viernes, 4 de septiembre de 2015

Aylan, un triste despertador

              Las terribles desigualdades sociales que se han generado en los últimos 20 años - final del siglo XX y principios del XXI - son una vergüenza para todos. Tantos emigrantes muertos por tierra y mar, tantos niños abandonados, tantas familias viviendo en la miseria por medio mundo, tanto sufrimiento, tanta hipocresía, tanta guerra, tanto paro, tantos refugiados, tanta cicatería de los más ricos ……¡ demasiada explotación para beneficio de tan pocos !. 
             Lo que estamos viendo y escuchando……lo que estamos viviendo es para mí la mayor catástrofe desde la Segunda Guerra Mundial. Es un problema universal que alcanza a todos los rincones del planeta. Como tal exige soluciones de la comunidad internacional. ¡De poco valen iniciativas de particulares con escasa o nula capacidad para actuar ante un flujo de cientos de miles de refugiados o ante millones de parados y emigrantes! . La misma Cruz Roja internacional, las diferentes Iglesias, ONGs o iniciativas de grandes ciudades europeas se ven impotentes para solventar, por ejemplo, que cientos de miles de sirios, etíopes o afganos encuentren un lugar en Europa donde puedan vivir, trabajar y llevar una vida medio normal. Las organizaciones tienen la voluntad, pero la capacidad de actuar en el lugar es casi imposible porque necesitan la imprescindible colaboración de los gobiernos de los estados implicados. 
               Las soluciones sólo pueden venir de la POLÍTICA. Es responsabilidad de los Gobiernos ponerse de acuerdo y encontrar salida a tanta desesperación. Europa es una unión fallida políticamente hablando. Los países no están dispuestos a perder su autonomía en beneficio de una comunidad más amplia y así encontramos que Francia se mete con Hungría o que Hungría culpa a Alemania de la crisis de los refugiados. Los Gobiernos silban mirando al tendido intentando difuminar sus responsabilidades y endiñarle los problemas a sus vecinos. ¡Parados, emigrantes o refugiados….¿qué más da?. ¿ Dónde están la ONU, la FAO, UNICEF, el FMI o el rimbombante Banco Mundial? . ¿Dónde están las organizaciones pacifistas ante la sangrienta, desesperante y demasiado larga guerra civil de Siria? ¿Qué hacen Rusia y EE.UU. para parar el más que serio conflicto sirio. Demasiadas organizaciones con demasiados intereses. Demasiada ineficacia. Demasiada aparente preocupación. ….de ahí unos resultados escasos y muy lentos. Nadie duda de la complejidad de la situación, pero dificultades mayores se han salvado cuando se tiene la voluntad de hacerlo. Por cierto ¿A quién beneficia la guerra en Siria?.

Aylan y Galib junto a su padre Abdulá
 ( Facebook)
               Siempre es esperanzadora la respuesta – aún débil – de la sociedad civil. Hay que presionar a gobiernos y partidos políticos. No podemos permanecer impasibles. La crisis que padecemos no es una crisis financiera es una crisis de valores, una crisis de humanidad. Igual que parados, emigrantes y refugiados buscan nuevos caminos, la sociedad lo está haciendo y los Gobiernos tienen que hacerlo también. Los primeros lo hacen por genuina necesidad, los segundos deben de conseguirlo porque es su responsabilidad, una responsabilidad solidaria y permanente. 

               ¿Cuántos Aylan Kurdi tienen que morir para que Europa reaccione con agilidad y medidas eficaces? . ¿Cuántos camiones “morgue” se tienen que encontrar para paliar esta pavorosa situación?. Reclamar soluciones dignas a los Gobiernos, mantener nuestra pequeña cuota de solidaridad personal y comprometerse son asociaciones y entidades sensibles ante tanta marginación es lo que tenemos que seguir haciendo. Una solidaridad permanente y comprometida con las personas que tanto necesitan.
Impotencia total ante la muerte de su esposa y sus hijos.
TOLGA ADANALI (AP)
          Las imágenes del policía turco trasladando el cuerpo de Aylan como si se fuera a romper de un momento a otro debieran servir para despertar a unos políticos parapetados en sus poltronas. La  camiseta roja, su pantalón azul y unos zapatitos nuevos cubriendo un pequeño cuerpo rígido  boca abajo y a merced de las olas es una imagen que nunca hubiera querido ver. Esa noche se ahogaron varios niños más junto a otros adultos.

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