Dentro
del escenario, inocente y vital, en el que habito la mayor parte de mis
momentos, algunos días me levanto emborrizado con ácidos tonos de tristeza. Mi
inocencia se basa, según creo, en la esperanza del cambio a positivo. Espero
que en el espíritu de algunos malos –y otros malísimos– nazca una palabra que
los aproxime a lo que pienso y siento; siempre tendrán en mí una puerta
abierta, pero mi espera no encuentra luz ni compañía. Aunque la puerta a la
esperanza vaya disminuyendo su tamaño, sigue siendo una puerta. La maldad
encumbrada como poder predominante será siempre maldad que utiliza los vericuetos
del poder para imponerse. Los tonos de color tristeza gris oscuro aumentan cada
día y una desesperanza melancólica se asoma a mi ventana.
Los chorizos
gigantescos son los amos del mundo por su gran influencia. Siempre lo fueron.
Han hecho del planeta un colosal laboratorio donde llevan a cabo sus distópicos
delirios de grandeza. Solo se importan ellos. Por si fuera poco, los enormes
gigantes achorizados dan a luz, en cualquier
latitud, a césares de medio pelo youtubizados y abducidos por ellos mismos.
Políticos menores que, con sus actos y bonitas palabras, aplauden y emulan a
los que les permiten jugar en una parcelita del tablero siempre que no molesten
demasiado.
China optó por el partido único y
asfixia con eficacia cualquier asomo de disidencia. Desde hace décadas, se
enfrenta al capitalismo con sus mismas armas, pero con menos libertad y con
menos derechos para sus ciudadanos. Lleva las de ganar porque sus gobernantes
dominan por completo el interior de un país casi infinito. Su ofensiva para conquistar
“más mundo” se basa en su estrategia nuclear, militar, diplomática y comercial.
Omnipresente en todos los sectores, con agresividad moderada, un control
absoluto de sus estudiadas pero potentes intervenciones y un dominio tajante de
los tiempos, le garantizan —junto a sus 1.410 millones de habitantes— un lugar
de privilegio en el ranking de países poderosos. Creo que el régimen de Xi
Jinping puede asegurar que todos los chinos coman a diario –que no es poco-
pero está escrito: “No solo de pan vive el hombre, también necesitamos
alimentar el espíritu con el néctar de la libertad”. Sobre el poder judicial en
la China comunista no se oye ni una palabra.
Estados Unidos es más de lo mismo
que China, pero anterior y en versión americana. Es evidente que existe más
libertad, pero sus bases son las mismas: Industria militar por encima de todo,
poder nuclear, capitalismo a tope y diplomacia a veces justiciera, siempre
interesada y a veces torpe. Por fortuna existen contrapoderes en USA (algunos
jueces, cierta prensa, alguna universidad, a veces el Senado, etc…), pero el actual
populismo –a mi juicio– está destrozando el país y su cultura democrática.
Desde luego, comete más errores que China. P.e., los elevados aranceles los
revisan o se volverán contra ellos. Mientras Trump juega con la bola del mundo
—copiando a Charles Chaplin en El gran dictador— crujen las costuras económicas
de la Tierra, Groenlandia teme ser invadida, deportan a miles de emigrantes
como si fueran forajidos, se lanzan bravatas contra México y Canadá y compran
las tierras raras de una Ucrania sumida en la miseria de la guerra que la Rusia
de Putin generó. Rusia metió los tanques, los drones y las bombas; EE.UU. metió
los dólares y también las armas como embajadoras de negocios. A Ucrania la han
convertido en un trofeo a conquistar, un pastel a repartir… por supuesto sin el
permiso de los ucranianos. La cabeza de Zelensky corre el riesgo de adornar
algún salón.
Lo de Putin en Rusia es de risa si
no fuera tan serio. ¡Menuda democracia donde los opositores al régimen ruso han
sido eliminados sistemáticamente en circunstancias sospechosas:
envenenamientos, asesinatos, accidentes o extrañas muertes naturales! La Rusia
de Putin se ha cobijado bajo el paraguas chino que le deja hacer mientras no
perjudique sus intereses. Ya en el 2008, Putin invadió Georgia y se quedó con
lo que le dio la gana; ocupó Crimea en el 2014 y no pasó nada. Desde el 2014 al
2022 hubo guerra en el Dombás (Ucrania) y en el 2022 invadió Ucrania. Supongo
que —cueste lo que cueste— quiere encontrar una salida al Mar Negro por el
sudeste de Ucrania. Así que la Rusia de Putin es otra choriza más. Aparte de lo anterior, el exKGB -que nunca dejó de
serlo- lleva años influyendo por medios informáticos y redes sociales en las
elecciones de medio mundo: tuvo que ver con el Brexit del Reino Unido, influyó
en el perverso y mentiroso conflicto catalán alentando la independencia con el
objetivo de desestabilizar Europa por el sur, intervino en la primera victoria
de Trump en EE.UU. y seguramente en la segunda,… Recientemente, hace unos días,
el ganador de las elecciones en Rumania está tintado de ser proruso. Quiere
todo esto decir que Rusia no descansa: poder, ambición, influencia,
territorios, etc., por las buenas o por las malas. ¡Menudo ejemplo para las
futuras generaciones!
Pues cógete a Venezuela, donde el
Gobierno de Maduro, apoyado por los militares, lleva años controlando las
elecciones y metiendo en la cárcel a quien se le ponga por delante. En el 2024
no enseñaron las actas electorales que daban la victoria a la oposición… Bajo
un delirante populismo de izquierdas con los militares bien pagados… hala, me
quedo con mi país y nos vemos… Echan mano de la patria, de complots
internacionales, de la explotación del pueblo, los sabotajes de la oposición y
del gran capital… En agosto del 2024, murieron al menos 24 personas en las
manifestaciones de protesta y más de 2.200 fueron detenidos… Aparte, la
vergonzosa escena de los diplomáticos españoles colaborando en el exilio de Edmundo
González en septiembre del 2024… Para evitar males mayores… Vamos, que ayudamos
a Maduro a quitárselo de en medio… De alguna forma habrá demostrado su
agradecimiento. Jueces y medios de comunicación regimenizados completan el
panorama.
Si nos asomamos a Israel… apaga y
vámonos… Aquí prevalece un sistema judío de inteligencia excepcional y el
paraguas de los EE. UU. de América. Para nada se pueden justificar los crímenes
de Hamás ni los ataques de Hezbolá, para nada. Pero lo que está ocurriendo en Gaza
es una vergüenza para toda la humanidad. ¡Crímenes diarios para expulsar a los
palestinos de la franja de Gaza! Y la comunidad internacional… pues eso… Mirando
para otro lado o dando puntazos puntuales para tranquilizar sus conciencias o
sus votantes y terminar sin nada práctico. Tiene guasa que España –por
presiones de Sumar– haya anulado un contrato de balas con Israel por valor de 6
millones de euros cuando el año pasado se gastaron más de mil millones en
compras de material militar al citado país. ¿Nos consideran estúpidos? Con una
superioridad insultante, Israel está actuando fatal. Cada día certifica su
dominio con la muerte de unos pocos palestinos más… El resto del mundo,
incluida nuestra Europa, está desaparecido ante unos miles de muertos que muchos
llaman genocidio. Ni siquiera la presiones internas dentro de Israel son
capaces de parar esta locura.
¿Es este un mundo lleno de genocidas
por acción u omisión? ¿Siempre los ha habido? ¿Cómo se puede acabar con eso? Me
temo que todos los diálogos, todo el postureo de pacifistas y todas las
presiones del mundo son inútiles desde hace tiempo. Solamente EE. UU. podría
parar esa masacre, pero ya sabemos: China deja hacer a Rusia y los muchachos
USA dejan hacer a Israel.
En cuanto a Europa, la veo desnortada.
Mucho líder mediocre y sin capacidad de reacción eficaz ante dificultades
graves como es la guerra de Ucrania, la de Gaza o los aranceles de EE.UU.
Europa nunca ha sido los Estados Unidos de Europa. Mucho bienestar de la
ciudadanía, mucha ecología, mucha economía, muchas buenas intenciones, diálogo
y poco más… Poca política como bloque fuerte. Las políticas de los países
individuales junto a los intereses nacionales han prevalecido sobre lo común y
así nos va. Rusia, China y EE.UU. se han dedicado a debilitarnos y a
dividirnos, contando cada cual con sus respectivos aliados dentro de la propia
UE. Úrsula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea no tiene
prestigio ni autoridad. Veo su figura por debajo de las necesidades de Europa y
del mundo. Tampoco la veo con reflejos para que Europa tenga una presencia
digna en el ámbito internacional. De todo eso se han aprovechado los grandes y,
entre otros, nuestro presidente con habilidad y picardía. Una Europa débil es
plato apetitoso para todos, empezando por algunos de los hambrientos y astutos
países miembros, siempre dispuestos a sacar la mejor tajada. Por cierto, a la
extrema derecha se la para haciendo las cosas bien y sin estúpidos complejos.
Falta honradez, unión y generosidad y sobra burocracia e hipocresía en esta
Europa nuestra. La amplitud de miras brilla por su ausencia en esa jaula de
grillos que es el Parlamento Europeo.
En España se reflejan preocupantes
señales que, en mi opinión, no son democráticas: desde hace tiempo el gobierno
da ruedas de prensa solo a medios afines; hay ataques frontales organizados al
poder judicial, en especial cuando sus sentencias no coinciden con las
aspiraciones gubernamentales; se priva al Congreso de los Diputados de debates
que le son propios; se gobierna a golpe de multitud de decretos y se ignora al
poder legislativo, etc… Hoy mismo, siete de mayo el presidente de un gobierno ¡sin presupuestos! informa al Congreso sobre el gasto de 10.000 millones de euros en defensa y
rearme, ojo se informa, no se permite el debate. Es de locos. Tampoco se
permitió que la ciudadanía se definiera sobre la amnistía a los
independentistas catalanes promotores del asalto a la Constitución y sin embargo
Pedro Sánchez abre un espacio público para opinar sobre la OPA del BBVA al
banco Sabadell, operación entre entidades privadas ya autorizada por la
Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia. ¿Es posible mayor populismo? Esta terrible falta de
respeto al ciudadano brota en multitud de asuntos: sea el uso privado de
dependencias públicas para uso partidista o de particulares, la falta de
información o su tergiversación sobre el gran apagón, la compra de armas a
Israel o las últimas incidencias sobre la línea de alta velocidad. Tener la
información y generar incertidumbre a la ciudadanía no es propio de una democracia.
Ante este panorama, mis conclusiones
no pueden ser muy esperanzadoras. Arabia Saudita, un país que no respeta los
derechos humanos acogió las conversaciones de paz para la guerra de Ucrania; Erdogan,
según la BBC, intenta convertir a Turquía en una autocracia al estilo ruso; en
febrero del 2021 los militares tomaron el poder en Birmania deponiendo al
gobierno civil de la Liga Nacional para la Democracia; en Argentina gobierna un
iluminado populista que colecciona barbaridades; en España el gobierno afirma
–con total desparpajo – que Red Eléctrica Española es una compañía privada
cuando todos sabemos que es él el que pone y quita a su president@ y es el
accionista mayoritario; hay muchos gobiernos calificados de democráticos que se
adornan con tics autoritarios y una diadema de elaboradas mentiras... En la
prensa sensata y en importantes librerías abundan llamadas que nos alertan
sobre los peligros que se ciernen sobre la democracia. ¿Es la democracia un asunto
de nostálgicos?
Aunque no fuera excesivo consuelo,
me gustaría saber que en la elección del próximo Papa católico no van a existir
interferencias exteriores y que todo discurrirá por sus cauces reglamentados.
Espero que los cardenales estén bien informados y mejor alumbrados para elegir a
alguien que nos dé un poco de esperanza en estos tiempos convulsos y
trepidantes… En cualquier caso, los periódicos insisten en que son unas
elecciones muy terrenales y que el Espíritu Santo tiene poco margen por mucho
que se le invoque.
Pudiera resultar paradójico citar
aquí al prominente pastor alemán Martin Niemöller y al Museo Conmemorativo del
Holocausto de Estados Unidos, pero estas frases ocupan un lugar destacado en
dicha instalación:” Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio
porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé
porque no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada
porque no era judío. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie
que hablara en mi nombre. Martin Niemöller. Yo añadiría que… luego vinieron por
los palestinos, por los ucranianos, por los… y no dije nada porque no era ni
palestino, ni ucraniano ni ná de ná…
Ciertamente, las democracias no han
muerto pero hemos de reconocer que muchas de ellas reposan en la UCI. De
nosotros depende su recuperación.
Definitivamente el siglo XXI está
marcado por los despropósitos. Mientras escribo estas líneas me entero de que
India ha lanzado un ataque con misiles contra Pakistán y se agrava el conflicto
en Cachemira tras la muerte de 26 personas en atentado el pasado 22 de abril.
La paz no tiene quien la acune. ¿Está la paz huérfana? Así son las cosas.
