la
cuenta de la violencia.
Otra
ejecución bien hecha.
Ilusiones
destrozadas y relaciones desechas.
Es
otra derrota más,
otra
mujer abatida,
con
un golpe, una pistola,
otra
vida demolida.
Un
sufrimiento infecundo,
un
callarse resignada
¿Cuál es la razón infame para seguir maltratada?
Qué
viles los asesinos,
detened
esa matanza.
Son
esposas, compañeras,
parejas…
¡No
han hecho nada!
Luchan
por su libertad
por
su autonomía soñada,
no
ambicionan vuestra jaula
ni
sentirse amenazadas.
Abomino
el egoísmo
de
personas tan ingratas,
que
devolvieron la muerte
ante
amores de oro y plata[1].
Idos
para los infiernos
esa
es vuestra única casa.
Abrasaros
en el fuego
de
una soledad alargada.
Y
cuando el sol cobre ocaso
y
vuelva por la mañana,
seguiréis
tristes y oscuros
porque
no os merecéis nada.
¡Cerrados!,
en vuestra cueva,
cautiva
esa negra alma.
¡¡Y
que los hongos os coman
cuerpo,
vida y las entrañas.!!
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