jueves, 18 de abril de 2024

El doctor de las mujeres dignas


Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981) es periodista y siente una pasión especial por África y sus gentes. Quijote en el Congo es la historia de un sueño hecho realidad: navegar el río Congo desde su nacimiento hasta el mar. Es un relato de un viaje duro y difícil por una tierra efervescente, acogedora, herida que te puede herir. La historia, la cultura y la realidad de los pueblos que habitan sus orillas te atrapan por su aroma de aventura y sorpresas. Hablamos de una tierra diversa, remota y brutal. Se trata de un recorrido de 4.700 kilómetros por una autopista de aguas imprevisibles. Xavier se convierte en un congoleño más. Todo el libro impresiona. Entre sus 349 páginas he entresacado -con dificultad- solamente estas seis. Me han parecido las más duras y las más llenas de esperanza. La obra está editada por Península Odiseas en el 2023.







 

domingo, 7 de abril de 2024

Al margen de la guerra * Lo que sé por mí.

 

Portada de la obra

Se trata de un librito de setenta y tres páginas, algo extraño. Su autor es José Fernández Escribano “Juan de los Pedroches”, durante cuarenta y un años Jefe de Telégrafos de Pozoblanco. Licenciado en Derecho. Autor de poesías y de diversas colaboraciones. Sobre todas sus actividades valora la de haber sido durante muchos años profesor de la academia Santo Tomás, en Pozoblanco, a cuyos alumnos dedica algunos de los relatos contenidos en este pequeño gran libro.

En mi opinión, el librito es un ejemplo raro. No habla de buenos ni de malos, ni de batallas ni de estrategias. Al margen de la dureza de lo que acontece cuenta cosas sencillas, aunque es inevitable que refleje el ambiente que se vive de intranquilidades, penurias, necesidades y sufrimientos.

Afinando la crítica, incluso lo podíamos clasificar de un libro un poco soso. De su lectura se desprende que el autor debió de ser una buena persona, no hizo daño a nadie y supo vivir con los unos en la guerra y con los otros en la postguerra.

El libro lo dedica a Pozoblanco y a sus vecinos que sufrieron, como él, en esa época, la maldad de los hombres. Está publicado en 1985. Lo escribe por un deseo vehemente de dar a conocer como fueron los personajes, de uno y otro bando, que se citan en la contienda. Dice actuar por un imperativo de conciencia. En medio de tanto horror, las páginas están llenas de sana humanidad. Quiere decir la verdad, su verdad.

Estamos seguros que la libertad para escribir sobre la maldita Guerra Civil del 36 ha ido aumentando con el paso de los años. Así los hijos de la guerra tenían muy poco margen porque eran prisioneros de la proximidad, de todo lo que habían visto, oído y sufrido en primera persona. Para los nietos aumentó la libertad y por tanto el espacio del relato, disminuyeron las ataduras. Lo sabido fue por leído y contado pero no por sufrido, aunque algunos si fueron privados de derechos y libertades por ser familia o simpatizantes de la causa, mal llamada a mi juicio, republicana. Si sufrieron, su desgarro fue menor porque nada es comparable con la dureza vivida en los frentes o con las imágenes de cadáveres semienterrados entre las ruinas de un bombardeo. La carga emocional, por lógica y fortuna, ha ido disminuyendo a pesar de que algunos se empeñan en alimentarla y son más guerracivilistas que los que combatieron en primera fila hace ya casi noventa años. Me sumo a las palabras de David Uclés (Úbeda, 1991) que asegura que “los biznietos podemos escribir con más libertad sobre aquella guerra que partió España en dos en 1936”. Me gustaría añadir que seguramente con mayor objetividad también.

Es por todo eso que me asombra que José Fernández Escribano, testigo directo de los tres años de guerra en Pozoblanco encontrara su margen durante la propia guerra y escriba sobre la humanidad de personajes decisivos en el desarrollo de las hostilidades en aquella zona. Asegura que “su amistad fue tan íntima con el Aquiles como con el Héctor de aquella contienda. Amigos entrañables fueron Juan García y Joaquín Cabrera, nacionalistas. Igualmente se encontraban entre sus amigos Joaquín Pérez Salas, Rafael Rodríguez, Emiliano Mascaraque, Manuel Castro Molina e Ildefonso Castro, republicanos. Con todos ellos conviví, comenta, y todos me tuvieron por cordial amigo”.

Achaca a su buena suerte, y sobre todo a la Providencia, el haber podido desempeñar el cargo de telegrafista en Pozoblanco durante más de cuarenta años, puesto de máxima confianza, desde antes de la guerra, durante la guerra y después de la guerra. Por su mano pasaron documentos vitales e históricos secretos. Él siempre mantuvo el secreto profesional.

Su afición literaria le llevó en 1985 a narrar y valorar lo que “a su entender” debe ser contado. Además, está seguro, que si vivió y sobrevivió, si conservó cierta ecuanimidad y libertad de espíritu –en circunstancias tan críticas- debe hacer partícipes de sus conocimientos a quienes así lo deseen.

Termina su pequeño prólogo con un párrafo que se me antoja delicioso. Dice así: “Si el lector encuentra demasiado bondadoso a algún personaje que creyó malvado, o viceversa, debe recordar la frase del clásico que hace suya: “Amigo de mis amigos, pero más amigo de la verdad”. Esta frase en los tiempos que corren de fake, postverdades, medias verdades, baratos politiqueos y mentiras galácticas es un torpedo en la línea de flotación de ese perverso mundo que tantas falsedades e intereses esconde.

El libro es una pequeña colección de valores éticos y morales. Está lleno de buenas y bonitas enseñanzas cualitativamente importantes.

Sus coordenadas temporales se sitúan entre el 17 al 30 de marzo de 1937, fecha en la que los nacionales lanzaron una tremenda ofensiva sobre los Pedroches y en concreto sobre Pozoblanco, plaza que se les resistió por el buen trabajo de Pérez Salas.

Tiene observaciones realmente interesantes sobre las condiciones de vida que atravesó la gente durante la guerra y primeros años de postguerra: comidas, pueblos evacuados (Pozoblanco sin tarugos), clima de ciertos días, reflexiones sobre lo que estaba ocurriendo, ambiente alrededor de los pueblos (mucha gente se fue a vivir a las huertas, al campo, a los cortijos para evitar los bombardeos), soledad, impunidad de la soldadesca, miedo …..

A pesar de los años, por los temas que toca y el tremendo humanismo del autor es un libro que transmite paz y serenidad. ¡Lástima que no tuviera más páginas!

Contraportada




miércoles, 13 de marzo de 2024

Amnistía de los 24

 

Protestas de Tsunami contra la sentencia del "proceso"

Amnistía tiene la misma raíz que amnesia. La RAE define la primera como un perdón retroactivo de cierto tipo de delitos que extingue la responsabilidad de sus autores y la correspondiente pena. Yendo a nuestro caso concreto, Amnistía de los 24 (24 de julio 2023 y aplicada en el 2024): si el Estado amnistía es que reconoce que se equivocó y por tanto pide perdón por los daños causados. Craso error en el asunto del procés. Explicaré por qué.

Resulta difícil añadir algo nuevo a todo lo que los medios han comentado desde el pasado 24 de julio 2023, fecha clave inmediata posterior a las elecciones generales, sobre la ley de amnistía que el Estado Español va a conceder a los, hoy, delincuentes del proceso catalán. Pero es tan grave todo esto que, aún a riesgo de repetición, hay que volver a dejar constancia. La definición de la RAE lleva explícito que se concede a “cierto tipo de delitos” o sea a personas que han delinquido. Aunque resulte trabajo arduo, nunca estéril por muchas cortinas gubernamentales que el Gobierno de Sánchez coloque, es solidario, y casi obligatorio moralmente, sumarse a la inmensa mayoría de la sociedad española que clama en contra de una amnistía que tergiversa la realidad, su sentido y su significado. El Estado no tiene que pedir perdón por aplicar la legislación vigente. No quiero circunscribir mi rechazo a “esta amnistía” a España. Estaría en contra de esta medida en cualquier otro país del mundo si coincidieran las mismas circunstancias. Es una amnistía “contra natura”.

Estoy en contra de esta amnistía porque para nada refleja el sentir de la sociedad civil. La mayoría –se habla del sesenta o setenta por ciento de la ciudadanía- la rechaza, incluidos sectores de la izquierda. El Gobierno, con un detestable paraguas paternalista, nos trata como si fuéramos niños que no sabemos lo que nos conviene y nos dice: “Tú déjate querer que yo sé lo que te viene bien”. El Senado está en contra, medio Congreso de los Diputados también además de Gobiernos Autónomos, Diputaciones, Ayuntamientos, asociaciones y entidades de todo tipo …incluso hay ilustres letrados e instituciones que dicen que es ilegal ¡Esta amnistía tiene demasiada gente en contra! Pedro Sánchez lo sabe, pero pasa con tal de consolidar su propio interés.

No estoy de acuerdo con esta amnistía porque su texto está dictado por los mismos delincuentes que atentaron gravemente contra el bien común, sin importarles la convivencia ni el dinero público. Solo miraron su ombligo y sus intereses. Sánchez se ha limitado a tomar apuntes de los deseos dictados. Los nacionalistas radicales catalanes golpearon la Constitución con toda su mala intención. Fue un acto consciente, pleno de insolidaridad, deslealtad y egoísmo. Aparte de su ilegalidad. De ahí su judicialización. El texto de esta ley “ad hoc” está impuesto por aquellos que se benefician. Una vergüenza y un despropósito. Es una autoamnistía en toda regla. Solo le falta poner los nombres y apellidos de los que se aprovechan.

Estoy en contra de esta amnistía porque rompe por completo el principio de igualdad entre españoles. Muchas personas por mucho menos están en la cárcel y tienen hipotecado su patrimonio personal. Los independentistas catalanes que protagonizaron el llamado “proceso” son unos privilegiados y para colmo son políticos. En mi cabeza no cuadra tanta cesión por parte de un primer ministro y su gobierno en un estado de derecho.

No estoy de acuerdo con esta amnistía porque es un espantoso intercambio de cromos: Amnistiar a Puigdemont y a los suyos a cambio de la investidura de Pedro Sánchez como Presidente. La Moncloa por impunidad. Y todo esto ocurre en el ámbito de la élite política. Si eso no es corrupción política ¿qué otra transacción podría serlo? Yo te perdono tus contrastados delitos a cambio de que votes en el Congreso mi permanencia en la Moncloa. Podrá ser una medida legal –doctores tiene la iglesia- pero es terriblemente injusta e inmoral. Para más inri, no podemos olvidar que, ante el golpe independentista, Pedro Sánchez estuvo de acuerdo en la aplicación del artículo 155 y se ha pasado casi cinco años presumiendo de su interés por colocar a Puigdemont delante de la justicia. Incluso habló de endurecer las penas.

Estoy en contra de esta amnistía porque aquí no se ha negociado nada. Pedro Sánchez se ha limitado a obedecer. Siento una terrible impotencia viendo que nuestro Presidente se arrodilla ante el chantaje de un prófugo, animador del terrorismo callejero que está pendiente de ser culpable de alta traición por los contactos mantenidos con Putin. Todo es demasiado grueso.

No estoy de acuerdo con esta amnistía porque debilita la dignidad de un Gobierno ya débil, debilita al Estado, debilita a la Administración de Justicia y, a mi juicio, debilita el estado de derecho y la separación de poderes. Aquí solamente ganan Puigdemont y un Sánchez marioneta de este.

Estoy en contra de que una ley tan importante como esta, que ha dividido al país, se tramite por el procedimiento de urgencia, pese al aviso del Senado, letrados, Comisión de Venecia, etc… saltándose informes, debates y filtros. Demasiadas prisas impuestas por el de Waterloo.

No estoy de acuerdo con esta amnistía porque la actitud de los independentistas es prepotente, avasalladora y chulesca. Su comportamiento y declaraciones son del más puro estilo caciquil. Su tono es humillante y causa bochorno ajeno. Además estoy convencido que esta amnistía no ayudará ni a la convivencia ni a la normalización de Cataluña porque los radicalismos nacionalistas son insaciables y no dejarán de pedir y pedir y pedir. Según ellos la represora España tiene una deuda eterna e infinita con Cataluña, impagable. Por mucho que se les dé, querrán más. Aún no fueron amnistiados y ya está diciendo que lo volverán a hacer –declaración unilateral de independencia- que se publiquen las balanzas fiscales[1] para que se vea el maltrato monetario a Cataluña, que si un concierto económico especial, expulsión del español de las aulas, etc, etc… Creerse únicos y exclusivos es lo que tiene. Lo peor de todo es que Sánchez les hace caso sabiendo que son de los más ricos de España y que asumen ideas de la extrema derecha, aparte de una malísima gestión económica a lo largo de los últimos años.

A veces pasa por mi cabeza que Marruecos y Puigdemont están en conexión y disponen de información privilegiada sobre Sánchez y su gobierno, ya sean documentos, cintas, los móviles del propio Sánchez, Marlaska y Margarita o la injerencia rusa. Aparte de eso Puigdemont tiene los siete votos que lo mantienen de Presidente y Marruecos –muy apoyado por EE.UU. últimamente- controla la emigración ilegal, tráfico de drogas, comercio por el estrecho, etc… y no deja de tener en su punto de mira a Ceuta y Melilla y varios islotes más. Uno y otro, Puigdemont y Marruecos pueden hacer mucho daño a Sánchez. Ambos le han tomado la medida y ambos obligan al Presidente a aceptar sin responder o a hacerlo muy débilmente.

Todo esto ocurre en medio de un escandalazo que huele mal: varios Ministerios aparecen implicados en una sospechosa trama de comisiones, caso Koldo, por la compra de mascarillas. Fue durante el estado de alarma, en plena pandemia. Para colmo, por medio de un tal Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF, existen sospechosas conexiones con ayudas que el Gobierno concedió a Air Europa y con las maletas venezolanas del Delcygate. Un Ábalos, piedra angular de Pedro Sánchez, abandonado a su destino se ha pasado al Grupo Mixto. Por aparecer hasta aparece el nombre de Francina Armengol, tercera autoridad del Estado, ligada a una dudosa compra de mascarillas inservibles y la esposa del presidente del Gobierno con unos extraños contactos con empresarios que recibieron dinero –al parecer excesivo- por parte del Gobierno de Sánchez para reflotar sus empresas. Todo esto se investiga. Cada día salen nuevos datos y mascarillas, Delcygate y Air Europa se extienden como una mancha de aceite. Por cierto que me parece una burla y una tremenda falta de respeto que a Sánchez le pregunten por el caso "Koldo" y utilice los asesinatos del 11M para responder.

Ante todo esto, amnistía y corrupción, la Administración de Justicia es la presa más codiciada en esta lucha política sin cuartel. Al poder político le sienta muy mal la ley y una Administración de Justicia independiente. Por ahí navegan, con mayor o menor acierto, la Fiscalía General del Estado, el Consejo General del Poder Judicial –pendiente de una horripilante renovación- la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. El mejor favor que pueden hacer Gobierno y oposición es dejar en paz a los jueces, que los dejen trabajar, que dejen de manosear al Poder Judicial, pero me temo que eso será difícil.

Espero que la ciudadanía, tintada de una polarización provocada e interesada, opte por la moderación y la crítica argumentada y exija a los políticos un comportamiento digno y respetuoso porque la sana convivencia entre todos los españoles es, desde la Transición, nuestro mejor tesoro. Las actuaciones políticas deplorables, tienen que ser deploradas y desde luego no necesitamos a ningún mesías político que nos salve y nos diga lo que tenemos que hacer. 

Si la mayoría social española no quiere la amnistía, esta no debería de producirse. La amnistía debería de haber ido en el programa electoral del PSOE o bien someterla a referéndum. Esto de todo para el pueblo pero sin el pueblo ya sabemos que es puro despotismo, ilustrado, pero despotismo. Por coincidencia de fechas, que no de hechos, siempre nos quedará Portugal y Antonio Costa.



[1] Las balanzas fiscales que la Agencia Tributaria va a dar a conocer es un dato incompleto ya que faltará el conjunto de inversiones que el Estado realiza en Cataluña, pero servirá a Puigdemont y a su gente para seguir pregonando su victimismo como región poco favorecida.

martes, 5 de marzo de 2024

La serenidad

 

Clevedon, UK, febrero 2024

La serenidad es de color azul o de un verde esmeralda como el color del mar. Imaginar la serenidad no es fácil pero la podemos soñar como un océano sin oleaje, similar a la superficie del agua que puede contener un plato. Serenidad significa quietud o movimiento armónico, una danza suave, acompasada y rítmica, más bien un poco lenta como le ocurre a algunas de las obras de Peteris Väsks, compositor letón. Väsks, enormemente influenciado por las cuestiones medioambientales, escribió “obras tonales largas, lentas y contemplativas con un fuerte sentimiento por los lagos, los bosques y el paisaje en general.” Su Música serena lo identifica pues no parece tener principio, centro, ni fin, nada amenazadora. De sus notas se desprende el lamento por su país ocupado, Alemania y Rusia, pero tiene la virtud de no caer jamás en lo enfermizo. Siempre le queda una serena puerta a la esperanza. Es llamativo como la serenidad se asocia con frecuencia con la Naturaleza, a pesar de la violencia que encierran algunas de sus manifestaciones.

Hay espacios propicios al cultivo del sosiego. Así resulta indiscutible que el ambiente de recogimiento y silencio que en general se desprende en el interior de centros de meditación, iglesias, salas de spa, etc. ayudan a las personas a encontrarse con su serenidad y así participar de cierta plenitud. Es una sensación parecida a volar, comparable con el vuelo de un águila estática que avanza suspendida en el aire. La introspección eleva el espíritu. Curiosamente, esa desconexión te conecta contigo y te produce paz.

Geuensee, CH, enero 2024

La serenidad se aprende, se ejercita, se entrena como un músculo. Se logra con esfuerzo al calor de una lumbre interpretando el fuego, el color de las llamas y el crepitar de un tronco. La montaña en su cima te premia con dosis calculadas de tranquilidad. La altura parece estimular una calma interior que te acaba saliendo por las extremidades, a modo de masaje oficiado por manos invisibles. Desarrollar un hobby o la práctica del yoga ayuda a rebajar los niveles de estrés y de ansiedad y por tanto aumenta tu equlibrio.

Observar a diario el rostro sereno de un anciano que sonriente te anuncia buenos días es un tremendo privilegio. Un premio de lotería emocional que supera con creces los premios en metálico, aunque, ciertamente, es cuestión de valores. La cara de un bebé que sueña con despreocupación al calor de un hogar o en unos brazos que lo abrazan es otro manantial de sosegada luz.

Es grato leer noticias sobre la serenidad que manifiesta el cirujano en una complicada operación o aquellas que se refieren al éxito de un piloto de avión de pasajeros ante un viento difícil en el aterrizaje. Sorprende la firmeza tranquila del cuerpo de bomberos frente a la atrocidad de un fuego o la calmada y rápida actuación de un equipo de emergencia en un inesperado desastre natural. Todos, templados por unos nervios de acero y una compacta formación, suelen ser un ejemplo de profesionalidad y de eficacia.

La Morra, Los Pedroches, Córdoba, España

Ante el tamaño y cantidad de barbaridades que con frecuencia destila el ambiente político –auténticas provocaciones y enormes tomaduras de pelo en muchas ocasiones- la serenidad es un auténtico bálsamo que conduce a la reflexión y al análisis antes de pronunciar estentóreas respuestas. La serenidad es el hogar donde se cuecen las posibles réplicas u objeciones porque desde ella se trazan los puentes. En un contexto político que alimenta la crispación y las pinturas en blanco y negro, la serenidad se alía con la empatía como manantiales de valores civiles que deben prevalecer. Ante la serenidad, el conmigo o contra mí fallan en su intento de marcar las pautas de una sociedad dominada por la prisa y unas endemoniadas redes sociales.

Es evidente que la serenidad no tiene nada que ver con la resignación ni con el conformismo y mucho menos con la pasividad. La serenidad es el óptimo marco de nuestras argumentadas críticas, es una cualidad de la persona que tiene que ver con las formas. Se puede vivir serenamente, tomar decisiones muy duras y refutar sin contemplaciones y sin levantar la voz.

Por desgracia con serenidad, con frialdad, se puede destilar mucho daño. Como otras cualidades de las personas hay quien las emplea para el bien o para el mal. Aquí hemos querido centrarnos en sus aspectos más virtuosos.

Caminar, atravesar un bosque, andar sobre la nieve, escuchar a los pájaros, dejar que te penetre el rumor de las olas, prestar atención a los rezos en las mezquitas, contemplar una aurora boreal, escucharse entre cómplices, dejarse arrastrar por voces que te acompañan, sentir la lluvia a modo de nana, disfrutar de una copa de vino, … La serenidad, en positivo, tiene muchas columnas. Lástima de su fragilidad.

Serenidad


miércoles, 7 de febrero de 2024

Antenas y demás artefactos

 

En un paseo matutino por pueblos de Los Pedroches, en medio de una despoblación[1] que hasta ahora nadie ha intentado frenar con seriedad, me da por elevar la vista y observar terrazas y tejados. Me sorprendo al darme cuenta de lo poblados que están algunos. Artilugios y dispositivos que el progreso conlleva han anidado en las alturas a modo de erguidos pájaros abstractos y metálicos.

En la década de los setenta del siglo pasado tejados y azoteas se cubrieron de antenas de televisión y también de algunos aparatos de aire acondicionado, aunque buena parte de estos últimos se instalaron, fundamentalmente, en fachadas. Se hablaba de la contaminación del paisaje urbano por la selva de antenas y la acumulación de compresores. Los alzados y shunts[2] se convirtieron en albergues de cables, tubos y aparatos de los más atrevidos y frescos vecinos, provocando que algunos shunts perdieran, por completo o parcialmente, su importante función extractora de malos olores de cocinas y aseos. Con el tiempo se impusieron las antenas colectivas de TV y terrazas y azoteas recuperaron su imagen primitiva, aunque rápidamente nos invadieron las antenas parabólicas que, aun siendo menos numerosas, volvieron a metalizar y colonizar las alturas. Incluso algunos balcones cambiaron flores por parabólicas y aparatos de aire. A todos ellos se unieron algunas altísimas antenas de radioaficionados que pinchaban las nubes, dando la sensación de que cualquier bloque podría ser un centro de oscuro espionaje o una pequeña sucursal de la NASA.

               Después vinieron los teléfonos móviles y volvimos a las andadas. Muchas azoteas y terrazas fueron alquiladas para la instalación de gruesas antenas y enormes repetidores. Algunas comunidades de vecinos se resistieron por aquello de que la concentración de ondas electromagnéticas pudiera resultar perjudicial para la salud, pero al final, si no la ponías tú la ponían tus vecinos. Tus vecinos cobraban un alquiler y tú padecías un nivel similar de la posible contaminación electromagnética. Resultado: ciudades y pueblos, también los campos –sobre todo las proximidades de las carreteras- se poblaron de unas super gigantes antenas que aseguraban la cobertura de millones de móviles. A miles de montañas le salieron unos cuernos metálicos, receptores y emisores de trillones de conversaciones e imágenes cifradas que, con demasiada frecuencia, publican las revistas y los periódicos porque todo se graba. Los “Grandes Hermanos”, que almacenan cantidades gigantescas de información, nos siguen, nos vigilan y nos persiguen. Si no que se lo pregunten a Elon Musk, Nueva Divinidad en el templo del ChatGPT.

Ahora las azoteas se han convertido en elevadas parcelas de negocio de las eléctricas. ¡Ponga un panel en su bloque y si son cuarenta, muchísimo mejor! El asesino efecto invernadero ha encontrado en el Sol y en el Viento su mayor enemigo. Será a costa de poblar los campos de centrales eólicas y solares y también tejados de las casas y las partes altas de los bloques. Como decía al principio, las azoteas y la creatividad humana van de la mano, no tienen límites. Igual te encuentras un helipuerto, una piscina, un restaurante, un bar de copas que una minicentral de energía solar. Otra vez el paisaje, tanto rural como urbano, alterado, aunque esta vez parece que es por una buena causa: mejorar la salud de la Tierra y de paso la nuestra.

De todas formas creo que ingenieros, arquitectos, constructores y gobiernos deberían de ser más previsores y lo mismo que se hace una red interior en los bloques de teléfono, agua, internet, TV, calefacción o frio, en las próximas construcciones deberían de incluirse sistemas integrados que no alteren tanto el paisaje. Supongo que como la ciencia avanza una barbaridad nos proporcionará paneles mucho más eficaces, más duraderos y de menor tamaño y con nanocélulas metidas en molduras del tamaño de una tableta de chocolate podamos atender las necesidades energéticas de un hogar medio.

La Ciencia y Tecnología en el 2050 seguro que nos sorprenderán. Solo tenemos que mirar la evolución de la industria del sonido en las últimas décadas. En música, el recorrido de los vinilos a youtube ha sido vertiginoso, pasando por las cassettes, los CDs, el pen, Spotify, etc… Qué decir de la peregrinación del teléfono por medio de operadora a los móviles de hoy, pura acrobacia tecnológica. Si aterrizamos en el campo de la energía, estamos sustituyendo el carbón por el hidrógeno lo que supone un salto descomunal. Robots que operan o que acompañan. Todo irá bien siempre que el planeta azul siga siendo verde y un bosque de pinos o una dehesa no se transformen en frondosos parques de paneles, antenas o aerogeneradores. ¿Alguna solución para quitar de en medio las viejas torres que soportan la red de alta tensión?

De todas formas, he de advertir que lo que más me preocupa es que nos cambien la humanidad del hombre y nos hagan esclavos de una tecnología o de ambiciosos y fanáticos líderes populistas. Los asedios a nuestra libertad y a nuestra democracia son reales. El espíritu crítico se está sustituyendo por el pesebre de unos miles de euros y obediencia. Espero que siempre permanezca una masa crítica de personas que inicien la reacción en cadena del sentido común, de la honradez, sin demagogia ni cuentos chinos. Los dictadores no descansan y últimamente se disfrazan de urna y de pueblo. Un peligro sin duda.



[1] Según el blog Solienses Los Pedroches han perdido 5.303 habitantes en los últimos quince años.

[2] El shunt de ventilación es un conducto que parte desde su vivienda hasta la salida del tejado y sirve para evacuar el humo y los olores que se acumulan en la habitación dónde está, p.e. baño y cocina.

miércoles, 24 de enero de 2024

La gran ocasión

 


Aún se me agría la leche y se me cuaja el pensamiento cuando recuerdo la posibilidad que tuvimos, en abril de 2019: al PSOE + Ciudadanos se les presentó la oportunidad de gobernar España. Con desazón, no comprendí –ni comprendo- por qué el PSOE no quiso formar gobierno con su eterno rival el PP. En Europa fuerzas similares lo hacen y no pasa nada, pero el PSOE de Pedro Sánchez pudo elegir también al C’s de Rivera y no lo hizo. La estadística lo avalaba con 123 diputados socialistas más los 57 de Ciudadanos. La suma daba una holgada mayoría absoluta: 180. Con el Congreso bien amarrado, el Gobierno podría haber establecido diálogo con todos los demás partidos y conseguir mejores números para acuerdos puntuales o en temas concretos. Socialistas y Liberales, dentro de la más pura tradición europea, hubiera sido un buen tándem. Guardo la impresión de que aquel resultado deslumbró a C´s y descolocó al PSOE. El caso es que por ambición, inmadurez o desconfianza –de líderes o de partidos- aquella alianza se difuminó en el tiempo. C’s lo gestionó peor que el PSOE y lo pagó caro en la repetición de elecciones, pasando en noviembre de ese año de decisivo a testimonial.

Hoy, a 19 de enero de 2024, con el Gobierno de la nación, PSOE + Sumar, en manos de un prófugo de la justicia investigado por la Audiencia Nacional por terrorismo, recuerdo aquella enorme ocasión perdida del 2019 y considero que antes de que cristalizara definitivamente esa ley de amnistía –denostada por la mayoría de los españoles y –recientemente- por un exhaustivo informe de los letrados del Congreso que sostienen que su aplicación implicaría una reforma constitucional- debería de producirse lo que llevo pidiendo desde hace años: un acuerdo PSOE-PP & PP-PSOE. Es la gran ocasión en este 2024.

El acuerdo se desprende fácilmente del resultado de las elecciones del pasado mes de julio: En el Congreso ambas fuerzas suman el 73’71% de los diputados (137 PP + 121 PSOE: 258 de 350). Esos diputados están avalados por el 64’74 % de los votos. La ocasión es única e irrepetible para construir una España que encare con seriedad, en paz y sana convivencia otros cincuenta años de futuro por medio de trabajos y personas responsables que tengan visión de Estado y como referencia a todos los españoles. Ni la nación ni el gobierno pueden estar al capricho y confusas legalidades de un partido xenófobo de ricos independentistas con cuentas pendientes con la Justicia.

La Constitución necesita ajustes imprescindibles –cambiar una palabra ha sido importante- pero se necesitan bastantes cambios más y de mayor calado. Debe ponerse orden en la Administración de Justicia y despolitizar sus órganos clave. La Economía es lo que nos permite el estado de bienestar y el ejercicio de las libertades: ponerse de acuerdo en déficits, balanzas fiscales, financiación autonómica, Seguridad Social, política de rentas, fondos europeos, impuestos etc…. le sentaría de maravilla al país y a la gran mayoría de los españoles. A mi modo de ver Sanidad y Educación, vitales, vitales, vitales, necesitan mantener parámetros esenciales comunes en esta España diversa y plural porque corremos el riesgo de desintegrarnos. Siempre he dicho que la diversidad tiene un elevado porcentaje de cosas en común. La misma gestión del agua, en el ámbito nacional, puede resultar un tremendo problema: los acuerdos entre trasvases, desalinizadoras, regadíos, turismo, etc… a mi juicio son insoslayables. Es absurdo que media España tenga agua de sobra y la otra media se quede con sed. El asunto de las relaciones exteriores requiere una pensada y actuaciones en común … Exteriores no puede ser una veleta loca que se mueva a bandazos. A mi entender faltan criterios y embajadores de carrera. Sobran criterios de partido y embajadores de partidos. Los funcionarios siempre han sido vitales para el funcionamiento diplomático de un país: los políticos se van o cambian, los funcionarios permanecen por mucho que cambie un gobierno.

Si PSOE y PP no aprovechan esta coyuntura, como todo por desgracia parece indicar y hacemos depender el futuro de los españoles, de TODOS Y DE TODAS, de partidos independentistas que están hartos de decir que el resto les importamos un pimiento, nos vamos a arrepentir. Personalmente no me gusta ni la letra ni la música. Creo que la sensatez que necesitamos habita en las zonas de empatía entre la izquierda y la derecha, ambas civilizadas. Admito la existencia de los extremos pero no los comparto, porque la ciudadanía española sensata siempre ha estado alejada de las extremidades. Es sano rehuir de los extremos como el gato del agua….. el problema es que hay provocadores interesados en que los extremos existan. Opto por la moderación y la medida sabiendo que eso molesta en los extremos. Los sectores izquierdistas y derechistas proclives a tender puentes con el adversario no podemos perder la batalla frente a quienes a ambos lados proclaman “al enemigo, ni agua”. En la clase política, echo de menos mayor madurez, más pensar en la España de todos, más humildad. Ante populismos exacerbados, nacionalismos insolidarios, independentismos ombliguistas y cerriles y dañinas crispaciones no es fácil mantener la calma, pero tenemos que hacerlo.

viernes, 5 de enero de 2024

¿Disciplina de voto?

 


El asunto de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno de todos los españoles presenta múltiples recovecos y variados matices. Ser presidente constitucional con el apoyo de las fuerzas políticas que pretenden cargarse la Constitución, no deja de ser una tremenda paradoja, solo entendible por el catálogo de concesiones y vaselinas que nacionalistas e independentistas reciben de su parte. Cada vez que haya una votación en el Congreso somos muchos los que pensamos que “la disciplina de voto” no es una postura digna, si el diputado-a piensa lo contrario.

En Normas / Reglamento del Congreso Cap IV – Art 79.2 podemos leer: “El voto de los Diputados es personal e indelegable”. Está más que claro que el dueño, el responsable último del voto, es la persona que directamente ha elegido la ciudadanía de Cuenca, Sevilla, o Barcelona. La relación que un-a diputado-a tenga con el partido por el que se presenta es también de su exclusiva responsabilidad. De hecho, los partidos, por su interés, admiten entre paréntesis aquello de “independiente”. Lo que resulta transparente y de fácil entendimiento es que ni el diputado ni su voto pueden ser “secuestrados” por los aparatos de los partidos ni por sus líderes. Nuestro Estado de Derecho ampara la libertad de voto, la libertad de votar en conciencia y a veces ocurre que la conciencia del diputado no coincide con la que su líder o el partido le quieren imponer.

Hay que recordar que en unas elecciones generales, un diputado es elegido por un territorio, en concreto por una provincia, lo cual implica una correlación directa entre voto y defensa de los derechos e intereses de esa circunscripción electoral, consideración que muchos diputados subastan en el Rastro de la política, con todos mis respetos para ese mercadillo madrileño. No creo que nadie vote en Pamplona pensando en defender los intereses de Valladolid, ni viceversa.

Yendo a lo concreto, y con la ley por delante, un diputado del PP podría haber votado a favor de la investidura de Pedro Sánchez aunque su partido hubiera ordenado lo contrario. También hubiera podido ocurrir que algún diputado del PSOE votara contra esa investidura. Ambas posturas las ampara la legalidad.

Con seguridad podemos afirmar que a los diputados rebeldes, del PSOE o del PP, o de cualquier otro partido, les caería un aluvión de insultos, apertura de expedientes y presiones de todo tipo … porque la partitocracia no perdona … pero conviene recordar que esa rebeldía forma parte de nuestro sistema democrático. Otra posibilidad, cuando no se está de acuerdo con las directrices del partido es renunciar al acta. Lo único que un diputado no puede hacer es defraudar a sus electores y optar por posiciones que nunca se dijeron en campaña electoral o incluso se recomendó lo contrario. Eso es un engaño imperdonable, una sinvergonzonería total y una bomba de hidrógeno contra la Ética y contra la democracia.

Entiendo que en la investidura de Pedro Sánchez todos los diputados socialistas votaran que sí, por cierta coherencia y responsabilidad –aunque eso ya no se lleve en el ámbito político- a pesar de que a algunos-as los pactos comprometidos con los independentistas no les agrade para nada, pero su militancia socialista les llevó a elegir, por lógica, un presidente idem. La elección entre política pasión frente a política razón se repite a diario.

Considero que “la cosa” se puede complicar en cualquier votación de la legislatura, sobre todo cuando a un socialista de Extremadura, Castillas o Andalucía, el partido o el efímero líder le pida su voto para perjudicar a su región a cambio de beneficiar a otras más ricas y privilegiadas –léase Vascongadas y Cataluña. Si un elegido vota contra sus propios votantes, la esquizofrenia se instalará en las cámaras y acabaremos todos contagiados con los ojos cruzados mirando la nariz en su punta. Esta locura parece ya afectar al señor Sánchez pues según se ha publicado –a bombo y platillo- se aprobarán leyes que solo beneficiaran al País Vasco y a Cataluña, lo que aumentará la desigualdad y quebrará el equilibrio social de la solidaridad. Esperemos que cambie de opinión y opte por el mayor bien común posible.

Es que un diputado no se puede reducir a un muñeco mecánico que aprieta el botón que su jefe le indica. Sabemos que la obediencia cotiza en el ascensor de la política, pero el límite de perjudicar a la ciudadanía que lo votó es una línea que la digna conciencia no debe  transgredir.

Si los independentistas van a analizar con lupa todas las leyes que pasen por el Congreso para beneficiar a su tierra y a los suyos en detrimento de todos los demás, diputados socialistas y populares haciendo uso de su libertad de conciencia y sus promesas, deben de procurar el bienestar del resto del mapa, evidente mayoría social, claramente en desventaja al no contar con fuerzas políticas nacionalistas. En el PSOE se ha cambiado de potenciar lo común a potenciar las diferencias y eso, en mi opinión, es nefasto y nada ético.

Un diputado no es marioneta ni esclavo de su líder y mucho menos prisionero de su partido. Aquí tenemos mucho que aprender. Mantener el poder, a toda costa, el poder por el poder, es un suicidio moral para la dignidad de las personas y un mal ejemplo para todos. Es bochornoso el espectáculo de las votaciones en bloque por sistema. Eso solo ocurre en las democracias de baja calidad. Cobrar por apretar el botón que te digan e irte luego de copas o a tu casa es humillante. Ay lo de la democracia interna de los partidos. Los partidos tienen que modificar esos aberrantes comportamientos que asocian al diputado-a con un encefalograma plano haciéndolos invisiblemente necesarios.

Es que lo de los partidos manda hue ….! Si un diputado vota en conciencia y decide con arreglo a su ética, rápidamente es acusado de transfuguismo y le cae un diluvio de insultos, acoso, vacío, expedientes, amenazas de dejar al pariente en el paro, etc… A veces me pregunto ¿por qué vence casi siempre la versión más nefasta de la política, los acuerdos infames, puestos inmerecidos, favores incorrectos, enchufes, privilegios, etc, etc…? Mientras tanto la ciudadanía que paga el festín permanece impotente y olvidada y los diputados, en su mayoría, pensando en el pesebre. ¿Es eso la política?

 

 

 

 

 

 

martes, 12 de diciembre de 2023

Espíritu navideño, espíritu democrático

Fue al inicio del mes de diciembre cuando redes sociales y calles comenzaron a llenarse de esa magia tan especial que  asociamos con la Navidad. Ya teníamos fuertes indicios en el mes de noviembre, pero diciembre siempre lo supera en cantidad y calidad, aunque es cierto que cada año que pasa, el Adviento y su significado se alejan del ambiente de estas fechas. Entre todos –sería dificilísimo encontrar un culpable- lo hemos sustituido por compras, regalos, marketing, comidas, vacaciones y diversión. Algo muy propio de la terrible sociedad de consumo que nos consume y que nos amenaza con rebajar nuestra humanidad a unos niveles ínfimos por medio de –la muy mal llamada- inteligencia artificial. Mal llamada porque así dicha parece que es algo que va por libre, que ha crecido sola e independiente, cuando en realidad es un sistema que han creado y manipulan unos pocos para sus inconfesables intereses. La IA se adelanta a nuestro deseos, es más nos los crea, y dentro de muy poco serán las máquinas las que nos certifiquen aquello que está bien y lo que está mal. Serán los big-data los que separen lo justo de lo injusto. El hombre, la mujer, pasará a ocupar un puesto secundario. ¿Se imaginan a una máquina dictando sentencias o decidiendo cantidad y modelo de pensión que nos corresponde? Pues eso. Lo de diseñar un inmueble o lo de escribir un libro es, desde hace algún tiempo, pecata minuta.

               Por mi formación, edad y años vividos no puedo renunciar a los mensajes tradicionales que lanza la Navidad, por cierto, semanas muy tristes para bastantes por las inevitables ausencias y la calidez de los recuerdos. Pero la Navidad es familia, se asocia con la Paz – estaría muy bien acordar estos días una tregua indefinida en Ucrania y Palestina-, en ella se reúnen los amigos y están muy presentes las personas de buena voluntad, personas pegamento en mi argot demasiado escasas en el mundo de hoy y en particular en la política nacional.

               Sin saber bien porqué, pero con mis certezas, uno la Navidad con la Democracia, aunque cada palomo viva en su palomar. La democracia es consustancial al respeto, escucha, convivencia, intercambio de pareceres, consenso, diálogo, ausencia de muros, presencia de puentes, acuerdos, concordia … de alguna forma los aspectos sociales y civiles del Espíritu Navideño se identifican con la sensata Actitud Democrática que debería presidir las redes, las calles y las instituciones. Estoy absolutamente convencido que esta coincidencia repercutiría positivamente en innumerables ganancias generales. Espíritu navideño y actitud democrática serían dos aliados imparables.

               En este sentido, voy a incorporar aquí tres mensajes, a mi juicio espectaculares, que espero no os aburran. Son mensajes diferentes, densos, pensados, con la sana intención de ablandar corazones y orientar posiciones. Son mensajes de gente que sabe más que yo y que han ocupado un lugar significativo en la historia. Entiendo que les vendrían especialmente bien a los ambiciosos, a los egocéntricos narcisos, a los egoistas y mentirosos y a todo aquel/aquella que manipula la democracia en beneficio de sus propios intereses. También para los excluyentes y a los soberbios sordos. En general, son reflexiones para la gente preocupada por un mundo mejor, para las personas que quieren respetar a los que les rodean, para todos aquellos que no tienen demasiada prisa y se paran a escuchar o buscan una salida oxigenante y fresca en medio de un borreguismo oscuro, hedonista y egoista que aniquila esa positiva humanidad que tanto bien produce. Creo que en el fondo este texto, es una llamada de emergencia, un grito escrito para avivar rescoldos de buena voluntad.

                La primera es una impresionante reflexión de Carmen Martín Gaite expresada en las redes por medio de Ada Torres. No necesita explicación ni comentario. Se explica por sí sola.

 

    La segunda es un enlace que corresponde con la escena final de la película “Esta tierra es mía”, de 1943. Protagonizada magistralmente por Charles Laughton, que interpreta al profesor Albert Lory; y, por la bellísima Maureen O’Hara, que interpreta a la profesora Louise Martin. Albert Lory, el maestro, lee a sus alumnos varios artículos de la Declaración de los Derechos Humanos.

            

    La tercera es el maravilloso discurso con el que Charles Chaplin termina la película de “El gran dictador”. En 1940 y fechas posteriores, los dictadores eran fácilmente identificables. Hoy, con tanto marketing y tanto enredo de redes sociales lo tenemos más complicado pues intentan disfrazarse de demócratas. Las dictaduras y dictadores son más sibilinos y disponen de muchos más recursos para su maquillaje. De todas maneras esta película es una joya atemporal rellena de sensatas advertencias y saludable esperanza. A pesar de sus ochenta años, el discurso final es de rabiosa actualidad, y el largometraje sigue siendo muy entretenido. La obra, una genialidad genial, la podemos identificar con un singular icono de la historia del cine.

           Los tres mensajes elegidos, cada cual con su perspectiva, apuntan a la conjunción, al casamiento del espíritu de la Navidad con la actitud de la Democracia. No se dibuja un futuro ñoño y utópico relleno de regalos, pamplinas, hedonismo y superficialidad. En las palabras de los tres se habla de humanidad, de la intensidad de vivir, de la importancia de la unión, del respeto y de los puentes. En los tres se detecta la empatía, la presencia de los otros, del compromiso y de la Ética.

               Si no creemos en el Adviento, fortalezcamos al menos la Sociedad Civil contagiando la Democracia de navidad y la navidad de democracia. Colaboremos en construir un mundo sensiblemente mejor, dándonos cuenta de que no formamos parte de su ombligo.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Una apuesta por la Concordia

 

Plaza de La Concordia (Sevilla) 

               Hubo un tiempo en el que a los comunistas, y a las comunistas también, los acusaban de tener rabo. Eran seres molestos, grotescos, anómalos. La Transición, con Adolfo Suárez a la cabeza, demostró que todos ellos, y ellas, eran personas tan normales y tan españoles como todos los demás. Es más, tenían hasta derechos. Por fortuna para todos, con la aprobación de la Ley de Reforma Política, las Cortes Españolas se autodisolvieron (18/11/1976); se promulgó una Ley de Amnistía (15/10/1977) acordada por una amplísima mayoría social y política que benefició a personas de toda clase y condición en todo el territorio nacional (amnistía precedida de dos amnistías parciales en julio 1976 y marzo 1977); la nueva Constitución entró en vigor el 29/12/1978 y por fin el 1 de marzo de 1979 se celebraron las primeras elecciones generales tras el final de los años de franquismo. Todo aquello lo vivimos con esperanza y alegría la inmensa mayoría de los españoles, a pesar de los numerosos asesinatos de ETA y de los atentados terroristas de la extrema derecha, como fue la horrorosa matanza en Atocha la noche del 24 de enero de 1977. En aquellos años se sortearon todas las dificultades políticas, económicas, sociales, militares, etc… Nuestros líderes estaban convencidos, y se emplearon a fondo, de que la única salida era implicar a todo el país en la reconciliación, en el encuentro, en conseguir en la calle y en las instituciones esa concordia nacional que haría de España una nación envidiable en todo el mundo, una nación de paz y de diálogo multidireccional, una democracia liberal, un Estado de Derecho. Todos renunciaron, todos hicieron cesiones.

               Desde entonces, han pasado más de cuarenta años. Somos millones de españoles los que pensamos que la sana convivencia entre personas, instituciones y territorios ha sido y es el mayor tesoro que tenemos. Lo hemos mamado en nuestras familias, lo hemos vivido y comprobado en las calles y en los viajes por todo el territorio nacional y lo hemos defendido en todas las ocasiones y lugares que se nos han presentado. La convivencia por encima de todo. ¿Qué somos diferentes? Pues claro, siempre lo hemos sido y lo seremos, pero ahí está el respeto, la lealtad, la solidaridad, la libertad y la igualdad, valores que nuestra Constitución del 78 rezuma por los cuatro costados. ¿En qué se parece Extremadura a Murcia? La pluralidad es un valor y una riqueza, qué duda cabe, pero no es un valor absoluto y menos un arma arrojadiza para quebrar la igualdad o la solidaridad. La pluralidad entendida como “somos los únicos, somos diferentes” es una aberración interesada y prepotente que solo busca separación y privilegios, porque todos somos diferentes, todos somos únicos. Baste como ejemplo observar a los miembros de la propia familia. Así que ¿Qué decir de una provincia, de una región o de una nación?

               Por todo lo anterior, no me gustó comprobar que en la sesión de investidura de Sánchez como Presidente, este hablara de división y de calificar de fachas a todos aquellos que no estén de acuerdo con él. Él sabe que eso no es cierto. Creo que nuestro Presidente tiene un grave problema cuando dice que va a gobernar para los suyos y que va a levantar un muro, palabra más que preocupante elegida a conciencia. Supongo que se refiere a un muro político-social, concepto bastante más sutil y peligroso que una barrera física. No puedo dejar de recordar a los muros que ETA levantó en el País Vasco –hoy atenuados-, o al racismo que sufrieron los negros en EE.UU. y Sudáfrica o al antisemitismo que Hitler defendió. Por supuesto Sánchez dejó muy claro que él decidirá quién pertenece a cada lado. Desafortunada metáfora esa del muro, creo.

               Tampoco me gustó que Feijóo dijera que cuando las cosas les vayan mal a Pedro Sánchez que no los busque, porque no los van a encontrar. Un partido con visión de Estado no debe decir eso. Dependiendo de la gravedad del tema debiera de prestarse a colaborar con el gobierno. Pero nada, todo el debate de investidura fue de enfrentamiento y crispación. Esa idea la alimenta el conjunto de ministros recién nombrados, donde predomina el perfil político sobre lo técnico. El Gobierno, que debiera ser para todos, parece prepararse más para una etapa de enfrentamiento que para gobernar. El colmo de los colmos lo ponen los independentistas con unos relatores desconocidos que revisarán la marcha de los acuerdos en Ginebra entre Junts y el PSOE, de tal forma que el Gobierno caerá cuando Junts quiera. La guinda del pastel son las comisiones de políticos que analizarán las actuaciones de jueces que estimen pertinentes. Demasiada política entrometida en la justicia con un ministro, Félix Bolaños, que concentra las carteras de Presidencia y Justicia. Con estas mimbres se inicia la legislatura. La meteorología política pronostica tormentas y nubarrones con tendencia a la inestabilidad. No podemos olvidar que el PP tiene mayoría absoluta en el Senado y gobierna en once Comunidades Autónomas.

               La respuesta inteligente que añoramos muchos es la colaboración recíproca PP-PSOE pero lamentablemente hay pocos puentes entre este PP y este PSOE. Los espacios de encuentro los han hecho volar por los aires y el encabronamiento identifica a casi todas las intervenciones, aparte de risas a destiempo, insultos, mentiras, exageraciones, abucheos, gritos, ofensivas ironías, etc. VOX, el máximo aliado de Sánchez por su extremismo, no ayuda nada o casi nada al entendimiento. Por cierto que me reafirmo en mi oposición a las manifestaciones ante sedes de partidos o instituciones y a la violencia que hemos podido ver hace unos días.

               La Concordia mantenida durante la Transición forma ya parte del Patrimonio Nacional inmaterial y no es de recibo que un gobierno basado en una mayoría de minorías dilapide en meses los beneficios que todos hemos acumulado, con tanto esfuerzo, a lo largo de décadas.

               Es evidente que esta amnistía no favorece la Concordia nacional porque está localizada en una sola región muy concreta y focalizada en un grupo de personas con nombre y apellidos. Sencillamente su aplicación desiguala y privilegia y esto se ha dicho por todo tipo de entidades y personas en todos los rincones de España. Si desiguala y privilegia no debiera ser constitucional. Pero lo elemental, lo básico, lo que rechazo de plano es que reconoce españoles de primera y de segunda y todo para satisfacer las ambiciones políticas de Puigdemont y los suyos y de Pedro Sánchez y los suyos. Los colectivos beneficiados están perfectamente delimitados y los beneficios políticos y territoriales, también. Se ha diseñado “un muñeco” con finísima cirugía jurídica y ahora se trata de vestirlo de dignidad, convivencia y bien común. Pues disiento: No se puede poner el Estado Español al servicio de unos pocos y menos hacerlo en mi nombre y con mi aprobación. Capitanear al mismo tiempo la igualdad, la solidaridad y esta amnistía es un acto inverecundo pues carece del consenso y la armonía necesarios. La impunidad que se deriva de la amnistía no concuerda con el sentir mayoritario de los españoles ni con la actitud manifestada por los previsibles amnistiados.

               Ahora bien, mi disconformidad es morigerada y democrática y quiero dejar claro que ni Pedro Sánchez ni su controvertida amnistía merecen que la convivencia con conocidos, familiares y amigos se vaya a pique. La amistad y las relaciones familiares son valores sublimes y su conservación nos obliga a todos a “no meter el dedo en el ojo de aquellos que no piensan como nosotros”. Se puede disentir con cordialidad. Mostrar nuestra orilla no implica bombardear puentes ni destrozar la otra. Es legítimo decir lo que uno piensa, si así lo considera. Las opiniones sobre asuntos públicos son puntos de partida y no debieran ser puntos de llegada. Es por esto que en asuntos de estado, el diálogo tiene que ser multidireccional y no dogmático, exclusivo ni partidista. Hablar solo con los afines no es diálogo, es sectarismo que te reafirma mientras niegas a los que no piensan como tú su sitio y sus aportaciones.

               En la Transición los infinitos puentes se iniciaron desde las dos orillas. Hoy, tengo la triste sensación de que un perverso lenguaje y unos hechos nefastos han hecho saltar por los aires cualquier posibilidad de entendimiento. España es un caleidoscopio de colores intensos y de formas diversas, pero un caleidoscopio. Apuesto porque los tres espejos que lo conforman mediante esta Monarquía Parlamentaria tengan por vértices la libertad, la igualdad y la fraternidad, aunque eso suene a la centralizada República Francesa. En ningún caso pongo en duda la legitimidad del Gobierno. Estoy hablando de otra cosa.

Plaza de La Concordia (París)


martes, 7 de noviembre de 2023

Ley Puigdemont: ley impunidad

 

Puigemont sabe de sobra que lo hizo mal. Pedro Sánchez también es consciente de esa situación. Es por eso que quieren una ley de amnistía amplia, sólida, líquida y gaseosa: amplia, para acoger al mayor número de personas y posibilidades; sólida, porque tiene que tener unas buenas bases jurídicas, sociales y políticas; líquida, para que se derrame por sus bordes y gaseosa para que ocupe todos los espacios disponibles. Una ley que no permita ningún resquicio por el que pudiera penetrar la balanza de la justicia, ni en España, ni, por supuesto, en Europa. De todas formas, cocinar el guiso de la amnistía en España, no implica que se lo coman los tribunales europeos. Lo sabemos de sobra.

En estos meses de contactos y negociaciones, Junts y PSOE tienen que buscar un agujero en el Estado de Derecho Español construido durante décadas. Le llaman ingeniería judicial, cirugía fina utilizando como bisturí las palabras, nanomanipulación de los textos legales. ¡Es el poder! ¡Idiota! Estamos en el campo de la política donde prevalece aquella máxima “marxista”: <<Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros>>.

Es en ese sistema de coordenadas tridimensional, poder, poder y poder, donde se encuadran todos los oscuros movimientos semiclandestinos que están ocurriendo para que Sánchez y su entorno conserven La Moncloa. Oportuna discreción le llaman algunos medios.

Puigdemont tiene a Sánchez y, de rebote, a España donde siempre los quiso tener: arrodillados, humillados, desprestigiados,… Todo se cede en nombre de una engañosa convivencia -los indepes solo ponen la mano- con tal de conseguir el apoyo de los siete escaños de Junts en el Congreso de los Diputados, con un 1’6 % del total de votos y un 2% del total de escaños, números que indican que los partidos minoritarios disfrutan –han disfrutado desde la Transición- de un exceso de representación. La Transición – esa magnífica etapa de encuentros y reconciliaciones, salvo los de rencor máximo, no exenta de dificultades- fue muy generosa y respetuosa con las minorías concentradas. Generosidad escasamente reconocida y en demasiadas ocasiones maltratada con deslealtades varias.

Una amnistía como la que se prevé equivale a una impunidad total y eso necesita de un consenso y clima social que hoy, en España, no se da. En caso de duda, sométase a referendum. Puigdemont además, consciente de la ocasión, de la ambición sanchezca y de su buena predisposición con los republicanos que boicotean por sistema todos los actos de una Monarquía Parlamentaria, Constitucional y Democrática, ha puesto en marcha su gran exprimidor y aguantará hasta el último segundo para obtener la última gota en forma de concesiones políticas, concierto económico especial, ampliación perimetral de la amnistía para incluir a posibles delincuentes comunes y misiles al Estado de Derecho Español para conseguir, si no su abolición, sí su máxima destrucción y su ingreso prolongado y silencioso en la UVI. De alguna manera trata de hacer “de lo catalán” una isla donde la Justicia Española no pueda desembarcar. En resumidas cuentas se trata de un chantaje de libro para conseguir “olvidos”, privilegios, desigualdad, desprestigiar la Transición y deshuesar la Constitución. Con todos mis respetos, Sánchez para Puigdemont es la Virgen de Montserrat, la de Lourdes, la de Fátima y la del Pilar, todas juntas. El Estado admite que se equivocó y pide disculpas, algo "Más raro que los gatos de la tía Torrica, que cerraban los ojos para no ver los ratones" según un dicho popular de Los Pedroches.

Ante tales desmanes –hay una letra de canción que manda copiar cien veces que esas cosas no se hacen- encontramos la protesta legítima de la ciudadanía, muchos medios de comunicación, la calle, el Senado y asociaciones de todo tipo. Por otra parte, dada la importancia de los hechos que estamos viviendo, es preocupante que el Congreso de los Diputados permanezca extrañamente inactivo. Lo cierto es que las manifestaciones del PP y Vox contra la amnistía inundan el país. En este sentido hay que advertir que la oposición debe hacer las cosas bien, nada de caos, nada de violencia ni de manifestaciones espontáneas. Hacer las cosas mal son bazas para Sánchez. No soy de la opinión de protestar ante sedes o acordonar Parlamentos. Las legítimas y democráticas protestas han de hacerse en avenidas, calles y plazas. Ninguna provocación y nada de banderas preconstitucionales. Si alguien hace las cosas mal eso no justifica que las puedas hacer tú.

Salidas diferentes a este embrollo las hubo y aún hoy las hay: Si el partido socialista tuviera menos tintes personalistas, debiera haber reconocido su derrota y –previa negociación- ofrecer un número mínimo de diputados para investir a Feijoo como Presidente. La actitud de respeto hacia el adversario político es básica en una democracia que se precie. El PSOE no puede estar a merced de un universo de micropartidos y convertirse en el caballo de Troya del independentismo, o en su quinta columna como afirman algunos medios. Si el PSOE no dejó a Podemos la presidencia en el 2019, por la misma razón –mayor número de diputados- la presidencia ahora le correspondería al PP. De seguir el PSOE con esa deriva de populismo, alguien debería de plantearse la fundación de un nuevo partido socialdemócrata capaz de formar gobierno con el centro derecha –en países europeos ocurre- e impedir así el eterno chantaje identitario de los nacionalismos catalán y vasco.

La división del país –amnistía, sí, amnistía no-, el elevado precio que el Gobierno en funciones y los españoles estamos pagando y las graves repercusiones que se derivarían de una perversa impunidad a la clase política, deberían conducir a Pedro Sánchez a una nueva convocatoria de elecciones. Esta decisión sería sensata, razonable, legítima y adecuada para dar salida al envenenado resultado que nació el pasado mes de julio. Hay marcha atrás si el Presidente lo decide. Como decía el señor Zapatero en Onda Cero no hace mucho, “si hay que cambiar de opinión, pues se cambia”. De todas formas mi opción sigue siendo un gobierno de coalición PP-PSOE, pero como eso es más que improbable porque algunos se han encargado de dinamitar los puentes, me conformaría con un gobierno del PP –nítido ganador de las elecciones- con apoyos puntuales y condicionados de un PSOE que defendió la aplicación del 155 en Cataluña. Siempre podremos decir ¡Es la democracia, sin chantajes ni peajes que generan mayor asimetría y mayor desigualdad!

Para terminar quiero explicar el título de estas líneas: Las he denominado “Ley Puigdemont” porque la aún no conocida ley, en su esencia, la ha hecho él – y sus asesores-, por supuesto para los suyos y para él. Responde a sus necesidades y es fácil suponer que contendrá sus medidas, diseñando sus contenidos y sus repercusiones. Solo le faltaría firmar la ley, junto al Presidente de Gobierno, en lugar del Rey, lo cual recordaría a Juan Palomo.

Consideraciones de última hora: Dada la velocidad a la que se producen las noticias sobre “la amnistía y sus alrededores”, me resultan significativas las numerosas y constantes manifestaciones ante las sedes socialistas, la respuesta policial a estas “manis”, que el CGPJ apruebe una declaración contra la amnistía sin conocer el texto que la declara y que Puigdemont y Marta Rovira, exdiputada del Parlamento de Cataluña y Secretaria General de ERC, sean imputados por terrorismo en el caso de Tsunami Democràtic. También es de destacar que la Fiscalía General del Estado, siempre bajo la supervisión del gobierno, debido a "un error", cambiara de criterio después de las elecciones de julio pasado: lo hecho por Tsunami Democràtic pasó de terrorismo a desordenes públicos. Y como guinda esperada, ahora resulta que Puigdemont enfría las negociaciones y rompe la agenda del PSOE. Espero que en días sucesivos tengamos algo más de luz sobre estos hechos, acontecimientos que podrían ser determinantes. Es de desear que el bien común y la política razón predominen sobre la política pasión, aunque creo que todo esto es un teatrillo con final anunciado: habrá acuerdo Junts-PSOE al ritmo Puigdemont, seguramente a ultimísima hora.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Amnistía: de entrada, no

 


Ante la amnistía que, al parecer, están decididos a aprobar PSOE, Sumar, PNV (aún negocia), ERC, Bildu y JUNTS  hay algunos detalles que llaman fuertemente la atención. Más de medio pais está en contra de una medida de esta naturaleza. Es la libertad de expresión que se recoge en la Constitución la que sustenta estas líneas. Líneas que en su conjunto conforman una opinión, subjetiva, legítima y democrática, compartida por multitud de sectores de la sociedad española.

a)    Me sorprenden las enormes ganas de amnistiar de los amnistiadores, pero … solo después de conocer los resultados de las elecciones generales del pasado Julio, cuando nada de esto llevaban en su programa electoral e incluso –en público- se habían mostrado contrarios a esta medida (Marlaska 4/11/2019; Carmen Calvo 27/05/2021; Juan Carlos Campo 23/06/2021; Pedro Sánchez 20/07/2023; Salvador Illa 24/07/2023).

b)   Llama la atención la actitud de desagradecidos de los previsibles amnistiados. Es desolador no tener constancia del más mínimo acto de contrición. Se muestran prepotentes y hacen gala de los delitos cometidos pavoneándose de sus innumerables incumplimientos y de su falta de lealtad.

c)    La actitud del Presidente de Gobierno diciendo que él va a amnistiar en nombre de España es, como mínimo, bochornosa y delirante. Se entiende que da a entender que España y él son la misma cosa. No puedo dejar de recordar la frase apócrifa que Luis XIV habría pronunciado el 13 de abril de 1655 ante el Parlamento de París: “El Estado soy yo”. Lo de Sánchez recuerda a un puro e inadecuado absolutismo, pues el Presidente sabe que más de medio país está en contra de la amnistía que proyecta.

d)    Esté o no esté en la Constitución, la amnistía, en caso de darse, debiera ser el culmen de un consenso político y social generalizado y nunca el acuerdo entre unos pocos; menos si dentro de estos pocos están los beneficiados.

e)     No conocemos aún el texto de la ley amnistiadora, pero ojo porque se corre el riesgo de desautorizar y desprestigiar por completo al Jefe del Estado, al anterior Gobierno, a las máximas instituciones judiciales del país y al actual Presidente del Gobierno, en funciones, -en este caso se trataría de una autodesautorización- y eso, en un Estado de Derecho, es muy grave.

f)     No es el Estado el que debe pedir perdón. Los juicios a los ejecutores, encubridores, malversadores del levantamiento catalán, de aquel pulso al Estado de Derecho, el llamado “procés”, no fueron procesos políticos. Los Tribunales de Justicia, con total independencia y garantía, se limitaron a aplicar las leyes vigentes que los sucesivos poderes legislativos habían aprobado democráticamente. Leyes legítimas dadas por poderes legítimos y con reconocimiento internacional.

g)  Esta amnistía, en caso de llegar a producirse, rompe el principio de igualdad que la Constitución establece entre todos los españoles, pues reconocería la impunidad de todos aquellos que se levantaron contra el legítimo Estado de Derecho español.

h)   Además, viendo lo que vemos, la amnistía es una condición necesaria pero no suficiente para que JUNTS vote en la sesión de investidura a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. La amnistía va unida a multitud de gestos que humillan a España como país, al PSOE como partido y al Gobierno en funciones como representante de todos los españoles. Baste citar las visitas de altos cargos del Gobierno y del PSOE a Bélgica y a Francia al prófugo Puigdemont, el tratarlo como Presidente y la foto de un Santos Cerdán incómodo –tercero del PSOE- con Puigdemont bajo la foto-cuadro de una urna de la consulta ilegal del 1-O de 2017.

i)       Es opinión compartida que resulta escandaloso e inmoral que la amnistía a los implicados en el procés sea moneda de cambio para elevar a la Presidencia de España al máximo amnistiador. Es decir cambiamos la cárcel  y multas de unos pocos por los votos necesarios para satisfacer la ambición de poder de otros pocos.

j)      Si se diera la amnistía, debe conocerse el contenido de esa ley con antelación, las letras mayúsculas y minúsculas y desde luego, algo de tanta importancia debería de contar con el apoyo de una mayoría importante de españoles. Un referéndum sería la única salida digna en este asunto.

k)     Es falso que se diga que la amnistía es necesaria porque la única alternativa al “gobierno procesista” de Sánchez sería un gobierno PP + Vox. Mentira total. Hay alternativas. La primera: Desde hace meses hay voces que apuestan por un gobierno PP+PSOE, legítimo, mayoritario y democrático pero “ otras voces malidicentes, mentes perversas y malvados egoísmos” llevan años cercenando puentes y espacios de encuentro. Es una pena, pero el vacío es considerable y lo han llenado de enfrentamiento y de crispación. La segunda salida que evita el elevado precio de la amnistía, concesiones y humillaciones es la convocatoria de elecciones, pero eso solo está en la mano del actual Presidente.

Y desde luego, el enorme despliegue informativo del episodio del cumpleaños de la princesa Leonor para ocultar el embarazo de la entrevista en Waterloo, el día anterior, entre Santos Cerdán y el prófugo del maletero, supera no solo las rayas rojas, sino todas las rayas del arco iris habidas y por haber. La certeza del sandwich se pudo comprobar anoche mismo cuando se anunció -todo bajo los aromas de la jura de la Constitución - el acuerdo de Sánchez con ERC de cara a la amnistía.

Todo este enorme lio de la amnistía, enmarcado en unos más que obscenos intereses, podrá calificarse de legal pero es terriblemente injusto y humillante, y en la gente sensata de la calle provoca una perturbadora irritación.

Ambiciones infinitas, marcan estos calculados comportamientos. ¡Vivir para ver! como decía mi abuela.