lunes, 13 de abril de 2020

Lenguaje, coronavirus y acuerdos

       

     Dicen que las palabras que usamos y el sentido que les damos condicionan nuestras mentes, nuestro estado de ánimo y acaban subordinando nuestra conducta. Así, sí uno pasa todo el día hablando de la maldad de las cosas, de enfermedades crueles, de un mundo que no nos gusta y lo mala que es la gente terminará rodeado de una tristeza infinita y de una pujanza mínima. Si por el contrario nuestro vocabulario alberga palabras como alegría, ganas de superación, futuro esperanzador, sana colaboración, sol luminoso y espléndido, verdes prados con sonrisas… las cosas irán mejor.
               Curiosamente, cada situación genera su propio repertorio verbal. Cada escenario da vida recuperando sonidos definitivos que acompañan el viaje. Hoy me quedo con sanados, esperanza, protección, solidaridad y aplausos. Canciones[1], luz, ilusión, sanitarios y soldados y hoteles hospitalarios. Transportistas, limpiadoras, empresas, desinfección, guardia civil, voluntarios. Policía, laboratorios, hospitales, UCIs y altas de enfermos curados. Bomberos, repartidores y vecinos voluntarios.
               No me gusta hablar de guerra ni de duros adversarios. Que si combate,… postguerra, enemigos, infectados….coronavirus, pandemia,… armas y reconstrucción,... partes fatídicos,...    lucha inmensa, fallecidos….. desacuerdos, desunión,…. insultos endemoniados….estrategias de diálogo y de comunicación…..almacenes de paciencia que guarda el pueblo… en el fondo de sus almas y su tierno corazón.
               Desde mi punto de vista la crisis coronavírica se ha convertido en un mercadeo político de la izquierda y la derecha. Por momentos presiento que está lloviendo madurez pero algunos tienen un enorme fondo de armario con impermeables adaptados a las nubes que vayan apareciendo. Se trata de dar el pego, como se dice aquí en Córdoba. Quiero el pacto y lo reniego, con transmisión simultánea. Como exponía el lendakari, en tiempos de incertidumbre necesitamos certezas aunque sean estas las mínimas. Certeza, coordinación y no tantas estrategias de comunicación.
               Tendrían que llorar juntas la izquierda con la derecha y buscar salidas racionales ante tanto dolor mezclado de impotencia. Una crisis sanitaria no puede tener una solución política y la social - económica es tan grande que solos no pueden. Además el tiempo corre en contra de todos. La economía y la sociedad – parados, empresas, jóvenes, jubilados, trabajadores,…- no pueden esperar. Dejen los garrotazos para tiempos mejores….un respeto a los muertos y a tanto corazón que estamos viendo estos días. Estén a la altura.





[1] Resistiré, Facciamo finta che, Volveremos a juntarnos,…

No hay comentarios:

Publicar un comentario