martes, 18 de febrero de 2025

Lo “on line”

 

La Red con su excepción

Llevo tiempo viendo en la intrusa televisión –auténtico y eficaz sumidero de tiempo- la publicidad de una casa de seguros. En el citado spot, un ciudadano asegura que se cambia de aseguradora porque, en la época de lo “on line”, él no puede hacer sus trámites por este reciente e innovador procedimiento. Nada se dice sobre si el servicio que presta la empresa, ante una incidencia, es bueno, regular o malo.

               Siempre me han llamado la atención los mensajes y orientaciones que se desprenden de la publicidad y a ellos trato de aplicar parte de mi sentido crítico.

               Es cierto que Internet, como red de comunicación, ha revolucionado el mundo. Como ejemplos podemos citar que son muy pocas las personas que escriben cartas y el aumento espectacular de usuarios de la red, haciendo de la Tierra una aldea global. En el 2005 eran, aproximadamente, mil millones de personas las que utilizaban Internet en el mundo. Datos del 2023 confirman que, en ese año, los usuarios fueron más de 5.300 millones. En los países desarrollados se interesan por la red el 93% de la población, mientras que en los países en desarrollo lo hace ya el 60 %.

               No pretendo luchar contra esa avalancha de personas ni contra las ventajas que la red proporciona. Internet es un sistema de comunicación ágil, rápido, seguro –la mayor parte de las veces- universal y democrático. Favorece la autonomía personal y es terriblemente práctico. Además almacena toda la información del mundo mundial. Personalmente, me ha reportado soluciones variadas y beneficios múltiples, pero hay que advertir que no es oro todo lo que reluce.

               Internet, como obra de humanos, aparte de información almacena ingentes cantidades de desinformación y de basura. Es una poderosa embajadora del mal. Las verdades y las mentiras duermen juntas en la misma cama y hay mucha gente interesada en que las confundamos. Yo diría que la red alcanza la mayor concentración de manipuladores del mundo. La red es la vida real, pero más manipulada. Ahí radica su gran peligro. Es por eso que hay que estar preparado para navegar por sus aguas. Nuestras naves son el ordenador, la tablet y el móvil. A nadie, sin conocimientos sobre el mar y los barcos, se le ocurre meterse en altamar. Con Internet ocurre que sí. Niños, jóvenes y adultos –sin defensas- quedarán prisioneros de expertos comunicadores, serán rehenes de una red que los atrapó. Ese es otro de sus peligros: el uso de Internet causa adicción. Los consumidores / usuarios hemos de ser conscientes de los peligros que acechan o sucumbiremos ante los grandes riesgos que nos rodean. Los explotadores -auténticas sanguijuelas antropomorfas- actúan sin que nos demos cuenta, son sibilinos, astutos e insistentes. Sus bocados preferidos son la libertad, la salud, el dinero, la venta de alimentos y fármacos, el tiempo libre y los hobbies. Vamos, qué están en todas partes. Al final, terminan por hacerse dueños de la persona y de la personalidad.

               Todos necesitamos formación para navegar por Internet y poder beneficiarnos de sus contenidos y posibilidades. Ante su fuerza, es imprescindible tener preparación y un equilibrio, sobre todo mental y emocional.

               Repito: Internet está muy bien, pero decidme:

-        ¿Es lo mismo visitar un país por Internet desde el rincón de tu casa que coger un avión, hospedarse en un hotel, comer en un restaurante, disfrutar con sus museos y deambular por sus calles?

-         ¿Hacer el amor on line? ¡Por favooorrr!

-        Trabajar on line: ¡Bien! Pero… ¿Y el contacto personal? ¿Y el cafelito con tu amiga? ¿Y la cañita al salir? ¿Y el paseo para ir o volver? Trabajar desde casa, aísla; aumenta la soledad; entumece los músculos y genera una burbuja. Mujeres y hombres estamos hechos para vivir en sociedad. Las relaciones son un pilar fundamental para preservar la salud mental.

-        Todos hemos visto series en la TV, sentados en el salón de casa, pero… nada que ver con una peli compartida, vista en pantalla grande en una sala de cine.

-        Usar el teclado y la pantalla en lugar de un lápiz y papel no es comparable. Escribir a mano es dibujar letras; tiene tu marca personal; te identifica; es algo único aparte de que te engrasa el cerebro y aumenta la autoestima. Escribir a mano en una hoja de papel es como pintar un cuadro. Además, otro matiz: el papel es un soporte que puede durar miles de años. ¿Cuánto durará lo escrito en una pantalla? Nadie duda de las ventajas de las nuevas tecnologías, pero la nobleza y calidez de una hoja de papel y una estilográfica, jamás la encontraremos en la electrónica de un ordenador o un móvil.

No rechazo lo nuevo, en absoluto. Tenemos que integrar los avances tecnológicos en nuestras vidas… pero sin olvidar las ventajas y la humanidad que rodea a situaciones u objetos que consideramos antiguos, pasados de moda. El centro debe de ser la persona, no los objetos ni la tecnología.

No hay comentarios:

Publicar un comentario