El grosero escenario del conmigo o contra mí, ante los indultos, aparece defendido por los dos ¿grandes? partidos que han gobernado España en los últimos cuarenta años. Para el PP indultos no, no y no y para el PSOE, indultos si, si y si. La verdad es que ambos, agendados a la perfección por la deslealtad y astucia de los independentistas catalanes, lo explican con notable torpeza, algunas mentirillas y una simplicidad que infravalora a la ciudadanía.
Viene
bien recordar que, lingüísticamente, sinónimos de indulto son: absolución,
perdón, olvido, tolerancia, privilegio, exención, gracia, merced, favor, hacer
la vista gorda, pasar por alto, etcétera. No es menor el matiz de que se trata
de un indulto relleno de política, promovido y ejecutado por políticos, del que
se beneficiarían políticos condenados, por el máximo tribunal del país, a causa
de delitos muy graves.
El
indulto no es un asunto simple. Tampoco, por sí mismo, es ni bueno ni malo. Como
cualquier otra acción política son sus consecuencias y el contexto los que
determinan su vicio o su virtud. Subir el recibo de la luz no es lo deseable,
pero hacerlo en plena crisis económica y en los tramos de mayor uso, es una muy
mala decisión. Aunque claro, para las eléctricas puede estar muy bien, aunque
para los consumidores pudiera ser un genuino desastre. Volviendo a los
indultos, la bondad o su maldad depende del espacio en el que uno esté (gobierno,
oposición, independentistas, indultados, indultadores, ciudadano de a pie,…) y
de las circunstancias que los rodean (beneficios que saca cada cual, perjuicios
y beneficios para la Administración de Justicia, valoración desde el exterior,
opinión pública española, análisis que hacen en Europa, arrepentimiento de los
delincuentes, marketing, etc…) y es ahí donde no entran ni el PSOE, ni el PP, ni
los victimistas indepes catalanes. Y si entran, opinan de otras cosas o hacen
divagaciones muy generales que suelen adornar su ya cuidada imagen.
Curiosamente nadie hace autocrítica.
Las
circunstancias del escenario son determinantes y en mi opinión el Gobierno de
Sánchez tendría que haberse vaciado en hacernos visibles las ventajas e
inconvenientes de un indulto tan crucial. Ha sido una enorme torpeza hablar de
revanchismo, venganza y de que España tiene que reparar errores. Se pueden
defender los indultos sin atacar ni a la Justicia ni al gobierno anterior. En
su defensa alego la presión de Marruecos, la derrota en Madrid, las
recomendaciones – en su contra - de muchos socialistas, una Europa que parece indecisa
ante su liderazgo, un inminente cambio de ministros,…. Menos mal que el virus
parece controlado, las vacunas avanzan y que llega el verano con miles de
turistas. Todo indica que los indultos apuntan a garantizar la Moncloa y que
sus explicaciones no gozan de la credibilidad necesaria, a tenor de las decenas
de contradicciones contrastadas.
No
es por tanto indulto si, indulto no. El PSOE y el PP deberían de explicar por
qué sí, por qué no y dejarse de palabrería hueca y barata, hija de un marketing
de desgaste que abochorna a las vacas de leche. Sean coherentes y expliquen,
argumenten, olviden los slogans. ¿Quién no va a apostar por el diálogo leal y
por la concordia en reciprocidad?, pero esas etéreas intenciones tienen que
aterrizar, tienen que concretarse en hechos, recíprocos por cierto. No vaya a
resultar que a los indepes catalanes les saque de quicio “ser una autonomía
como Galicia o Cantabria”. ¡¡ Fins aquí podiem arribar!!
Por
otra parte, las peleas entre Junts,
ERC y la CUP son una cortina de humo porque siempre se han puesto de acuerdo:
aquí todos mueven el nogal y todos recogen nueces. El mayor de los problemas es
la institucionalización de la deslealtad concretada en el bombardeo permanente
de la Constitución y del Estado.
La
mesa de negociación entre Gobiernos, que por cierto quieren hacer saltar por
los aires los de Junts y el huido Puigdemont, será un punto de encuentro y
solución si las dos partes o cuatro (PSOE, Podemos, ERC y Junts) rebajan el
listón de su soberbia, se mantienen en la Constitución y comparten lealtad y
buena voluntad. Si han aprendido y lo importante somos los ciudadanos, todos
los españoles, espero que los posibles acuerdos entre Gobiernos no traten de
enfrentar a Gobiernos y Estado y no confirmen un trato de favor a Cataluña, lo
cual resultaría inadmisible para el resto. El mismo derecho que tienen los
catalanes a estar cómodos en el “Mapa”, lo tenemos todos los demás. ¿Permitirá
Sánchez que los radicales catalanistas estén más cómodos que el resto?. Salvando las distancias, no puede olvidarse que fue el pueblo judío el que indultó a Barrabás y condenó a Jesús.
¿Y si Puigdemont vuelve ahora que tiene el aforo europeo?. ¿Indulto a Puigdemont sin juicio ni cárcel ?No sé que ocurriría pero sería un tsunami, un terremoto y un cataclismo generalizado en el marco político de España. Un desembarco de esa categoría pondría a más de uno y a más de dos a cavilar.
A
pesar de mis dudas y de mis desacuerdos evidentes, ojalá salga bien y yo esté equivocado, pero que me lo expliquen,
que yo quiero entender.
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