Ante la amnistía que, al parecer, están decididos a aprobar PSOE, Sumar, PNV (aún negocia), ERC, Bildu y JUNTS hay algunos detalles que llaman fuertemente la atención. Más de medio pais está en contra de una medida de esta naturaleza. Es la libertad de expresión que se recoge en la Constitución la que sustenta estas líneas. Líneas que en su conjunto conforman una opinión, subjetiva, legítima y democrática, compartida por multitud de sectores de la sociedad española.
a) Me
sorprenden las enormes ganas de amnistiar de los amnistiadores, pero … solo después
de conocer los resultados de las elecciones generales del pasado Julio, cuando
nada de esto llevaban en su programa electoral e incluso –en público- se habían
mostrado contrarios a esta medida (Marlaska 4/11/2019; Carmen Calvo 27/05/2021;
Juan Carlos Campo 23/06/2021; Pedro Sánchez 20/07/2023; Salvador Illa
24/07/2023).
b) Llama
la atención la actitud de desagradecidos de los previsibles amnistiados. Es
desolador no tener constancia del más mínimo acto de contrición. Se muestran
prepotentes y hacen gala de los delitos cometidos pavoneándose de sus
innumerables incumplimientos y de su falta de lealtad.
c) La actitud del Presidente de Gobierno diciendo que él va a amnistiar en
nombre de España es, como mínimo, bochornosa y delirante. Se entiende que da a entender que
España y él son la misma cosa. No puedo dejar de recordar la frase apócrifa que
Luis XIV habría pronunciado el 13 de abril de 1655 ante el Parlamento de París:
“El Estado soy yo”. Lo de Sánchez recuerda a un puro e inadecuado absolutismo, pues
el Presidente sabe que más de medio país está en contra de la amnistía que
proyecta.
d) Esté
o no esté en la Constitución, la amnistía, en caso de darse, debiera ser el culmen de un consenso
político y social generalizado y nunca el acuerdo entre unos pocos; menos si
dentro de estos pocos están los beneficiados.
e) No
conocemos aún el texto de la ley amnistiadora, pero ojo porque se corre el
riesgo de desautorizar y desprestigiar por completo al Jefe del Estado, al
anterior Gobierno, a las máximas instituciones judiciales del país y al actual Presidente del Gobierno, en funciones, -en este caso se trataría de una autodesautorización- y eso, en un Estado de Derecho, es
muy grave.
f) No
es el Estado el que debe pedir perdón. Los juicios a los ejecutores,
encubridores, malversadores del levantamiento catalán, de aquel pulso al Estado
de Derecho, el llamado “procés”, no fueron procesos políticos. Los Tribunales
de Justicia, con total independencia y garantía, se limitaron a aplicar las leyes vigentes
que los sucesivos poderes legislativos habían aprobado democráticamente. Leyes
legítimas dadas por poderes legítimos y con reconocimiento internacional.
g) Esta
amnistía, en caso de llegar a producirse, rompe el principio de igualdad que la
Constitución establece entre todos los españoles, pues reconocería la impunidad
de todos aquellos que se levantaron contra el legítimo Estado de Derecho español.
h) Además,
viendo lo que vemos, la amnistía es una condición necesaria pero no suficiente
para que JUNTS vote en la sesión de investidura a Pedro Sánchez como Presidente
del Gobierno. La amnistía va unida a multitud de gestos que humillan a España
como país, al PSOE como partido y al Gobierno en funciones como representante
de todos los españoles. Baste citar las visitas de altos cargos del Gobierno y del PSOE a Bélgica y a Francia al
prófugo Puigdemont, el tratarlo como Presidente y la foto de un Santos Cerdán incómodo
–tercero del PSOE- con Puigdemont bajo la foto-cuadro de una urna de la
consulta ilegal del 1-O de 2017.
i) Es opinión compartida que resulta escandaloso e inmoral que la amnistía a los implicados en el
procés sea moneda de cambio para elevar a la Presidencia de España al máximo
amnistiador. Es decir cambiamos la cárcel y multas de unos pocos por los votos
necesarios para satisfacer la ambición de poder de otros pocos.
j) Si se diera la amnistía, debe conocerse el contenido de esa ley con antelación, las letras mayúsculas y minúsculas y desde luego, algo de tanta importancia debería
de contar con el apoyo de una mayoría importante de españoles. Un referéndum sería
la única salida digna en este asunto.
k) Es falso que se diga que la amnistía es necesaria porque la única alternativa al
“gobierno procesista” de Sánchez sería un gobierno PP + Vox. Mentira total. Hay
alternativas. La primera: Desde hace meses hay voces que apuestan por un gobierno PP+PSOE,
legítimo, mayoritario y democrático pero “ otras voces malidicentes, mentes perversas
y malvados egoísmos” llevan años cercenando puentes y espacios de encuentro. Es
una pena, pero el vacío es considerable y lo han llenado de enfrentamiento y de
crispación. La segunda salida que evita el elevado precio de la amnistía, concesiones y humillaciones es la convocatoria de elecciones, pero
eso solo está en la mano del actual Presidente.
Y desde luego, el enorme
despliegue informativo del episodio del cumpleaños de la princesa Leonor para ocultar
el embarazo de la entrevista en Waterloo, el día anterior, entre Santos Cerdán
y el prófugo del maletero, supera no solo las rayas
rojas, sino todas las rayas del arco iris habidas y por haber. La certeza del sandwich se pudo comprobar anoche mismo cuando se anunció -todo bajo los aromas de la jura de la Constitución - el acuerdo de Sánchez con ERC de cara a la amnistía.
Todo este enorme lio de la amnistía, enmarcado en unos más que obscenos intereses, podrá calificarse de legal pero es terriblemente injusto y humillante, y en la gente sensata de la calle provoca una perturbadora irritación.
Ambiciones infinitas, marcan estos calculados comportamientos. ¡Vivir para ver! como decía mi abuela.
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