Coronavirus |
No se nos terminan los problemas en España. Tampoco en el mundo. A la crecida de los precios, en particular el de la electricidad, y de la inflación se unió el anunciado desbordamiento del rio Ebro y la paulatina, hoy ya veloz, subida de contagios por coronavirus.
La crecida del Ebro, ya
controlada porque dejó de llover y gracias al trabajo de bastantes, es un
fenómeno repetido a lo largo de los años. No es este el tema de hoy pero quiero
dejar constancia de que esas subidas de nivel tienen soluciones, ninguna mágica
por cierto. A mi modesto entender, se necesita un estudio profundo y detallado
de la situación que debería cristalizar en tres compromisos-respuesta concertados
entre Comunidades Autónomas y Gobierno Central: la periódica limpieza del cauce
es necesaria pero no sería suficiente. Además habría que devolver espacios al
rio y hacer determinadas infraestructuras hidráulicas. Me produce bastante
desazón ver árboles ahogados, campos y carreteras anegadas, vecinos en alerta y
pequeñas “venecias” temporales en Navarra, la Rioja o Aragón. También me causa una gran irritación comprobar la sequedad del Sur y el despilfarro del
Norte. El problema del agua en España es asunto de Estado y en mi opinión, los
trasvases no son de derechas ni de izquierdas, son una solución técnica que debieran
contemplarse junto a la defensa del ecosistema Ebro. Es evidente que “las aguas”
no son de las autonomías.
En cuanto a la inflación ya se
toman medidas. El Banco de Inglaterra sube un cuarto de punto los tipos de
interés. El Central Europeo finalizará sus compras de emergencia, debido a la
pandemia, en Marzo del dos mil veintidós y el medio año siguiente mantendrá, o
ampliará, su política estándar para comprar activos. Por su parte la Reserva
Federal de EE.UU. propone recortar estímulos y subir los tipos el próximo año. Todo
esto porque el exceso de liquidez nos ha llevado a cerrar el veinte veintiuno
con una inflación próxima al cinco coma cinco %. La voluminosa masa de billetes
puestos en circulación hacen que estos cada vez valgan menos y todo se
encarece. Veremos cómo afectan estos recortes al proceso de recuperación que
todavía mantiene a miles de empresas y trabajadores en los espacios UCI de la
economía.
Y en cuanto al virus, después de
tantas olas, ¿qué se puede decir? Parece que hay consenso en que la mutación
Omicron (o) tiene un poder de
contagio muy superior a la Delta (∆) y
que “ha aprendido” a regatear a las vacunas. Aun así es preferible ponerse la
tercera [dosis]. La letalidad de ambas, si una mata más que la otra, está en
discusión. De todas formas las dos variantes son traidoras y malintencionadas y
no podemos olvidar que somos nosotros los que transmitimos el virus y sabemos
de sobra lo que tenemos que hacer.
Nuestro Presidente de Gobierno,
Pedro Sánchez parece haberse dado cuenta de que no tomar medidas provoca
desconfianza y la ciudadanía se imagina cosas extrañas, quizás por eso ha
decidido hacer hoy domingo, 19 de diciembre, una declaración institucional y no
esperar a la reunión con los Presidentes Autonómicos, prevista para el miércoles
22, fecha coincidente con el cierre de los centros de enseñanza. La situación
debe ser complicada pues los grandes bancos y grandes compañías de España han
vuelto a permitir que desde el martes pasado, día 14, su personal
teletrabajara. La ola hace semanas que se veía venir …. Austria, Alemania,
Países Bajos, Reino Unido, etc…
Las circunstancias, en general no
son alentadoras, pues al cansancio social se une un estado económico delicado y
un sistema legal desarticulado, llegando a incomprensibles contradicciones
entre territorios. Ante contradicciones judiciales y políticas se impone la necesidad
de una línea de actuación común, unas normas básicas. Ciertamente las
Autonomías gestionan pero el Gobierno Central debe marcar una política
sanitaria para todo el país. En palabras de Ignacio Varela, Onda Cero, el
Gobierno debe hacer una política de concertación con las Autonomías y con la
oposición. No es hora para confrontaciones.
La ausencia de una ley de
emergencia sanitaria nos lleva directamente a la Constitución, pero ya sabemos,
porque lo ha dicho el Tribunal Constitucional, que no se puede aplicar el
estado de alarma y suspender derechos fundamentales a causa de la pandemia. Así
que la ciudadanía vuelve a ser pieza clave: Sabemos lo que tenemos que hacer
y no podemos esperar a que nos lo digan: uso de mascarilla también en
exteriores, gel, distancia, evitar aglomeraciones (cines, teatros,
restaurantes, oficios religiosos, conciertos, discotecas, etc…), comer en
pequeños grupos (también en casas), ventilación, prioridad de espacios al aire
libre,…Tenemos que aumentar la responsabilidad de nuestras acciones y desde
luego exigir que nos traten como adultos, nada de paternalismos estúpidos.
Debemos exhibir nuestra madurez.
Desde luego seguir con la vacunación,
de acuerdo con las autoridades sanitarias, es otra pieza de la solución para
evitar el virus o sus graves consecuencias. Por último una reflexión: cuidemos a los centros y personal de
Atención Primaria que son lugares hoy de máxima presión. No debemos acudir por
menudencias, hay que respetar al personal y no agobiarlos, seguir sus instrucciones, evitar
exigencias y voces, hacer consultas por internet o por teléfono….. Ayudar a que
no colapsen forma parte de nuestra solidaridad, empatía y reconocimiento.¡¡Todos
y todas vamos a salir ganando¡¡....También nos sentiremos mejor.
Esta Navidad, estas fiestas, es
una ocasión excepcional para colaborar y hacer realidad el espíritu navideño
que, estoy seguro, todos llevamos dentro. Feliz Navidad. Felices Fiestas.
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