miércoles, 24 de enero de 2024

La gran ocasión

 


Aún se me agría la leche y se me cuaja el pensamiento cuando recuerdo la posibilidad que tuvimos, en abril de 2019: al PSOE + Ciudadanos se les presentó la oportunidad de gobernar España. Con desazón, no comprendí –ni comprendo- por qué el PSOE no quiso formar gobierno con su eterno rival el PP. En Europa fuerzas similares lo hacen y no pasa nada, pero el PSOE de Pedro Sánchez pudo elegir también al C’s de Rivera y no lo hizo. La estadística lo avalaba con 123 diputados socialistas más los 57 de Ciudadanos. La suma daba una holgada mayoría absoluta: 180. Con el Congreso bien amarrado, el Gobierno podría haber establecido diálogo con todos los demás partidos y conseguir mejores números para acuerdos puntuales o en temas concretos. Socialistas y Liberales, dentro de la más pura tradición europea, hubiera sido un buen tándem. Guardo la impresión de que aquel resultado deslumbró a C´s y descolocó al PSOE. El caso es que por ambición, inmadurez o desconfianza –de líderes o de partidos- aquella alianza se difuminó en el tiempo. C’s lo gestionó peor que el PSOE y lo pagó caro en la repetición de elecciones, pasando en noviembre de ese año de decisivo a testimonial.

Hoy, a 19 de enero de 2024, con el Gobierno de la nación, PSOE + Sumar, en manos de un prófugo de la justicia investigado por la Audiencia Nacional por terrorismo, recuerdo aquella enorme ocasión perdida del 2019 y considero que antes de que cristalizara definitivamente esa ley de amnistía –denostada por la mayoría de los españoles y –recientemente- por un exhaustivo informe de los letrados del Congreso que sostienen que su aplicación implicaría una reforma constitucional- debería de producirse lo que llevo pidiendo desde hace años: un acuerdo PSOE-PP & PP-PSOE. Es la gran ocasión en este 2024.

El acuerdo se desprende fácilmente del resultado de las elecciones del pasado mes de julio: En el Congreso ambas fuerzas suman el 73’71% de los diputados (137 PP + 121 PSOE: 258 de 350). Esos diputados están avalados por el 64’74 % de los votos. La ocasión es única e irrepetible para construir una España que encare con seriedad, en paz y sana convivencia otros cincuenta años de futuro por medio de trabajos y personas responsables que tengan visión de Estado y como referencia a todos los españoles. Ni la nación ni el gobierno pueden estar al capricho y confusas legalidades de un partido xenófobo de ricos independentistas con cuentas pendientes con la Justicia.

La Constitución necesita ajustes imprescindibles –cambiar una palabra ha sido importante- pero se necesitan bastantes cambios más y de mayor calado. Debe ponerse orden en la Administración de Justicia y despolitizar sus órganos clave. La Economía es lo que nos permite el estado de bienestar y el ejercicio de las libertades: ponerse de acuerdo en déficits, balanzas fiscales, financiación autonómica, Seguridad Social, política de rentas, fondos europeos, impuestos etc…. le sentaría de maravilla al país y a la gran mayoría de los españoles. A mi modo de ver Sanidad y Educación, vitales, vitales, vitales, necesitan mantener parámetros esenciales comunes en esta España diversa y plural porque corremos el riesgo de desintegrarnos. Siempre he dicho que la diversidad tiene un elevado porcentaje de cosas en común. La misma gestión del agua, en el ámbito nacional, puede resultar un tremendo problema: los acuerdos entre trasvases, desalinizadoras, regadíos, turismo, etc… a mi juicio son insoslayables. Es absurdo que media España tenga agua de sobra y la otra media se quede con sed. El asunto de las relaciones exteriores requiere una pensada y actuaciones en común … Exteriores no puede ser una veleta loca que se mueva a bandazos. A mi entender faltan criterios y embajadores de carrera. Sobran criterios de partido y embajadores de partidos. Los funcionarios siempre han sido vitales para el funcionamiento diplomático de un país: los políticos se van o cambian, los funcionarios permanecen por mucho que cambie un gobierno.

Si PSOE y PP no aprovechan esta coyuntura, como todo por desgracia parece indicar y hacemos depender el futuro de los españoles, de TODOS Y DE TODAS, de partidos independentistas que están hartos de decir que el resto les importamos un pimiento, nos vamos a arrepentir. Personalmente no me gusta ni la letra ni la música. Creo que la sensatez que necesitamos habita en las zonas de empatía entre la izquierda y la derecha, ambas civilizadas. Admito la existencia de los extremos pero no los comparto, porque la ciudadanía española sensata siempre ha estado alejada de las extremidades. Es sano rehuir de los extremos como el gato del agua….. el problema es que hay provocadores interesados en que los extremos existan. Opto por la moderación y la medida sabiendo que eso molesta en los extremos. Los sectores izquierdistas y derechistas proclives a tender puentes con el adversario no podemos perder la batalla frente a quienes a ambos lados proclaman “al enemigo, ni agua”. En la clase política, echo de menos mayor madurez, más pensar en la España de todos, más humildad. Ante populismos exacerbados, nacionalismos insolidarios, independentismos ombliguistas y cerriles y dañinas crispaciones no es fácil mantener la calma, pero tenemos que hacerlo.

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