Da igual. En este pestilente ambiente político que vivimos en España, todo da igual. Pase lo que pase y ocurra lo que ocurra, algunos políticos lo filtran todo por el emocionario político y lo muestran –girado, cocinado y tergiversado- en un permanente escenario electoral.
Desde hace demasiado tiempo la
política está permanentemente trufada de elecciones y eso no es bueno porque
solo afloran los temas y consignas que tengan renta electoral –aunque sean poco
útiles, falsos, etéreos o virtuales- para que los recolectores de votos cumplan
su cometido. Con frecuencia, las ideas que salen al ring de la política no se
vinculan ni con su importancia ni con su necesidad, solo convienen porque polarizan,
marcan al adversario y aumentan porcentajes en intención de voto. También son
cortinas de humo que marcan agenda y esconden responsabilidades y genuinos
problemas.
La inmadurez, la ambición de
influencias y poder, las exageradas risas en público y los desmesurados
aplausos que recuerdan a otra época, las depuradas y rebuscadas palabras de
asesores y asesoras, las superpreparadas puestas en escena propias del cine, la
continua utilización política de personas, medios y acontecimientos –ya sean
locales, nacionales o internacionales-, la pretensión de ganar el relato en
cada segundo, la tremenda falta de seriedad para afrontar verdaderos problemas,
el marketing, etc., hacen del panorama político español una descomunal
aberración que nos aleja del bien común. Un bien común que no parece importarle
demasiado a buena parte de los ruines políticos que nos gobiernan.
Particularmente grave me parece la
actuación del Gobierno y de su Presidente, Pedro Sánchez. Son innumerables las
líneas rojas que ha traspasado y sigue traspasando. Todo se lo pasa por el gorro del triunfo, como dice un pariente
cercano, deformando aquello del forro y transmutando lo del arco del triunfo,
pero se entiende. Además, lo hace con desfachatez, soberbia, descaro y
prepotencia. Personalmente, no tengo nada contra él, pero a mi juicio ha sido
el político que más daño ha hecho al Estado español, a su trabajada democracia,
a los procedimientos y a las instituciones.
Muy grave es lo de mantener al fiscal
general del Estado en su puesto cuando el Tribunal Supremo le abre juicio oral
por delito de revelación de secretos. Mantenerlo ahí no es creer en la
justicia, es reírse de ella y convertir al Gobierno en dictador de sentencias
absolutorias por propio interés. El Fiscal General del Estado se ha convertido
en el Fiscal General del Gobierno y en uno más de sus ministros, lo cual es
inadmisible en un Estado de Derecho.
Muy grave es que Begoña y David,
esposa y hermano, respectivamente, del presidente Sánchez, tengan problemas con
la justicia y se implique al Estado y a sus recursos en sus defensas. Tanto
Begoña como David son ciudadanos particulares y no ostentan responsabilidades
ni en el Estado ni en el gobierno. Estas actitudes demuestran poco respeto por
el Estado y por la Justicia. La actitud de Pedro Sánchez y su gobierno es
reírse de ambos. No son palabras. A los hechos me remito.
Lo de Leire Díez –con su campaña para
desacreditar a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil- unido a los
desacreditados por sus actos Ávalos y Santos Cerdán, ambos exsecretarios de
Organización del PSOE de Pedro Sánchez, consolida tres escándalos gigantescos.
Una sola de las seis desvergüenzas
citadas debería haber sido suficiente para que Pedro Sánchez dimitiera o
convocara elecciones generales. No convocarlas por temor a perderlas es
antidemocrático. Negar la alternancia es negar la democracia y la convivencia. Administrativamente,
Pedro puede seguir de presidente, pero es inmoral que continúe en esas circunstancias.
A ello hay que sumarle la ausencia de Presupuestos Generales del Estado
(vivimos de la prórroga de los presupuestos del 2023). Decir que Mariano Rajoy
debería convocar elecciones si no sacaba adelante sus cuentas y no hacerlo él
en idénticas circunstancias es indecente.
Sánchez se ha desdicho de la aplicación
del 155 cuando el golpe de Estado independentista catalán –de triste memoria-,
de la inconveniencia de la amnistía, de los derechos del pueblo saharaui, de la
antipatía de gobernar con Podemos, de lo innecesario de las mascarillas en el
Covid19, de las ventajas de detener a Puigdemont, etc. Sus enormes
incoherencias están dejando al Estado y a nuestra democracia como un queso gruyère.
Afirmar que seguirá salgan o no salgan los presupuestos del 2026 es
menospreciar las reglas del juego: un gobierno sin presupuestos es un cadáver
político.
El bochorno de no poder terminar la Vuelta
Ciclista a España ha sido mayúsculo. Hay que decirlo alto y claro: La Vuelta
era totalmente compatible con las manifestaciones pro-palestinas, pero desde
las alturas decidieron que no: había que reventarla en Madrid, en su etapa
final. La ciudad y el fracaso de la Vuelta actuarían como caja de resonancia.
Gestos y más gestos de cara a la galería. Es triste, pero es así: se está
utilizando a los gazatíes como elemento divisor en la política interior de
España. La causa palestina es un reclamo electoral más. Y luego esa obscena
comparación: “Los que están a favor de la Vuelta se muestran de acuerdo con el
genocidio palestino”. Ese razonamiento es ridículamente falso porque relaciona
dos eventos que no tienen nada que ver. Es una simplificación absurda, falsa y
falta de matices… puro retorcimiento gramatical y lingüístico propio de mentes
totalitarias.
La realidad fue que el reventón de la
Vuelta ciclista estaba perfectamente planificado. Todo resultó ser la crónica
de un boicot anunciado. Sánchez, con inteligibles sutilezas, estimuló a los
violentos -22 policías heridos- y el Gobierno de España debió tomar mayores
medidas para que la prestigiosa carrera -3ª del mundo- terminara bien. Que
hubiera un deportista israelí en un equipo de Israel no justifica la violencia
desplegada. Tampoco se justifica, para nada, la foto de Isabel Ayuso para “dar
morcilla”. El Ministerio del Interior debió proteger más y mejor a los
ciclistas y a su organización ¿Quién ganó con el desastroso final de la prueba
ciclista? Blanco y en botella. El genocidio israelí continúa. El hambre sigue;
el éxodo palestino aumenta; cada vez quedan menos gazatíes en Gaza; la
destrucción es total. Para mí cortar la carrera fue una tremenda equivocación y
que la policía no tuviera más medios, también… Salvo, salvo, que lo que se
quisiera conseguir no tuviera nada que ver ni con Gaza ni con Palestina. La
sociedad española está siendo dirigida hacia una progresiva e interesada
polarización. En ese sentido, el boicot a la Vuelta fue un paso más. Pero,
repito: El buen desarrollo de la Vuelta a España siempre fue compatible con la
defensa de los derechos de los palestinos. Siempre. El año pasado, sin ir más
lejos.
Ayer, 16/09, se produjo una noticia, a
mi juicio de singular importancia: “El Tribunal Superior de Justicia de Madrid
ratifica que el Gobierno debe investigar la actuación de Sánchez por el rescate
de Air Europa y los negocios de su mujer”. El Gobierno inyectó 475 millones de
euros para salvar a Air Europa durante la pandemia. Begoña, la esposa de Pedro
Sánchez, tenía con Air Europa relaciones empresariales. Hasta ahí puedo llegar.
¿A dónde nos llevará todo esto? No lo
sé, pero a mí no me gusta. Creo que era Pérez-Reverte el que comentaba el otro
día que España se parecía a un autobús conducido por suicidas. No descarto
nada, pero en mi opinión, cuento más homicidas que suicidas. Sinceramente, a la
vista de lo visto, no creo que líderes mediocres y egoístas estén dispuestos a
morir por salvar al país. Saltarán del autobús a mullidos colchones o en
seguros paracaídas si viajan en avión.
Última hora: Junts se une al PP y VOX
y tumba la creación de una “Oficina Anticorrupción” propuesta por Sumar… ¡Como
si no hubiera ya suficientes controles administrativos y policiales para luchar
contra la corrupción! Gestos, puros gestos… señuelos para engañar al personal.
Para luchar contra la corrupción, solo hay que dejar trabajar a los jueces, a
los interventores y dejar tranquila a la Guardia Civil… Y no apoyar y denunciar
a los corruptos aunque sean familiares. Es fácil.
Tenemos que buscar políticos sin
síndrome electoral. Políticos, sin complejos, que miren a medio y largo plazo;
políticos que traten lo mismo a un turco, a un andaluz y a un catalán.
Políticos con perspectiva y valores. Políticos honrados que exhiban
transparencia y no te consideren un tonto más al que resulta fácil engañar. Los
políticos no tienen mi respeto por serlo: se lo tienen que ganar. Por cierto… ¿para
cuándo una reforma electoral de listas abiertas y los posibles candidatos no
los pongan los partidos? Sufrimos partiditis aguda. Podríamos empezar con
listas semiabiertas, mitad y mitad.
Termino con un ruego a determinados
políticos: dejen de dividir la sociedad en buenos y malos, blancos y negros, en
rojos y azules, en fachas y antifachas, conmigo o contra mí… La sociedad es
bastante más compleja y los humanos no somos máquinas… no nos insulten con sus
estupideces y sus estereotipadas simplezas: rindan cuentas y aporten
soluciones. Basta ya de promesas sin hechos y fácil verborrea. Trabajen por
construir un futuro y no por la destrucción del adversario… Hay tanto por
hacer: viviendas, mantenimiento de carreteras, emigración, televisiones
públicas de calidad, mantenimiento y conservación de la red eléctrica, mejora y
control de la sanidad pública, protección del medio rural, despoblación, cambio
climático, pobreza infantil, ley de la dependencia, escuela pública,
investigación científica, nuevas tecnologías, … Y sobre todo, señorías, dejen
de perder el tiempo y trabajen por causas justas y la mejora de la convivencia
entre españoles. Es poco convincente preocuparse por la paz en Palestina y en
Ucrania y azuzar el enfrentamiento entre españoles.