Después de observar el panorama
político español durante los últimos años he llegado a la conclusión de que la ambición,
sobre todo la mala, no tiene fin. Siempre se puede ser mucho más ambicioso de
lo que hasta ahora uno ha sido. La ambición no se sacia nunca. Se alimenta de
ambicionar más. Lo necesita. Esta codicia de poder se pone de manifiesto tanto
en los gobiernos como en la oposición, aunque por presencia e importancia
focalicemos nuestros comentarios en los que más mandan.
En el saldo del actual Gobierno
en funciones quedan atrás un rosario de datos que señalan tendencia: Entre ellos
están la reiterada ocultación del número de muertos por el Covid, el estado de
alarma que debió ser de excepción, la cantidad de inapropiados comentarios
sobre las mascarillas y las vacunas, que no se pactaría con Podemos, anular el
delito de sedición por petición de los independentistas, persecución del
coronel de los Cobos por no plegarse a sus intereses, aligerar el delito de
malversación en el contexto catalán, blanquear a Bildu y a los golpistas
catalanes como pago de acuerdos, tragar con Marruecos carretas y carretones,
los extrañísimos movimientos en el CNI, renunciar a la responsabilidad sobre el
Sahara, el tito Berni, la utilización del sistema Pegasus para espiar móviles,
el exagerado número de decretos leyes para gobernar, el aumento de la deuda
pública a niveles nunca vistos, el caos en la distribución de los fondos
europeos, etc, etc…. En el ambiente queda la impresión de que Pedro Sánchez ha
sido, y es, un aventajado alumno de Pablo Iglesias, quién parece tener el mando
a distancia, propone ideas y fija caminos.
Ante
la próxima investidura de Pedro Sánchez ¿estamos ante otra etapa de ¿maldades?
¿inmoralidades? ¿obscenidades? políticas concentradas?. Cada vez está más claro que el fin
justifica los medios. En el Gobierno se han dado cuenta de que muchas maldades comprimidas en el tiempo se olvidan con facilidad. De ahí su utilización.
Todos sabemos, a día de hoy que
Pedro Sánchez necesita los votos del prófugo de la justicia Puigdemont para ser
investido como presidente de España. Todos sabemos el daño que los golpistas
catalanes, encabezados por Puigdemont y Junqueras, han hecho a la imagen de
España, a la Administración de Justicia Española, a la igualdad que la
Constitución establece … todos sabemos que la Generalidad de Cataluña ha
malversado dinero público a raudales para favorecer la causa de los
independentistas,… Todos sabemos eso. Pues bien, como ahora los votos de Junts-
Juntos- son imprescindibles para volver a nombrar a Sánchez Presidente, ni este
ni ninguno de sus socios tienen escrúpulos para cortejar al flequilludo
Puigdemont, incluidos por supuesto Sumar, PNV, ERC y Bildu. Es el PODER,
estúpido, me dijo una pitonisa fumada de maría.
Así que a Yolanda le faltó tiempo
para coger el avión e irse a Waterlóo en busca de los votos decisivos que
aseguren la investidura de Sánchez. El bochorno de ver a Yolanda Díaz,
Vicepresidenta en funciones del Gobierno de España, echándose unas risas y
dando un paseo con “el presunto delincuente” fue una indignidad, una ignominia, una vergonyia
aliena.
Lo de colar el catalán, el vasco
y el gallego en Europa no funcionó, pero se intentó. Fue algo precipitado y la
mayor parte de los países se lo tomaron con calma. No era una urgencia y desde
luego el Parlamento Europeo, hasta ahora, ha funcionado sin esas traducciones
sin ningún problema. Digamos que la generalidad de los paísesUE no se dejaron
utilizar. Ni sí, ni no y sin fecha para volver a tratar el tema. Seguramente el
asunto se dejará morir por inanición. Lo del Congreso y las Lenguas de España
puede parecer absurdo, pero como símbolo de integración de las diferentes
culturas no lo veo mal, aunque resulta incomprensible que se hable catalán en
el Congreso y no se pueda hablar español en muchos ámbitos políticos, docentes
y culturales de Cataluña. Estuvo mal que Francina Armengol, sin cambiar el
Reglamento, permitiera el uso de las lenguas cooficiales. Parecía que se quería
hacer, y se hizo, una demostración de poder. Puñeta, cámbiese el Reglamento
primero. No había necesidad de romper las formas gratuitamente, aunque para los
fundamentalistas separatistas había razones de sobra y para los que están en
funciones intereses muy sectarios.
Como una capa de maldad tapa la
otra, a la vuelta de Yolanda de Bélgica, el tema de la amnistía copó tertulias,
medios y cafeterías. Desde entonces no deja de salir: está en juego el Estado
de Derecho. Los españoles, hasta ahora -más o menos- habíamos sido iguales ante
la ley y la amnistía que pretende el Gobierno nos desiguala por completo, aparte
de poner en entredicho a la Corona, al Tribunal Supremo, al Constitucional y a
todo el conjunto del Sistema Judicial Español. La amnistía a los golpistas
catalanes es tanto como decir que todo el Estado se equivocó y que los
delincuentes llevaban razón desde el principio en todas sus acciones. Si sale
la amnistía o como se le quiera llamar, que tiene toda la pinta de que así será, no habrá existido delito. En realidad no es amnistía lo que se pretende ya que Puigdemont no ha sido juzgado y, por tanto, no ha sido condenado y, por tanto, no se puede amnistiar. Lo que se pretende es evitar que Puigdemont sea juzgado. Veremos como funciona la ingeniería judicial para evitarlo. El bochornoso espectáculo está servido.
Pedro Sánchez ha pasado del
“Total apoyo” a Rajoy, “rebelión clarísima” y “compromiso de juzgar al prófugo
Puigdemont” al “una crisis política nunca tuvo que derivar en una acción
judicial”. Una gran mayoría de los votantes, en España, piensan que en caso de
aplicarse una amnistía a los que pretendieron quebrar la Constitución, sería una
voladura del Estado de Derecho en toda regla. El democrático Estado Español de Derecho
habría sido derrotado por el propio Gobierno de España chantajeado por un huido
de la Justicia. Pura esquizofrenia.
En el ambiente se está cociendo
que la Asamblea Legislativa está por encima de la ley y eso es una aberración.
La Asamblea Legislativa legisla, hace leyes y es la Administración de Justicia
la encargada de aplicarla. La Asamblea no puede constituirse en Poder Judicial.
Ni es su papel ni nadie se lo ha otorgado. Esa usurpación, sería una
auto-otorgación, propio de una dictadura caribeña.
En
esas estamos cuando llegan los indepes y nos dicen que España les debe medio
billón de euros. Unos malversadores profesionales, elevados a servidores públicos
por los votos de la ciudadanía, reclaman la ingente cantidad de medio billón de
euros. El diamante es blando comparado con su cara. Se comprende que pidan esa
cantidad por la tradicional llantina pesetera de los separatistas catalanes y
porque Jordi Pujol ha sido buen maestro, pero todo indica que se han pasado. La
gente de bien tiene que hacer frente a tanta sinvergonzonería, a tanto
panfleto, a tanta independencia interesada por los euros. Esta izquierda, ERC
+ PSC + CUP, no puede hablarnos ni de solidaridad ni de igualdad. Tampoco Bildu ni Junts ni el PNV están en condiciones de hacerlo porque exaltan sus diferencias en detrimento de todos los demás.
Existen
sectores del PSOE que manifiestan su claro desacuerdo con la hipotética amnistía y con la
dependencia del Gobierno de España de un huido de la Justicia –vivir para ver que diría
mi abuela- pero esas críticas legítimas no cristalizan en una corriente
organizada en el Congreso de los Diputados. Que se sepa, de momento prevalece
la disciplina de partido al voto en conciencia del diputado. Que el PP apele a posibles
tránsfugas para sacar adelante la investidura de Feijoo no me parece bien. Los
líos internos de cada partido deben resolverse sin interferencias de otros
partidos. Otra cosa son las naturales voces discrepantes dentro de la familia
socialista. Desde luego el PSOE, tras las generales de julio, ha dado muestras
de graves incoherencias: ¿Por qué no metieron la amnistía en su programa
electoral? ¿Por qué durante años Pedro Sánchez y sus ministros y ministras han
defendido en público declaraciones anti-amnistía y ahora defienden lo
contrario? ¿Por qué en los documentos escritos de indulto a Junqueras y demás
condenados por el proceso catalán se expresa con claridad la no procedencia de
la amnistía? El cambio de opinión en temas tan graves tendría que ser explicado
con claridad. No es un tema de gobierno en funciones, es un asunto de Estado
que debería someterse a referéndum de toda la nación, ya que no aparece en la
Constitución y a todos nos afecta.
Si presionar a
posibles tránsfugas pudiera considerarse corrupción, no lo es menos pactar la presidencia del gobierno con un
huido de la justicia a cambio de una posible pirueta amnésica jurídica gubernamental para él y los suyos, lo haga
quién lo haga.
Y todo esto por evitar un pacto/entendimiento/acuerdo
PP-PSOE que daría una increíble estabilidad a esta España nuestra. Como esta armonía parece que no se va a producir nunca, no estaría mal cambiar la ley electoral y proponer que en una segunda vuelta gobierne el partido más votado. Esto evitaría todo el trapicheo y el intercambio de cromos y prebendas entre partidos. En cualquier caso lo que se echa de menos es una dosis mínima de lealtad, de líderes y partidos, con el conjunto de la ciudadanía española y con las leyes e instituciones que todos nos hemos dado.
Chapeau. Enhorabuena.
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