miércoles, 8 de septiembre de 2021

¿El motín del capitán? ¿Nuevos horizontes?

A la vista estaba que algunas cuestiones – o quizá muchas – no caminaban bien para el PSOE. Las encuestas le daban muy malos números y los resultados de las elecciones de la comunidad de Madrid, el pasado mayo, encendieron todas las alarmas. Lo venían diciendo también muchos socialistas. Algunos con mando en plaza. Otros con más años y con peso histórico. Aparte de la gestión de la pandemia y sus efectos, un PSOE coaligado en el gobierno con Unidas Podemos y necesitando el apoyo parlamentario de los independentistas, es visto como un PSOE desnaturalizado y eso detectaban – y parecen seguir manifestando - las encuestas: bajón acusado y remonte complicado. La concesión de los legítimos indultos – en contra del Tribunal Supremo - a los líderes catalanes independentistas presos, casi a mitad de junio, marcaba unos mínimos en la intención de voto sanchistasocialista. Personalmente a mí no me gustaron, pero reconozco que esas indulgencias, por ahora, han rebajado la tensión y han debilitado la posición de unos cabecillas condenados por sedición y malversación. Aun asumiendo la medida política, quizás sobró la dialéctica que contenía exceso de mimo y comprensión por parte del Gobierno de Sánchez.

               Mayo y junio fueron meses de intensas movidas. A estas alturas ya se habían quedado en el camino Ángel Gabilondo, number one socialista a la Comunidad de Madrid, y José Manuel Franco, secretario general del PSOE-M. También Pablo Iglesias había abandonado la política, entiendo que porque era consciente que estorbaba al restar más que sumar. A mitad de junio Espadas, candidato de Sánchez, gana las primarias del PSOE andaluz, forzando la salida de Susana Díaz. Este pequeño respiro era insuficiente. Supongo que a primeros de julio la situación debió ser crítica en Moncloa. Había que dar un giro ante la opinión pública española. No se puede olvidar que cualquier concesión al mundo indepe es una bofetada en pleno rostro a miles, millones, de españoles.              

La solución elegida por Sánchez se concretó en cesar a ministros: nuevas caras que no vayan asociadas a sus dos primeros de gobierno - con su mochila de contradicciones - ni a Pablo ni a Cataluña y le permitan afrontar el próximo vendaval electoral cuya silueta se otea por el horizonte. Así pasó a mejor vida, política se entiende, José Luis Ábalos, ministro de Transportes y Agenda Urbana. La salida de Ábalos nunca fue bien explicada y pilló por sorpresa a propios y extraños al ser hombre fuerte de Sánchez desde que ganó las primarias contra Susana Díaz y Patxi López. Junto a él, por desgaste, errores o significación, salieron otros seis ministros Arancha González Laya (Exteriores), Isabel Celáa (Educación), Juan Carlos Campo (Justicia, ministro de los indultos), Pedro Duque (Ciencia e Innovación) y José Manuel Rodríguez Uribes (Cultura y Deporte). Pedro Sánchez aprovechó el momento y cesó también – probablemente por los excesivos roces con Podemos - a Carmen Calvo, vicepresidenta primera, y a Iván Redondo, jefe del gabinete del presidente y su ideólogo estratega. Félix Bolaños es el nuevo ministro de la presidencia y Óscar López – fiel militante socialista – su nueva mano derecha.

               Todo este cambio de actores culminó con el cese de Adriana Lastra como portavoz en el Congreso de los Diputados. La sustituye el canario Héctor Gómez. Aunque parece perder peso, Adriana puede ser pieza clave de Sánchez para controlar el 40º Congreso del partido que se celebrará en Valencia los próximos 15 y 17 de octubre y que significará una gran renovación en la dirección del PSOE, posible meta final para tan profundos cambios.

               Eva Granados, también estrena cargo pues sustituye a Ánder Gil como portavoz del PSOE en el Senado. Este cambio no es igual que el de Lastra, ya que es imperativo: Gil fue nombrado presidente de la Cámara Alta después de que Pilar Llop, su antecesora, fuera escogida para ministra de Justicia. Granados es viceprimera secretaria de los socialistas catalanes.

               Los golpes de timón de Sánchez considero que se deben al evidente desgaste, a la necesidad y al marketing. Da la impresión de que el presidente quiere pasar página de estos dos últimos años y posiblemente también de los tirones de orejas – más o menos solapados – de una Europa que nos tiene en su punto de mira: ….ojito a como se nombran a los miembros del consejo del poder judicial; ojo a como se reparten e invierten los fondos europeos; reformas estructurales ligadas a pasta fresca; ojito con el déficit público; ojo con el asalto a la administración de justicia; a ver la emigración,…ojito con Marruecos, ojito con intervenir las eléctricas,……No tengo la certeza de que Francia, Alemania y los nórdicos le marquen el rumbo a Sánchez….pero creo que España tiene como país una polivalente brújula made in Bruselas y las vías de avance y desarrollo están más que supervisadas. Que esto se quiera reconocer es otra cosa pero seguramente estamos medio intervenidos porque debemos mucho dinero y no somos dueños de nuestro destino … alguien desde fuera marca el paso y los márgenes…..sobre todo algunos. En el cristal de mi retrovisor aparece Grecia.

               Los cambios de marineros han sido importantes y muy significativos. A mi entender también la carta de navegación: fondos europeos, vacunación, recuperación económica, nada de Cataluña – solo lo imprescindible - algo de la Formación Profesional, mejorar la gestión, comunicar de otra forma…..pero si no cambia el capitán, ni sus apoyos ¿cambiará el rumbo del barco? ¿Es Sánchez un actor que interpreta distintos roles y es ese su guión? Lo que sí parece es que Sánchez es más presidente que nunca pues aquellos que podían hacerle sombra se han disuelto, políticamente hablando. Estaremos atentos a las encuestas. A lo mejor es todo más sencillo y yo no me entero de mucho y es que la política es el arte de lo posible y Sánchez la estira como un chicle.



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