Recuerdo cuando mis padres me cambiaron la BH por un colchón
Flex a un trapero que periódicamente pasaba por el pueblo. Desconozco si el
trapero ganó, supongo que sí, pero yo perdí algo de libertad y de capacidad de
escapada. Tendría alrededor de diez u once años cuando mis padres pidieron a
las entonces Vascongadas una bicicleta BH.
Beistegui Hermanos, también denominada BH Bikes, es
la denominación y una de las marcas comerciales de la empresa Bicicletas de
Álava, S.A. La empresa tiene su sede en la localidad vasca de Vitoria, en
Álava, aunque es originaria de Éibar (Guipúzcoa) y es una de las más
importantes de España.
En el pueblo, primeros años de
los 60, los niños teníamos la costumbre de dar grandes paseos con las bicis.
Por un lado emulábamos la autonomía de los mayores y por otro dábamos rienda
suelta a la imaginación por campos y caminos gastando una energía que nos
sobraba. El término de mi pueblo, Alcaracejos, dentro de la comarca de Los
Pedroches era auténtico, genuina pata negra de dehesas con encinas donde
pastaban ovejas y cerdos. Pasear por aquellos caminos sin que nadie te
vigilara, con amigos y con el aire en la cara era una sensación de bienestar
sin medida. Cuando se desinflaba una rueda se desinflaba parte de tu espacio
vital por eso siempre llevábamos bombas y si se pinchaba – aparte de entrar en
un estado de parálisis y soledad - eras tú el encargado de desmontar la cámara,
buscar el pinchazo, limar impurezas que lo rodeaban, poner la disolución y apretar el parche elegido.
Mis padres, supongo que
consumidos por la incertidumbre que rodeaba al “no sabemos dónde estás”
decidieron el cambio con buena intención. Desde ese día tuve mejores sueños pero perdí las ruedas que me ayudaban a volar y cierta
fortaleza en las piernas y en el ánimo. Sirva esta anécdota de introducción al
título que encabeza estas líneas pues, aunque no lo parezca, no eran sobre mi
niñez las reflexiones que pretendía desarrollar. La mente tiene sus propias
razones que mi razón no comprende.
Hoy las cosas han cambiado mucho. En los pueblos la mayor
parte de los jóvenes parece que han cambiado la bici por el móvil y los coches
se han impuesto. En la carretera, es frecuente, ver grupos de aficionados sin
que les falte un detalle en la equipación y en muchas ciudades el carril bici
es una realidad, aunque parece que nunca se construyen demasiados kilómetros.
La bicicleta – salvando distancias – la comparo con la
radio: ambas llegaron para quedarse y es bueno que así ocurra. La gran
diferencia es que la radio transporta ondas – energía electromagnética- y las
bicis transportan personas. Como medio de transporte que es debe de tener unas
normas de uso. Últimamente hablan de exigir un carné de conducir para
ciclistas. Me parece demasiado. Pero los cic-listas y cic –listos han de
respetar unas normas básicas de circulación, tanto en carretera como en ciudad.
Es cierto que en carretera siempre llevan las de perder, razón de más para que
todos tengamos mucho cuidado, pero no ocurre así en la ciudad. Unas normas
básicas de circulación deberían de incluir no saltarse semáforos en rojo y
sobre todo no circular por las aceras y más si existe carril bici en esas
calles / avenidas. Recomendaría encarecidamente que los ciclistas llevaran
casco, señales luminosas y reflectantes y un timbre que suene fuerte. Tampoco
descartaría que a los ciclistas se les hiciera la prueba del alcohol u otras
sustancias que alteran los sentidos de manera significativa. Las bicis a motor
añaden una problemática similar a ciclomotores o motos de pequeña cilindrada.

A los automovilistas les pediría mucha precaución y a las
diferentes administraciones que sigan impulsando kilómetros de carril bici, también entre ciudades, y
campañas de concienciación ……y si con esto no basta…..pues
sanciones económicas como al resto de conductores.
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