Introspección
es una especie de palabra compuesta que para mí significa algo así como
inspeccionar tu interior. La RAE la define como observación
interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia. Podríamos
decir que es una reflexión, una meditación, un análisis hacia lo más íntimo.
En
un mundo dónde la imagen esclaviza, dónde las personas nos afanamos por tener
un cuerpo escultural o el mejor que se pueda, dónde las modas de ropas y
complementos arrasan, dónde los tatuajes y el corte de pelo marcan la
personalidad…..la introspección es la gran olvidada. Parece que molesta conocerse.
Más o menos siempre fue así. Para mucha gente es y fue importante vivir
en un determinado barrio, tener tal o cual modelo de coche, comprar o comer en
señalados establecimientos, veranear en elegidos lugares o tener como amistades
a las familias plin y plun. Lo más que se podía y se puede decir de una reina o un actor
es que "sus cosas" marcan tendencia. La gente con menos medios bastante tenía y tiene con buscarse la vida.
Aunque cultivar la imagen no tiene una relación directa con el dinero, si es cierto que
siempre preocupó más a gente famosa o adinerada, políticos, gente de la nobleza,
toreros, empresarios de cierto nivel, artistas y similares. Para las clases
medias y bajas todo era más estándar, menos artificial. En las últimas décadas
del siglo XX, supongo que debido a la consecución de cierto estado de bienestar
después de la II Guerra Mundial, la gente de clase media y baja empezaron a
emular comportamientos de los sectores más ricos de la sociedad. En otro nivel,
pero lo hicieron y se sigue haciendo. Veranear se democratizó en los años 60 –
70. Fue también en esa época cuando la ropa de marca fue asequible a más gente.
La segunda residencia (más o menos pomposa), en el pueblo o en la playa, se
hizo realidad. El progreso y el desarrollo económico vulgarizaron – de alguna
forma – los comportamientos y hobbies de las élites. Y es que la imagen engancha a todo el espectro social, hace girar
cabezas, provoca buenas vibraciones en la persona y aumenta la autoestima. Ser
admirado por tu entorno o en las redes sociales es lo más para una persona que lo intenta. Hoy los móviles, las redes sociales, los viajes - aunque sean low cost - y los grandes almacenes unidos a tiendas de todo tipo para todos ayudan a mucha gente a estar presente, a tener un protagonismo. Si estoy en Facebook y Twiter y gasto algo, mi imagen tiene un sitio, existo.
Cultivar
tu imagen creo que está bien. El problema viene cuando dedicas la mayor parte de tu
tiempo a eso, cuando esa imagen la adulteras de superficialidades, cuando “se
viste” uno de lo que no es, cuando conviertes tu vida en una obra de teatro, en una realidad virtual. El efecto pantalla - estar pegado a una - del ordenador, móvil, televisión, tablet o video juegos te introduce en una verdadera nube de virtualidades que te dan imagen, pero te alejan de la realidad.
Recuerdo una peli en la que el protagonista decía que su vida sólo era real
cuando estaba encima del escenario. Esas exageraciones de gimnasios, viajes,
ropas, maquillajes y cortes de pelo, copas diarias, conversaciones banales repletas de
superlativos, uso de móviles de última generación, compras compulsivas
etc……todo ese ropaje transforman a las personas de tal manera que las convierten
en desconocidas para ellas mismas y para muchos de los que las rodean.
De
alguna forma hago una llamada a la frase que utilizaban los romanos para
atemperar a emperadores y generales victoriosos “Recuerda que sólo eres un
hombre”. De alguna forma querían romper con ese exterior que los ensalzaba como
dioses.
Llegado
este punto y completando lo anterior, me permito recomendar este enlace:
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