No hay rincón de España donde no hayan llamado poderosamente la atención los resultados de las elecciones municipales y autonómicas celebradas en la fecha que da título a estas líneas.
Las palabras debacle,
hundimiento, catástrofe, cataclismo, hecatombe, etc son los cabezales que
publica la prensa para definir la situación en la que ha quedado, en general, la
izquierda, aunque para García Page no ha sido así. Él habla de una notable
recuperación de la derecha sin hundimiento de la izquierda. Cuando hablamos de
izquierda nos referimos, básicamente al PSOE y a Podemos. La izquierda
nacionalista vasca -Bildu- es el único socio de Sánchez que rentabiliza los pactos a costa del PNV. Por el contrario ERC –catalana- baja unos 300.000 votos, por detrás de Junts.
Para tener una referencia clara exponemos los resultados, sacados de la prensa. Cada cual debe extraer sus
conclusiones.
Resultados globales de España elecciones municipales (El País). 2023 |
Capitales de provincia y partido ganador. Diario Córdoba, 2023,mayo. |
Resultados elecciones autonómicas, 2023. Diario Córdoba |
A partir de aquí serán mis interpretaciones, mis impresiones y mi subjetivismo el que marcará el contenido de los siguientes párrafos.
Mi primera impresión, creo que repetida en la reciente
historia de España, es que la mayor parte de la ciudadanía española es moderada
en todos sus planteamientos. Llamarle centro derecha, centro izquierda o,
simplemente, centro es lo de menos. Creo que estas elecciones, municipales y
autonómicas, han sido interpretadas como una primera vuelta de las generales.
Se ha votado en clave nacional porque algunos así lo plantearon y además la
gente ha olido cierto peligro sobre el actual modelo territorial de España. Se
le ha mordido a la Constitución. Los españoles aceptan y quieren a vascos y
catalanes pero, en mi opinión, han considerado excesivos los mimos y cesiones
del gobierno de Pedro Sánchez a Bildu y a Esquerra. El interesado blanqueo a
Bildu en multitud de momentos y detalles, la derogación del delito de sedición
y el quirúrgico abaratamiento de la malversación para ablandar a Esquerra,
unidos a los indultos, han quedado grabados en la historia de España y en la
memoria de los españoles. El sentimiento español ha sido herido y humillado y
han salido defensores del actual modelo de España por todo el mapa. Curiosa la movida
norte-sur y este oeste, con foco principal en Madrid. Creo que España echa de
menos un PSOE que haga honor a sus siglas, un PSOE de Ferraz y no de La
Moncloa, un PSOE vertebrado por las provincias y las comunidades y no escorado
hacia nacionalismos periféricos. Una persona jamás debe sustituir a un partido.
La victoria de la derecha, a mi juicio, se debe más a errores del gobierno
PSOE-Podemos, gobierno de cuotas que no de coalición, que a aciertos de la oposición.
Otra causa del descalabro de la izquierda ha sido su
tradicional división. Baste un ejemplo como muestra: En Huesca capital, Podemos Alianza
Verde ha obtenido el 4’68 % de los votos, Cambiar Huesca el 4’47 %, Chunta Aragonesista
el 4’43 % y Podemos EQUO el 4’3 %. En total suman casi un 18 % de los votos y
cero concejales porque ninguno pasó del mínimo exigido, un 5 %. De haber ido
unidos, hubieran sido la tercera fuerza en el municipio, poniendo en riesgo la
alcaldía del PP
Una tercera causa ha sido la abstención, que en las
municipales ha superado el 36 %. Aparentemente el electorado de derechas ha
estado más estimulado que el de izquierdas a la hora de ir a votar. ¿Por qué?
Con certeza no lo puedo afirmar, pero si es cierto que sectores moderados del
PSOE se han manifestado en repetidas ocasiones poco entusiastas con determinadas
políticas de Pedro Sánchez, en las que se incluyen algunos acuerdos con
Podemos, con los exterroristas de Bildu y con las malintencionadas exigencias
de Ezquerra Republicana de Cataluña. El PNV también ha chupado rueda, pero no parece haberla rentabilizado. Ante la impotencia, mucha gente de
izquierdas se ha quedado en su casa porque se han quedado sin partido.
Como se ha votado en clave “generales”, otra razón que
ha podido influir en la abstención y en el cómputo total de votos es la mala
imagen que ha dado un Consejo de Ministros en estado de bronca casi permanente.
Lo que se ha visto es un consejo dividido en multitud de temas, caras largas,
puyazos en la prensa, quemazón de personas y cargos, ausencias estratégicas,
matices divergentes, etc. Sobre lo que no ha trascendido no se puede opinar,
pero sospecho que las diferencias han sido de mayor calibre. Todo modulado por
el presidente, claro está, para intentar llegar a consumir la legislatura.
Por último, las dos semanas de campaña han sido devastadoras
para el PSOE. En sus inicios, las listas de Bildu incluyendo condenados con
delitos de sangre recordaron los acuerdos y cesiones de Pedro Sánchez a esta
formación nítidamente independentista. El asunto de la compraventa de votos en
Melilla, Murcia y Mojácar con detenciones e investigaciones judiciales fue un
torpedo en la línea de flotación electoral del PSOE y para rematar se conoció
la posible implicación del número tres del PSOE andaluz en un secuestro para
tapar temas urbanísticos. Sobre Aragón y Valencia sobrevolaron temas poco
favorables, como fueron la gestión de las renovables y ciertos contratos al
hermano de Ximo Puig, respectivamente. Queda claro que no todo es economía.
La derrota, en clave nacional, estaba servida. Por
todo eso Pedro Sánchez lo asume en primera persona. El sentido del voto, dijo,
va más allá del ámbito municipal y autonómico. Llevaba razón. De ahí la convocatoria
de elecciones generales, a mi juicio buena salida. La fecha elegida debería de
haber servido para potenciar la participación que es el alimento de la
democracia. Una ocasión perdida, por desgracia.
Una cosa más: no creo que sea inteligente machacar a
la derecha con los posibles acuerdos entre el PP y VOX. En primer lugar porque
detrás del PP y VOX hay ciudadanos españoles que han votado libremente y no
está bien triturar a los votantes. En segundo lugar porque este VOX es hijo de
Pedro Sánchez y su gobierno. En estos últimos años es cuando más ha crecido en votos y
en escaños. El martillo de la izquierda, con su machacamiento corre el riesgo de hacerle la campaña a toda
la derecha. Por otra parte, el razonamiento de que los votos a Bildu escuecen más a los
españoles que los votos a VOX está a flor de piel. Además, está la posibilidad de que la sociedad
española, ante tanto temor a VOX, puede desviar su voto hacia el PP, haciendo más
grande su victoria y la mayoría prevista en el Congreso de los Diputados. Yo
graduaría bastante el discurso antivox. Hay gente que prefiere a las víctimas. Algunos lo van a votar para darle a
Sánchez un bofetón, político se entiende.
¿Y digo yo? ¿Por qué no confrontar programas e ideas
en lugar de machacarse unos a otros y de enfrentar a la ciudadanía? Debates
pedagógicos, argumentos, intentar convencer, escuchar a la gente, … la
democracia no es un campo de batalla, es un lugar de encuentro.
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