lunes, 17 de julio de 2023

Reflexiones sobre la ultraderecha

 

Sinceramente creo que las izquierdas se equivocan en el trato que le están dando a Vox. A mi juicio, hay matices que olvidan, aunque, claro está, cada cual puede olvidar aquello que le apetezca.

               A mi modo de ver, una parte importante del actual Vox es hija de Pedro Sánchez, de su gobierno y de sus socios parlamentarios. Jamás la derecha radical ha crecido tanto en España como en estos últimos cinco años. Entiendo que, con el legítimo ánimo de dividir a los conservadores, las izquierdas han hecho y dicho cosas para provocar el crecimiento de Vox. ¡Ay de los asesores! Sabedores de que Vox no ganará nunca unas elecciones generales, han alimentado al “monstruo” para disminuir los porcentajes de votos del PP. Considero que esa política no es del todo acertada porque cada vez está más claro que los puestos tercero y cuarto son decisivos para formar gobiernos, ya que no corren tiempos de mayorías absolutas, al menos para el gobierno central, aunque todo pudiera volver a suceder si los partidos revelación de hace unos años, Ciudadanos y Podemos, se siguen diluyendo al incorporarse –poco a poco- a otras formaciones con mayor recorrido. Así que ojo al tercero y al cuarto, normalmente más radicales que el primero y segundo. Y, aunque se tiende a la fusión por D’Hont, ojo también al rosario de pequeños partidos, ya que fueron veintidós los que hicieron presidente a Pedro Sánchez ante la moción de censura a Mariano Rajoy. En ausencia de mayorías absolutas, cada partido –por pequeño que sea- juega su partida a tope.

               El caso es que la izquierda, quizás para equilibrar aquello del “Gobierno Frankenstein”, lleva tiempo empeñándose en hacer de Vox una especie de partido adefesio. Olvida que detrás de Vox, en las elecciones municipales últimas, se han contado 1.608.401 españoles. Es importante recordar que en el 2019, Vox fue votado por 812.804 personas, aproximadamente la mitad. Alguien tendría que explicar a qué se debe esta enorme diferencia. La acción y reacción -que también existe en política- explica que probablemente sea más responsabilidad de la izquierda –al haber sido extrema en bastantes asuntos durante estos últimos años de gobierno- que mérito de la ultraderecha. Otro factor a tener en cuenta puede ser la pensada moderación del PP ante determinados temas. Y desde luego el rechazo frontal a Sánchez que se reparte entre el PP y Vox, aunque este último recoge el voto antisanchista radical. Evidentemente no me parece ni inteligente ni adecuado estar todo el día criticando e insultando a más de millón y medio de españoles.

               Tampoco podemos olvidar la corriente conservadora que recorre Europa. España no es una excepción. En Italia, Suecia y ahora Finlandia, los partidos de extrema derecha han empezado a gobernar. El diario El País denunciaba en abril del 2022 que “el tenaz avance de la extrema derecha en Francia es responsabilidad de las élites políticas y culturales francesas, que no supieron adaptar el país a su nueva diversidad étnica, cultural y confesional, ni proponer un proyecto social que pueda unir a la ciudadanía”. El diario Público, hace un par de semanas titulaba: “Desde Alemania a Grecia: la ola ultraderechista se extiende en Europa y ya mira a España. En tan solo tres días, tres formaciones de extrema derecha han conseguido representación parlamentaria en Grecia, mientras que AfD lidera su primer condado en Alemania”.

               Yo entiendo que, para frenar a Vox, la mejor política es hacer pedagogía de los propios valores, de las propias ideas. Hay que evitar el enfrentamiento, el insulto grueso, la descalificación y el sectarismo, siempre interesado. Mi opción pasa por la moderación y la crítica argumentada. A la ultraderecha se le gana con el ejemplo, con proyectos integradores de ideas y personas, con una ley de todos para todos y con los votos por delante y no con el acoso, el miedo y las exageraciones apasionadas. Decir que Vox es un partido patológico es un insulto a la Constitución y a nuestra democracia. ¿Es la Constitución del 78 patológica? ¿El millón seiscientos mil españoles es un conjunto de seres patológicos? Si Vox no es legal, denúnciese e ilegalícese. Si lo es, hay cosas que no se pueden decir. Es importante para una democracia no traspasar las líneas no escritas. Por cierta analogía pienso lo mismo si nos referimos a Bildu, en mi opinión, partido antisistema admitido por el sistema. Hay que desterrar ese espíritu cainita de una puñetera vez –a derecha e izquierda- que quiere hacernos creer que los adversarios políticos son enemigos. Entre muchos han hecho de Vox una víctima y ya se sabe que mucha gente se pone de parte de los mártires. En política, cuando acudimos al estómago y al corazón en lugar de llamar a la razón, las consecuencias pueden resultar imprevisibles.

               Evidentemente pudiera ocurrir que al moderar la izquierda el discurso antivox, Vox dejara de crecer y, a su costa, lo hiciera el PP, con el riesgo de que este partido tuviera mayoría suficiente para formar gobierno solo. Esa posibilidad sería peor para la izquierda pues al PP no le podrían tildar de que derecha y derecha extrema son la misma cosa. Exactamente igual que PSOE y Podemos, pueden estar de acuerdo en algunos temas, pero no son la misma cosa. En cualquier caso, no deja de ser curioso como el PP acusa al PSOE de podemizarse y las izquierdas califican al PP de partido abascalizado. Tal para cual. Elecciones.

               De todas formas, si tan malísimo es Vox para el bien común, hay una posibilidad segura de evitarlo en los gobiernos, que no en los parlamentos. Que la izquierda suma lo bastante, Vox evitado. Que el PP gana pero no suma lo bastante y necesita a Vox, entonces el PSOE y algún otro partido de la izquierda, p.e. Sumar, podrían abstenerse y dejar gobernar solo al PP, o ¿por qué no un gobierno de coalición entre el PP y el PSOE al estilo alemán? Esa fórmula, maldita para algunos pero tan legítima como otra cualquiera, tendrá que llegar algún día y no me gustaría morirme sin verla aplicada en la práctica. Las dos Españas unidas, dos ruedas y una bicicleta, un ser con un estar, un capuchón y un boli.

               En unos pocos días lo sabremos.

1 comentario:

  1. En este asunto,tan complejo, soy muy práctico , y los extremos claro que si hacen política , lo interesante es saber el tipo de política que se hace , porque se puede ser de Bildu y conseguir por ley la subida de las pensiones, la subida del salario mínimo ,... Y se puede ser de VOX y hacer desaparecer de los balcones oficiales la bandera LGT, y se pueden por ley eliminar las ayudas a la igualdad...pedagogía ,siempre ,pero las prácticas por los derechos y libertades TMB. VOX a mi modo de ver ,aunque tratado como un demonio por la izquierda , no deja de hacer diabluras

    ResponderEliminar