la Generalidad.

De todas formas Junts y ERC pueden resultar los vencedores finales. Temiendo estoy que llegue el debate de Presupuestos Generales del Estado del 2025. ¿Qué entregará Sanchez a cambio del apoyo de estos partidos para permanecer en la Moncloa? No quiero dar ideas pero igual las Baleares o Valencia pasan a formar parte del nuevo imperio catalán republicano por un decreto ley.

Una pena que el futuro político de España – de todos y de todas- pase por las manos de los independentistas catalanes, porque tanto Junts como ERC solo buscan su beneficio particular. El resto de España le importamos, a ambos –y quizás a algunos más- un pimiento.

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