martes, 21 de junio de 2022

Andalucía: Demasiada victoria

 

    La noche del 19 de junio del 2022 supimos que el Partido Popular había sumado mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de Andalucía. Una mayoría inédita para la derecha, tras los cuarenta y cuatro años de democracia en territorio andaluz. El PSOE fue hegemónico hasta el 2018, fecha en la que a pesar de ser el partido más votado, perdió el gobierno por el acuerdo PP-C’s-VOX.

    ¿Qué ha pasado para que se produzca ese tremendo vuelco electoral?

Mi análisis, basado en pura perspectiva personal, está lejos de las cifras, aunque evidentemente las cifras están. Me interesan más las causas, lo cualitativo que a mi entender se oculta tras los números. Mis diagnósticos nacen de hechos contrastados acaecidos en el pasado próximo. Son percepciones sociales que yo y mis circunstancias han ido asimilando. Para mi parecer, las causas son más importantes que las cifras porque hay un intento de explicarlas, aunque como escenario final no podemos olvidar que el PP tiene 58 parlamentarios, el PSOE se quedó con 30, VOX 14, Por Andalucía 5 y Adelante Andalucía 2. Ciudadanos desaparece del Parlamento Andaluz.

               Mi primera valoración es que el PP lo ha tenido que hacer bien para una gran mayoría de andaluces y andaluzas. Ha encontrado las fisuras de la sociedad andaluza, convertirlas en grietas e introducirse por ellas: Supongo que ha sabido contactar, aunque, a mi juicio, el resultado final sobrevalora el trabajo realizado desde el 2018. La sobrevaloración procede, seguramente, de los fallos de los demás. En la legislatura y en la campaña electoral ha confluido un buen trabajo del PP, sin convulsiones ni escozores para nadie, con grandes equivocaciones de todos sus adversarios, haciendo de la marca "Juanma-PP" un espacio transversal que ha recogido votos por su izquierda y por su derecha, y desde luego, por el centro.

PSOE

               Para mí, la causa principal, para nada la única, de la derrota del PSOE es la política que desarrolla Pedro Sánchez en determinados temas desde su elección como Presidente. Desvincular los resultados de Galicia del 2020[1], los de Madrid del 2021 y los del 2022 en Castilla y León y Andalucía de las políticas que lleva a cabo el Gobierno Central de Pedro Sánchez es equivocarse por completo. En estas cuatro convocatorias electorales el PSOE ha perdido presencia y peso político. En Galicia quedó tercera fuerza detrás del BNG; en Madrid igualó diputados con Más Madrid pero tuvo menos votos que ellos; en Castilla y León fue segunda fuerza pero perdió siete diputados y en Andalucía ha sido un fracaso total al obtener el peor resultado de su historia. A lo largo de los dos últimos meses nunca se vio al PSOE ganador de nada. Prueba de ello es que achicaron el tamaño de los espacios dedicados a mítines y Pedro Sánchez eligió, escrupulosamente, sus intervenciones reduciéndolas al mínimo para que no lo identificaran con la prevista derrota. Juan Espadas ha pagado la connivencia del Presidente de Gobierno con Podemos ya que bastantes de sus acuerdos no han sido aceptados por sectores importantes del PSOE a pesar de que todos eran monaguillos y había un solo líder, en palabras del manchego García – Page. Para sectores socialistas de peso, Sánchez no puede presentarse a las próximas generales con Podemos en el Gobierno. ¿Qué decir de los bochornosos espectáculos montados por Sánchez para congraciarse con los defensores del independentismo vasco y catalán? El asunto de los indultos a los desleales catalanes que intentaron la ruptura del sistema democrático fue, como mínimo, demasiado pronto y precipitado…..la sombra del beneficio personal de Sánchez estará siempre ahí a pesar de los denodados esfuerzos de Moncloa por colocar delante la convivencia en común, pero claro…. estaba en juego la continuidad del Sr. Presidente. Sánchez ha mirado muchísimo para sí mismo, para su izquierda y para el País Vasco y Cataluña y el personal, el centro político y social, se lo está cobrando de la mejor manera que puede y donde duele: No se le vota y punto. Ni a él ni a ninguno que venga de su ámbito.

               Un error descomunal del PSOE ha sido decir que de la mano del PP viene VOX. Para mí que esa afirmación ha sido determinante de la mayoría absoluta. Avisado el electorado de que el PSOE no echaría una mano al PP para evitar a la derecha radical, la gente ha elegido la única manera de evitarla: Según todas las encuestas el PSOE iba a perder, si votamos al PP, VOX no entra o su entrada en el gobierno será más difícil. Eso explica que antiguos votantes socialistas – 127.182 según Marcos Pinheiro / Raúl Sánchez, elDiario.es 20/6 – se hayan decidido por Moreno Bonilla. Espadas ha cargado con la “cruz” de Sánchez. Lo que ocurre en Ferraz está irremisiblemente encadenado a lo que ocurra en la calle San Vicente, sede del PSOE sevillano. La vertebración y coordinación de los partidos así lo exige. Hay más heridas por las que se desangra el PSOE, pero estamos hablando de Andalucía.

Comunidad Autónoma de Andalucía (España)

VOX

               A VOX lo hemos parado la ciudadanía, lo ha parado Andalucía como territorio y como comunidad. Sus expectativas de crecimiento se han visto atenuadas por una Andalucía sabia, tranquila, sensata y alejada de toda crispación. No se puede tirar de tanto pasado y tan añejo. Son muchos siglos de historia y muchos los visitantes que aquí se instalaron y en el sentir general andaluz no parece cobijarse ni la soberbia, ni la prepotencia, aunque haya alguna gente que le va ese rollo. Vestirse de “maja” de Julio Romero o llamarse Macarena no parece que haya sido ni suficiente ni eficaz. Seguramente pueden mejorarse muchos temas de las Autonomías – habría que hacerlo – pero un partido que, entre otras cosas, se quiere cargar a las Autonomías no debe cosechar buenos resultados en unas autonómicas. Y así ha ocurrido.

Por Andalucía y Adelante Andalucía

               Sus resultados estaban cantados por su insolidaria y permanente división. Quién lo diría de una izquierda unida. La ley electoral castiga la división y premia las fusiones, aparte de cierto desencanto o desorientación de su electorado ante la pugna Yolanda versus Iglesias. Estas dos plataformas también le han hecho la campaña al PP. ¡Que viene la ultraderecha! ¡Que viene la ultraderecha! Deduzco que votantes de izquierda, con cierta sensatez y preocupación, renunciando a sus principios, se han decantado por el actual Presidente en funciones. Supongo que Yolanda Díaz habrá tomado nota y que los resultados en Andalucía, unidos a la imputación de Mónica Oltra – Ximo Puig “no está para fiestas” y menos despistantes- la están poniendo en modo “reflexión” sobre una plataforma que no termina de asentarse mientras el tiempo apremia.

Ciudadanos

               El resultado de Ciudadanos era la crónica de una muerte anunciada. Desde el tremendo error de Rivera de no formar Gobierno con Sánchez – 180 diputados en julio de 2019 – el partido que tuvo la oportunidad de gobernar con el PSOE y dar una estabilidad total al Gobierno Central no ha levantado cabeza y sus votantes se han ido diluyendo en otros partidos. Juan Marín, máximo exponente de Ciudadanos en Andalucía, con fama de buena gestión, ha perdido 540.501 votantes (elDiario.es), cantidad que parece haber pasado directamente al moderado de Juanma. Marín ha padecido en Andalucía el efecto Rivera de hace tres años, lo mismo que Espadas se sumerge en el efecto Sánchez. ¿Todo es efecto Madrid? No, pero tiene mucho que ver.

Partido Popular de Juanma Moreno

               Eso de que personas concretas se apoderen de las siglas de un partido no lo estimo oportuno, pero parece que es regla general que el líder apellide a la organización que lo cobija. (El PSOE de Felipe, el PP de Casado o el PNV de Arzallus). Juanma ha dado poco ruido desde que entró en San Telmo, moderado en sus declaraciones, templados debates y de hechos poco estridentes….. sin renunciar a sus cosas….pero con buen talante, sin crispar, tranquilo, sin insultar,……..habrá gente que diga que le falta carácter o ideología, pero nadie puede negar que ha conectado con una fuerte mayoría de andaluces y a él le ha salido bien. La campaña ha sido tibia y sin sobresaltos. Ningún incidente feo por parte de nadie. Juan Manuel quería gobernar solo y lo ha conseguido “a la chita callando”. Insisto en que toda la izquierda le ha hecho buena parte de la campaña al concentrar en Juanma, quizás sin pretenderlo, todo el voto útil. Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno de España entre 2011 – 2018, debe de estar feliz pues Juanma, hoy gran valor del PP y antiguo sorayista, volverá a San Telmo, en principio, por otros cuatro años.

Entiendo que Juanma debe tener cuidado, mucho cuidado. Las mayorías absolutas las carga el diablo. Subir ¡¡¡treinta y dos parlamentarios!!! cuando la cámara tiene un total de 109 es mucho subir. Esperemos que no se le suban a la cabeza y le hagan morir de éxito. Juanma tiene unos cientos de miles de votos prestados y, o se los trabaja y los mantiene o volarán de sus manos. Respetar a los votantes y tratarlos como adultos, atender a la complejidad de problemas reales, nada de despilfarro, mano de acero contra la corrupción, nada de crispación y si de mucha escucha, nada de soluciones fáciles,….. debieran de ser signos de esta segunda etapa, ....... fuera la hipocresía y la falsa humildad, nada de  sectarismo y de falsas promesas. Andalucía lo necesita. España lo necesita….. Todo sea por aumentar ese espacio de centralidad tranquila y dialogante.

Estas líneas intentan acercarse a una posible explicación de lo ocurrido. Estaría bien incorporar en comentarios las explicaciones de otros y de otras, que sin duda no serán soincidentes. ¿Qué causas justifican, qué razones se ocultan en este vuelco electoral?.

[1] Pedro Sánchez fue Presidente del Gobierno de España el 7 de enero del 2020 y las elecciones gallegas se celebraron en julio de ese mismo año. Habían pasado entre cinco y seis meses pero fue tiempo suficiente para que sectores moderados del PSOE y sectores sociales defensores de una centralidad no confiaran en políticas nacidas a la izquierda del PSOE. Se habló de un gobierno Frankenstein y de un nuevo Frente Popular utilizando un lenguaje guerracivilista muy poco oportuno.

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