miércoles, 1 de abril de 2020

No estamos de elecciones



          Estoy relleno de notificaciones sobre el coronavirus y de cierta congoja. Declaraciones, opiniones, publicidad política, algunos mítines….Si, materialmente estoy relleno como un pavo de pascua. Sobre todo de números de contagios y de víctimas…. Desde mi posición, desde mi casa, lo que me llega me suena a pura lucha electoral … y siento algunas nauseas. Observo que se hacen muchas cosas que siempre están envueltas en siglas de partidos ....las haga quién las haga .... Y pienso que ASÍ NO. El coronavirus, los afectados, los recursos y algunos colectivos de personas están siendo utilizados para dar cobertura a un claro tercer frente. Está la lucha contra el virus, luego se inicia la batalla económica en una encrucijada de caminos posibles y entre las dos emerge una tercera ofensiva ideológica cargada de elecciones que, haciendo mella contra las dos primeras, enturbia su trabajo y sus éxitos, les quita fuerza, y lo que es peor, se insiste en separar los buenos y los malos. ¡Menudo gran error! ¡Otra vez dividir! Siento consternación, aunque eso sólo sea un sufrimiento mínimo en medio de tanta pesadumbre, más dura y dolorosa, que afecta a los enfermos y personal que atiende o sigue trabajando.
          La situación creada por el virus, o yo qué sé, hace que algunos líderes no se comporten como tales, apareciendo como gallos de corral. Creo que se trata de fortalecer la sociedad civil y no debilitarla. Me gustaría una unión más nítida y sincera entre la oposición y el Gobierno legítimo. Podría estar de acuerdo con lo que se hace pero bastante menos en el cómo se está haciendo. Si se toman medidas que afectan a la empresa y a sus trabajadores es lógico pensar que se cuente con ambos. El Gobierno ganaría autoridad y los demás prestigio. Si las medidas son de orden sanitario los Colegios de Médicos y Enfermería, junto a los Sindicatos deben de estar presentes. Cuando se solicita el apoyo político de todos los partidos que menos que explicarles razones y argumentos y hacerse algunos selfis. Es evidente que las Autonomías, amparadas y escuchadas por el Gobierno Central, reforzarían su papel y este saldría robustecido de ese intercambio. El Gobierno no puede sólo y es fundamental que solicite apoyo, un apoyo que entiendo que todos los demás están deseando prestarle. Pero lo tiene que pedir. Es la única salida. Son demasiados frentes para afrontarlos solo. Han de buscar el cómo, algunos qués y acuerdos. ¡Se consigue más con la miel que con la hiel!
          Es clave percatarse de que las cosas no cambian por el BOE. El papel es sufrido y caben muchas cosas. Será la realidad la que mande y por eso, mientras más se parezca el BOE a la realidad, mejor para el Gobierno. No, no me voy a cansar de repetir que la verdad no existe, que la realidad está hecha de trozos de verdades y que todos llevamos un gajo de razón. Por eso y muchas cosas más el diálogo, el consenso, la unión, la confianza, compartir decisiones, etc… son imprescindibles, indispensables. Moralmente la clase política está obligada a desarrollar una lealtad recíproca en todos sus actos, dejando los protagonismos y las veladas acusaciones para un debate democrático posterior y en mejores circunstancias, sobre todo con mayor tranquilidad, sin la presencia del virus en enfermos y hospitales. No podemos permitirnos ser tan torpes.

          El deseable diálogo es la mejor opción y debe ser real: diálogo y consenso entre los responsables públicos y privados, castrenses y civiles, religiosos y ateos. Así que “Dejen de dividir y de buscar culpables y busquen soluciones” porque perdemos fuerza. No estamos de elecciones y, desgraciadamente, aún queda mucha pandemia que curar. Los demás nos seguiremos quedando en casa, pero queremos estar tranquilos viéndolos trabajar juntos por España. A mi memoria acuden unos "Pactos de la Moncloa" en los ámbitos sanitario y económico.

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