martes, 22 de diciembre de 2020

Nochebuena con sardinas

   "Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad"

          Era la Nochebuena. Posiblemente diecinueve sesenta. No lo recuerdo bien. La noche había caído aunque era media tarde. Con la mirada puesta en la ventana, el intuir el frio del exterior, te hacía sentirte a gusto. Alcaracejos, con impotencia y gozo, recibía una nevada enorme. Las calles, disfrazadas de un blanco paz, eran un espectáculo pasmoso y gratuito que te trasladaban a lejanos países. En las acacias, sus ramas no demasiado gruesas curvaban su esqueleto ante ese peso blanco que las embellecían y las incomodaban. De vez en cuando la nieve resbalaba por la pendiente verde que le ofrecían las hojas y estas recuperaban su inicial posición al vibrar y pararse.

¿Qué quieres de cenar? me preguntó mi madre.

               Yo, con mis nueve años, no me esperaba aquello. Mi madre decidía las comidas y el postre, y más en Nochebuena. Lo más frecuente era sopa de menudillo, algún pescado frito y aperitivos varios. Ya, para terminar, plato de polvorones con algo de turrón y copita, pequeña, de algún licor famoso, mejor 43, del que los niños solo se mojaban los labios o aspiraban su aroma.

               Sin dudarlo, le dije: La lata de sardinas, en conserva de aceite, es de mis preferidas. Pues vas y te la compras. Yo te daré el dinero.

               El abrigo, la calle y un extraño silencio, tan solo interrumpido al comprimir la nieve en un ambiente tibio, me hicieron trasladarme a un cuento, a una película en la que yo era el actor principal, lector y espectador.

               La tienda estaba abierta y Pepita me dio mi lata de sardinas. Definitivamente, esa noche fue una gran Nochebuena. Carraca y panderetas sonaban en la calle. Unos niños cantaban villancicos desafinadamente pero a mí me sonaban a música de ángeles. Una soberbia cena para un niño contento al colmar su ilusión. Mi padre, sorprendido, no salía de su asombro. El Niño, en un portal de corchos y maderas, sonreía levemente.

               Han pasado sesenta cortos años después de aquella noche y lo recuerdo todo como si fuera ayer. Demasiado tiempo para rememorar jornada tan espléndida. Mis padres ya no están pero los recupero cada vez que cenamos sardinas en aceite.

Nota: Este relato corto es un pequeño regalo/confidencia para todos aquellos - as que me dedican un poco de su tiempo. Felices Fiestas para todos y todas y muy especialmente, ¡¡ Feliz la Nochebuena!!.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

¿Tercera ola? !!! No gracias ¡¡¡

               



                ¿Estamos en los prolegómenos de la tercera ola de coronavirus cuando aún no hemos terminado la segunda? No me lo puedo creer. Todo parece indicar que sí y todo parece deberse a los contactos y aglomeraciones habidas en el último puente que algunos transformaron en acueducto, al menos de diez ojos, haciendo caso omiso de las medidas de seguridad y protección.

               ¿Qué podemos hacer ante la inminente Navidad? Hecha la salvedad de que la Navidad no tendrá culpa de nada, solo se me ocurre que la mejor salida – solución – como siempre lo fue – es la responsabilidad, la sensatez, el sentimiento de respeto – educación ajustado “a los otros”: Que por mi culpa, no se contagie nadie e impedir que nadie me contagie.

¿Yo? ¿Contagiar a mi abuelo? Venga hombre, ¡por favor! ¡yo, controlo!

Mi propio hijo no me va a contagiar, dicen algunas, ¡Si es mi hijo!

Mis amigos son mis amigos y todos están limpios, decimos muchos.

¿Pero cómo me va a contagiar mi padre si no sale de casa?

Si en mi familia toda la gente cumple…..

Mis padres están locos, están obsesionados con tanta vigilancia….

¡¡¡ Pues parece que por ahí pueden venir los problemas!!!: Un exceso de falsa confianza y una actitud de estúpidos e irresponsabilidad.

               En esas coordenadas aumentan los contagios y el Gobierno de Sánchez pide la marcha atrás. Me resulta increíble que casi nueve meses después de decenas de miles de muertos y de muertas, de miles de ataúdes, viudas y viudos, huérfanos y padres destrozados por la muerte de hijos y de hijas la sociedad no aprenda. Podemos divertirnos más relajadamente entre febrero y marzo, pero ¡no tiene por qué ser ahora! Pues sí, parece que ahora no puede ser, o al menos no puede ser como lo hacíamos antes.

               Las fiestas de calendario siempre me resultaron fiestas obligatorias mientras mis sensaciones iban por otra parte. Me puedo divertir un lunes o un domingo pero no cuando marque el día del almanaque y menos en pandemia. No estamos en Navidad, ¡estamos en P A N D E M I A! y nuestros movimientos han de ser diferentes.

               Las personas decidimos con el voto en la urna, al reciclar basura, al comprar un perfume o la marcha del COVID. Es lo que tiene esta endemoniada libertad. Si tú te quieres contagiar, estás en tu derecho pero no lo tienes para afectar con tus apamplinadas excusas la vida de los demás. El COVID es muy serio.

               Con unos comerciantes en la ruina, sanitarios cansados, guardias y policías hartitos de avisar, restaurantes en pleno cataclismo, aumento de parados y casi 70.000 muertos en España, lo menos que podemos hacer es colaborar y no hacernos más daño por un rato de juerga o desahogos sociales. Tenemos la oportunidad de felicitar a familiares y allegados con nuestras muestras de responsabilidad pensando en ellos y en nosotros mismos.

               Nosotros somos la solución y el problema y tenemos que elegir bien. Nuestro comportamiento ha de ser como si estuviéramos contagiados, casi.

Nota: Pasar de un Plan Navidad similar para toda la nación a 17 planes diferentes, ante el mismo virus, alegando diferentes situaciones sanitarias no parece razón sólida pues por la misma razón cada Comunidad Autónoma debería delegar en cada provincia y cada provincia en cada comarca y cada comarca en cada pueblo, siendo la decisión final de cada alcalde. Creo que no encontraremos dos provincias con el mismo riesgo ni dos municipios en la misma situación de contagios. Si España tiene 8.131 municipios se necesitarían ¿8.131 planes de actuación?. Si las vacunas las va a distribuir el Gobierno español las medidas de control deben de ser del Gobierno español. ¿Por qué se empezó controlándolo todo  y ahora se delega "lo malo" y se controla "lo bueno"?. Éticamente no se entiende muy bien: Un país, una pandemia y ¿17 formas/planes para controlarla?. Es la política, estúpido, es la política.

sábado, 5 de diciembre de 2020

Líderes: ¿Secuestradores de países, partidos, ciudadanía...?

              Desconozco si será la consecuencia del coronavirus, una estrategia en tiempos sin elecciones - aunque el comportamiento diario sea de periodo electoral - o un síntoma de cierta descomposición de nuestra democracia, pero la desaparición/atonía de las ejecutivas de todos los partidos de la escena política resulta preocupante. Al menos a mí, me llama la atención.

               Los partidos han sido secuestrados por la imagen del líder y las ejecutivas están en modo mising. Será por el cansancio o la fragilidad de bases, afiliados, militantes y empáticos o la invertebradez, siempre acomodaticia, que interesa a los líderes o vaya usted a saber. El caso es que la verticalidad se ha impuesto como norma a seguir. Ni siquiera Podemos, partido de asambleas y continuas consultas, ejerce de oficiante de participación. ¿Qué ha pasado con Adelante Andalucía y Teresa Rodríguez?

               Tengo la sensación, vestida de certeza, de que la participación, recoger sugerencias, someter a debate, asumir algún riesgo y contrastar ideas para acordar acciones pertenece a un pasado pueril, casi bucólico, y pasado de moda. El líder manda, obliga y utiliza al partido como unas escaleras para escalar peldaños y una vez que ha llegado se distancia de aquello que le empujó hacia arriba, se aleja de mensajes y de las estructuras en las que se apoyó. También da qué pensar ese Congreso viendo apretar botones de manera automática como robots sin alma a izquierda y a derecha. ¿Por qué no un porcentaje de unas listas abiertas?

                Líderes a su bola. El partido soy yo. Si me va bien a mí le irá bien al partido y si sube el partido le irá bien al país. Se premia la obediencia. Se escuchan las encuestas, se rompen las promesas y se olvidan recortes de la prensa en el congelador. “son dichos de campaña, electoral se entiende”. La militancia crítica se mancha de traidora y se la sustituye por una mayoría de votantes que aplauden. Todo lo que molesta se tunea con los medios o con desinfladores que saben el oficio. La realidad sigue ahí, terca y golpeadora, pertinaz y tozuda con los grilletes puestos y manos de pintura.

               Por el boulevard de mis sueños rotos desfilan hipócritas homenajes verbales a una democracia, en mi opinión, herida y despreciada. ¿Por qué se manosea la expresión democracia para calificar sus formas o sus leyes y lo de los demás es antidemocrático y poco patriótico? Memoria democrática, decisión democrática, medidas democráticas, votación democrática, decretos democráticos…. Da la impresión de manipulación aludiendo al viejo dicho aquel que recuerda “dime de qué presumes y te diré de que careces”. Tanto patriota y tanta democracia me aturde en tal manera que aterrizo en el ámbito de la desconfianza.


            Echo de menos más rendición de cuentas en los propios partidos y con la oposición, mayores autocríticas, muchas explicaciones más a la ciudadanía y no mensajes destilados en oscuros despachos. Echo de menos mucha más transparencia pues todo indica, oh paradoja, que los comités de trasparencia están para ocultar…..echo de menos más calle de los líderes: hablar con unos presos, visitar hospitales, reuniones con maestros en la escuela de un barrio, comer en un hostal o bajar a la arena de un entrevistador que no sea de los “tuyos” una vez al trimestre sin estar “cocinadas” preguntas ni respuestas.

                No me acostumbro a líderes encumbrados en torres de marfil que pretenden ser pueblo. Entiendo que los líderes deberían trabajar por construir espacios de identidad colectiva, espacios de nación para todos y eso pasa por vertebrar al propio partido y no por utilizarlo. La calidad de la democracia debe ser mejorada aumentando los flujos de información de abajo – arriba, más escucha, más respeto y no creerse un poseído de la verdad ni un salvador del partido. Mucho menos del país. No necesitamos salvadores, necesitamos servidores de lo público que den ejemplo.

                Es muy difícil que insolidarios líderes – y más de izquierdas nacionalistas - den clases de solidaridad, que líderes con tics de autoritarismo – de izquierdas y derechas- den clases de democracia. Resulta imposible creer en líderes vanidosos que apelan a la humildad, que líderes corruptos aconsejen honradez, que líderes mentirosos nos digan lo que es verdad …

                Con tanto progresar nos hemos olvidado de referencias básicas.

Nota: agradezco las lecturas desde Estados Unidos, Alemania,  Reino Unido, Francia y otros países que de forma continua aparecen en mi estadística. Sinceramente, mil gracias.

 

 

 

 

martes, 1 de diciembre de 2020

Armonización fiscal

                                                            La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio (Cicerón)                                                      

                                                     

               Esta izquierda radical no deja de sorprenderme. Ahora resulta que ERC arranca a Pedro Sánchez el compromiso de armonizar las CC AA ¡¡fiscalmente!!. Para ello han elegido a la Comunidad de Madrid como chivo expiatorio. ¿Qué es eso de rebajar impuestos? ¿Estamos tontos o qué? Es que se recauda más y se generan mayor número de puestos de trabajo!!. ¡¡Ya estamos con las mentiras!!....Madrid se ha convertido en la principal aspiradora de recursos de España provocando una enorme desigualdad. Perdona, ¿podría ser que los independentistas catalanes han provocado la mayor fuga de empresas de un territorio en toda la democracia? Eso son bulos, fake news provocados por los fascistas que quieren la destrucción de Cataluña.

                Pedro Sánchez, máximo representante de un Gobierno débil necesitado de votos, no ha dudado en aceptar la armonización propuesta por ERC: ¡¡ Madrid es la raíz de todos nuestros males!! Hay que romper Madrid cuanto antes y como sea. Y ahí tenemos a la presidenta Ayuso entonando el ¡¡No pasarán!! . ¡Lo que es la vida!... y de paso inaugurando un hospital que ningún miembro del Gobierno Central quiere asociar con su presencia.

                En mi horizonte me pregunto: ¿Cómo es posible que un partido tan autonomista como ERC quiera armonizar fiscalmente el Estado? Entiendo que le tira más la ideología de izquierdas hacia la igualdad que la ideología autonómica, aunque también pudiera ser que Madrid sea el muñeco de los alfileres y de las estacas que han elegido Sánchez y sus socios.

                Al parecer, aplicar la política fiscal de Madrid al resto del Estado (rebajar impuestos, anular el impuesto de sucesiones y donaciones, etc…) es algo reaccionario y antiprogre. Lo progre es cuanto más impuestos mejor. No acabo de comprenderlo del todo porque la mejor manera de repartir es dar trabajo. Indudablemente no de cualquier forma.

                 Para que no queden dudas luego viene Pablo Iglesias en la sexta y aclara que El País Vasco y Navarra quedarán fuera de la armonización fiscal. Que el régimen de privilegios y desigualdad de estas regiones de España  hay que mantenerlos, son intocables. Aquí se revisa todo, pero los derechos históricos del País Vasco y Navarra son inamovibles, algo así como el derecho de pernada pero en la parcela de los impuestos. Los nacionalismos de derechas, expertos en la recogida de nueces, manifiestas su acuerdo. Armonización pero dentro de un orden, mi orden. Deduzco incoherencia y contradicción en el Central, pero que se le va a hacer. ¡ Es lo que está ocurriendo!. 

                Pensando en eso de la armonización me digo … pues mira eso de armonizar la educación, la sanidad y la política contra el coronavirus estaría bien por aquello de equiparar a toda la ciudadanía en derechos y obligaciones….. pero no ….me vuelvo a equivocar…. Aquí nadie ha hablado de armonizar Educación y Sanidad en el Estado nación que es España. Vamos a armonizar fiscalmente Madrid con el resto del Estado, excepto los ya dichos, prohibiendo por ley que se rebaje impuestos. Es solo eso.

                Mi traducción final es que el Gobierno Central, los Gobiernos Centrales siendo más objetivo, han aplicado y aplican la equidad, que es algo subjetivo, como argumento y justificación de lo que les conviene y dejan la igualdad al albur de las circunstancias. La equidad es un sentimiento, la igualdad es un principio. Se aplica la equidad a quién protesta o porque cuadran los intereses y la igualdad a todos los demás. Vamos que siguen funcionando los viejos dichos que aquí el que no llora no mama y que el martillo solamente machaca a la chincheta que sobresale. Así que a llorar y no sobresalir demasiado. Es lo que toca.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Por qué no estoy de acuerdo con la ley Celá

                Tras treinta y cinco años de docencia y camino de festejar los diez de jubilado, me llega la ley Celá. Nos llega la ley Celá. Aunque reconociendo mi ancestral secuestro por la pedagogía, los asuntos de escuela han hibernado en mí después de la saturación que me supuso una considerable entrega y gran preocupación centradas en la pública. Hoy, con una perspectiva diferente y con mi profesión casi olvidada, salto ante la ley Celá. Y salto porque la considero un atropello. Simplemente no las puedo entender ni a la ley ni a la señora ministra. Salto desde cierta tristeza y el desacuerdo lícito que la Constitución me otorga.

               Mi primera discrepancia es la marginación del español, del castellano. Una lengua que utilizan 500 millones de personas en el mundo y en la que se escribió el Quijote no puede ser maltratada de esa manera, y menos como pago de un acuerdo de presupuestos. El artículo 3 de la Constitución Española no admite dudas: “El castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”. Es un patrimonio común que unos pocos no pueden dilapidar. En mi opinión, suprimir el castellano como lengua vehicular en la Educación es una irresponsabilidad, resulta reaccionario, no es progresista y es promover la incultura en la escuela. También la división. Nada tengo contra el catalán, ni contra el vasco, ni contra el valenciano o el gallego, lenguas hermosas y respetables que jamás podrán sustituir al castellano ni en España, ni en Europa ni en el mundo. Diría más, tampoco en sus respectivas CC.AA., salvo que lo hagan por pura imposición propia de dictadores.

               Mi segunda gran diferencia son los nuevos criterios en los que se basará la evaluación y promoción de cursos en primaria, secundaria y bachillerato. Estas decisiones se dejarán en manos de las administraciones autonómicas y de los centros. Con este marco de referencia el carajal está servido. No caeré en acusar a nadie de irresponsabilidad ya que CC.AA. y centros intentarán hacerlo lo mejor posible, pero me aterra pensar en la infinita diversidad de situaciones que se pueden producir, no ya entre CC.AA, sino incluso dentro de una misma provincia o de una misma ciudad o pueblo. Así en una capital con diez o doce centros públicos de secundaria, en cada uno de ellos podría superarse la ESO o el Bachillerato con criterios diferentes. Llegado el caso, ¿se dará que, en un mismo centro, a un alumno se le permitirá promocionar con cinco suspensos porque sus condiciones socio-económicas familiares son media baja mientras que a su compañera-o se le exigirán tres suspensos para lograr el mismo éxito escolar, ya que su familia es de clase media –alta? ¿Se convertirán los docentes en evaluadores del contexto familiar para acabar calificando, no siendo lo mismo el hijo de un padre soltero jubilado que la hija de una pareja rica y homosexual? Me preocupa el deterioro que todo esto pueda producir en el ámbito escolar, familiar y social. Siempre he pensado que las leyes están para clarificar y esto no facilita la complejidad del ya difícil proceso de enseñanza / aprendizaje. Aparte de la excesiva diversidad de situaciones que pueden producirse, lo complica más delegando responsabilidades que no asumen.

               En cualquier caso detrás de todo esto están los conocimientos y el esfuerzo, aspectos que hay que considerar en todo proceso educativo - formativo. Dar títulos por darlos es una solemne idiotez y fomentar la vagancia desde arriba no es nada educativo. La incapacidad de nuestros políticos para alcanzar un Pacto de Estado por la Educación después de tantos años es propio de irresponsables y está generando, ha generado, daños irreversibles en el tejido social y democrático.

               Tampoco me gusta que desaparezcan los centros de Educación Especial porque creo que es la única forma de atender adecuadamente algunas discapacidades. Ni maestros de primaria ni profesores de secundaria, en general, están preparados para tratar determinadas dificultades. Como tampoco me va eso de controlar tanto las plazas de la enseñanza concertada, que además de salirle más baratas a los gobiernos de turno concretan aspectos de una libertad de elección en la enseñanza. Lo que el gobierno tendría que hacer es preocuparse más y mejor de la enseñanza pública y no de vigilar tanto al contexto concertado. Tampoco me va que la Inspección Educativa sea una prolongación gubernativa recolocando afines. Por todo eso, y con lamento democrático, no me gusta la ley Celá y menos con las prisas que se le está imponiendo al Congreso. ¿A qué viene tanta prisa? ¿Será que primero es pagar los compromisos contraídos – porque nadie se fía mucho de Sánchez – y luego cobrar en forma de aprobación de Presupuestos?. Prisas, pandemia, presupuestos, …. Demasiada movida con tanta incertidumbre. No era el momento para una nueva Ley de Educación.

Cada cual que exponga sus razones. Yo he expuesto las mías.

Nota. Como centros financiados con fondos públicos la concertada debe de asumir una cierta cuota social. Coloco esta nota al final, separada del texto primitivo para no alterar su contenido inicial. Esta nota debe de entenderse como una aclaración complementaria.

jueves, 22 de octubre de 2020

Palabras: un seductor disfraz

                           


                 En una sociedad como la actual, en mi opinión bastante líquida, las palabras forman parte esencial de su etérea existencia. Si fuera sólida serían los hechos pero no es el caso. Orales o escritas las palabras van formando discursos, construyen las ideas y las hacen caer como chuzos de punta sobre nuestros cerebros intentando anidar o lavarnos la mente.

               Hay palabras también que hilvanan reflexiones, palabras más pensadas que invitan al silencio, al compromiso activo, al estudio interior o a la investigación. Estas modalidades, que construyen conciencias y dejan en pelotas a nuestros demagogos, se retienen peor y se olvidan más pronto al requerir esfuerzo para ser aplicadas. Son palabras de padre, de maestro de escuela o las que oyen las ovejas de boca del pastor. El ser humano tiende a aceptar con agrado la diversión y el circo y ante cualquier obstáculo por pequeño que sea intenta rehuirlo, alejarse de él, y si no se pudiera, se mata al mensajero. Nuestra tranquilidad, aunque sea con bobadas, por encima de todo.

               En este mundo de tanto charlatán asesorado los manipuladores nacen como setas, que escondiendo verdades, abusan con sencillas imágenes y mágicas palabras para disfrazarse de lo que les parezca y burlarse de todos.

               Una buena mañana se autollaman demócratas y con caras campañas y súbditos con sueldos se adornan – y se adueñan - de valores como la libertad, la justicia social o el bienestar común de la ciudadanía. Oyen pero no escuchan las voces de la gente, haciendo solo caso de su voz interior y su red de asesores. Emitido el mensaje, los medios, afines o pagados, repiten el recado hasta la saciedad. La ciudadanía, inmersa en sus problemas de salud, de trabajo, de cuidado de niños y algo de vacaciones asiste impotente al terrible espectáculo…..¡ No se ocupan de mi… se murmura entre dientes!

               Ante los nubarrones de crisis o desgracias, los trapaceros vuelven a aparecer envueltos en palabras como los salvadores y relativizando. Sus palabras y aquellas que vocea su guardia pretoriana, amigos enchufados en su gran mayoría, son escudos de acero que impiden la llegada de una palabra crítica y la hacen rebotar hiriendo gravemente a quién la profirió: ¡Tú no eres patriota ni quieres a tu gente!

               En veinticuatro horas se cambian de uniforme y las palabras ahora disfrazan a un gran líder que parece arreglar los problemas del mundo: grandes declaraciones, formato muy pensado, palabras elegidas, escenario previsto y prisas aparentes …. cómo si se tuviera mucho trabajo urgente o se fuera objetivo de un sabido atentado. ¡Un líder que no simula prisa no merece ni serlo!. Pero en cinco minutos las palabras – y una sutil visita al armario portátil -  transmutan a esta gente en un enorme fan de tenis o de fútbol y ahí tienes a los socios del club “da igual el nombre” aplaudiendo a rabiar las manidas palabras de lo bien que lo hacen.

               Pero ¡Oh, sorpresa infinita!, en un par de segundos, el gran camaleón tiene palabras de ánimo para unos rotos padres que han perdido a su hijo y se convierte así en un doliente más que todos reconocen: ¡Cómo lo siente!, dicen.

               En su interior, estos personajillos – osados como pocos – se creen superdotados y ahora aparenta ser un gran economista, al rato puede hablar de la Universidad, a los cinco minutos soy pequeño empresario que sé de mis problemas y al cabo de una hora proclama la eutanasia como la solución. Coleccionan seductoras palabras para vender derechos y olvidar los deberes. Usurpan ilusiones, son ladrones de sueños, hipnotizan la ética y acaban reventando todos sus compromisos. Todo gracias a unas palabras usadas como fármacos.

               Las palabras son trajes de disfraces, vestidos momentáneos para salir del paso. El problema, al final, lo tiene aquella gente que se dejan embaucar y no filtra lo oído para quedarse con la incontrovertible realidad que se apoya en los hechos. Contra las falsedades y la amoralidad, el pensamiento crítico[1], aunque nos cueste esfuerzo.

               Parole, parole, parole,…., al parecer casi siempre fue así.

Septiembre de 2020

Nota: Publicado en Diario Córdoba 14/10/2020

https://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/palabras-seductor-disfraz_1392257.html



[1] El pensamiento crítico tiene como soporte la lectura, la reflexión y el cultivo de las propias palabras. Leer como remedio y construir nuestro vocabulario personal. Me queda la palabra. Nos queda la palabra.(Observación de Carmen)

viernes, 18 de septiembre de 2020

La dehesa transformada

               

            El mundo de las emociones y de los sentimientos es un vasto misterio: Innumerables por su variedad y orígenes, niveles de intensidad, escenarios en los que se generan y expresiones que pueden concretarlos. ¿Cuántas emociones y sentimientos pueden generarse en los seres humanos y de qué tipos? Paseando por la red me he tropezado con una lista que describe hasta más de 250 y seguramente encontraremos más.

               Hay emociones positivas como son la alegría, la superación, el afecto, la libertad o la empatía. En casa de la negatividad habita la ansiedad, la desolación, la perfección, la venganza, la envidia, el desdén o los celos. En un tercer cajón podríamos encajar emociones y sentimientos ¿más neutros? Tengo mis dudas. Aquí podrían citarse aburrimiento, encanto, timidez, alivio, sorpresa, autonomía, concentración, firmeza, curiosidad, nostalgia, simpatía,….aunque será la intensidad de estos estados la que desplace a la persona hacia su beneficio o perjuicio.

               En todo caso emociones y sentimientos son esenciales para vivir y debiéramos aprender a digerirlos. No estaría mal que en casa y en la escuela se dedicaran diez minutos al día a esclarecer lo que encierra cada uno de ellos analizando situaciones cotidianas, fotos, poesías o pequeños relatos. La inteligencia emocional nos marca, es factor decisivo en nuestras vidas y es soporte para la profesión, en las relaciones humanas y también, por supuesto, para saber aprovechar el tiempo libre.

               Paseando por la dehesa de La Jara me sorprendió el perfil del desgarro de una encina caída. Mis ojos se quedaron prisioneros de sus entrañas rotas de forma irregular. No pude resistir y eché las fotos que ilustran estas líneas.






                ¿Qué emociones se adueñaron de mí ante tal despropósito? Mi primer desconsuelo fue pena y desolación. ¡Una enorme desgracia para un árbol, pensé! Luego seguí mirando. La observé en el silencio y descubrí un dragón despedazado que parecía estar vivo y me miraba agónico, capricho natural que el viento cinceló con su empuje asesino. Luego seguí sintiendo abatimiento, aflicción, agobio y amargura; angustia, asombro, ausencia; derrota, desaliento; desasosiego, desesperación, disgusto; estremecimiento, fastidio e impotencia; melancolía, nostalgia, pesadumbre y una tremenda vulnerabilidad. Me había identificado con la encina y sus enormes trozos eran parte de mí. Era mi cuerpo fragmentado el que yo contemplaba y sentí con temor la imposibilidad de unirlo. Esto me generó un enorme dolor, realmente insoportable, y me alejé de allí buscando ayuda. A mi alrededor yacían otras encinas e imaginé personas. La dehesa había mutado en un gran cementerio.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Vuelta al Cole 2020 en este país [España]

 Última hora


“El Ángel de la Guarda asumirá las competencias ante el COVID 19”

               Según nos informan y a la vista de lo visto y oído hemos hecho un cuadro / resumen para entender mejor cómo será la vuelta al cole en este país [España] en medio de la segunda oleada del COVID 19:

  1. El Sr. Presidente del Gobierno de un estado cuasi federal DELEGA en
  2. Ministra de Educación del estado cuasi federal que DELEGA en
  3. Presidentes y Presidentas de las Autonomías, que DELEGAN en
  4. Respectivo-a Consejero o Consejera de Educación que DELEGA en
  5. Delegados o Delegadas Provinciales, que DELEGAN en
  6. Alcaldes y Alcaldesas de ciudades y pueblos, que DELEGAN en
  7. Directores y Directoras de Colegios e Institutos que DELEGAN en
  8. Profesores, Profesoras y Conserjes, que DELEGAN en
  9. Delegados y Delegadas de grupo (clase), que DELEGAN en
  10. Delegados y Delegadas de subgrupos, que DELEGAN en
  11. Cada Alumno y Alumna,  DELEGAN en
  12. Su perro y en su Ángel de la Guarda. Estos asumen su responsabilidad, pero no descartan solicitar a su escalón inmediato superior el Estado de Alarma si ven que la situación “se les escapa de las manos”.

               La primera conclusión que se desprende de esta serie de medidas, por supuesto avaladas por nuestra Constitución, es que el virus nos ha enseñado a lavarnos las manos, dando ejemplo a nuestros compatriotas [los españoles] el poder ejecutivo de este país [España].

               La segunda conclusión es que nuestro Presidente, Pedro Sánchez, sólo asumirá sus responsabilidades COVID 19 si se lo pide una mayoría cualificada de ángeles de la guarda de  los niños y niñas de este país [España].

                                                                          Este país [España], a 26 de Agosto de 2020

Nota: Evidentemente esto es una caricatura, una exageración exagerada de la situación. Hay personas honradas y responsables trabajando en la política española. Que cada cual saque sus propias conclusiones.

miércoles, 15 de julio de 2020

Neonormalidad y alrededores

               Le temo más a un neologismo que a una noche sofocante de verano como la que acabamos de pasar en la que el termómetro de mi salón no ha bajado de los treinta. En esa especie de letargo sudas, bebes agua, te levantas, vuelta y vuelta,… pero una ducha fresquita y con un buen desayuno respirando la mañana te recuperan y hacen que te sientas bien.

               La noche termina, pero el neologismo sigue ahí trabajando, machacando, día tras día, semana tras semana, pegajoso y deformando todo lo que nos rodea. En las radios, en las teles, en la red y en los periódicos la nueva normalidad, expresión falsa y malévola desde el momento de su concepción para describir el postconfinamiento de la COVID-19, goza de una ubicuidad infinita escondiendo el conjunto de anormalidades que nos acompañan desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

               Entiendo yo que para combatir el virus no se nos puede hacer creer un abanico de nuevas normalidades porque no es ético, no corresponde y no es normal que vayamos a todos lados con mascarilla, que se hayan suspendido todas las ferias y fiestas del verano, que la mitad de los hoteles no hayan abierto y que haya menos turistas en España que elefantes en la Antártida. Tampoco es normal que España sea un ramillete de rebrotes y no se hayan pensado alternativas al estado de alarma para estas nuevas oleadas. La idea de nueva normalidad es un invento que suaviza los errores cometidos. Personalmente creo que eso de que volvemos más fuertes nos conduce a pensar directamente en que estamos peor, bastante peor que en la crisis del 2008, porque a lo financiero hay que añadir lo sanitario y lo social con un Gobierno de la nación sustentado en populistas, nacionalistas y separatistas. Así que de nueva normalidad, nada de nada: tras el estado de alarma estamos en una distopía que podríamos definir con el oxímoron de una normalidad anormal.

               Para desenmascarar esa neonormalidad, me viene a la cabeza que política real y valores en la escuela no coinciden para nada. Algunos docentes, cientos de miles diría, nos hemos pasado más de treinta años inculcando la honradez, el esfuerzo, condenar el copieteo por su insolidaridad, ensalzar la amistad y la lealtad, exigir el respeto a los demás, evitar los insultos, trabajar la igualdad (ante la ley, hombre-mujer, de oportunidades….), emparejar derechos con deberes, trabajar en equipo, no al acoso, valor de la tolerancia, no discriminar por sexo ni por tendencias sexuales,…etc…etc…. y con cierto desencanto vemos que el engaño y la mentira siguen siendo valores esenciales, que el insulto es natural, que un carné o el interés superan a la honradez y que la capacidad no tiene nada que hacer frente a cierta afinidad ideológica. La neopolítica me ha enseñado que una persona puede ser machista y feminista, depende, y que se puede tener un amor infinito por España, los españoles y las españolas y pactar con quién pretende nuestra desaparición como estado. También que las peticiones de comisiones de investigación siguen siendo selectivas, muy selectivas, depende para quién y por qué, así que de igualdad tampoco mucho. También me he percatado que hay dos tipos de fascistas: los de derechas y los de izquierdas. Al parecer los primeros son los malos, cuando en la escuela aprendimos que nefastos son los dos. Aparte de eso, ¿Es normal que el INE cuente casi 20.000 muertos más por COVID 19 en España que el Gobierno? ¿Cómo es posible que la Universidad de Cambridge (2020-07-14) nos califique como el peor gestor del mundo de la pandemia? ¿Es esto también nueva normalidad?. Pensándolo bien, todo esto no es nuevo, es la normalidad incluso en las semanas más graves de pandemia.

               Las semanas post – confinamiento debieran ser una oportunidad para recuperar el ánimo, algo de tranquilidad y todo el turismo y todas las empresas que se puedan. La post – alarma debe de ser temporada de descanso para los sanitarios y para todos aquellos que se han volcado en cuidarnos. Los políticos tendrían que trabajar duro, dar toda la estabilidad que puedan ante tanta incertidumbre, decir la verdad de las dificultades económicas, despejar los nubarrones que impiden la claridad sobre los pandémicos marzo, abril y mayo y alumbrar soluciones y acuerdos ante el sombrío otoño que se acerca. Y no empleen neologismos, por favor. Explíquennos con transparencia a que nos enfrentamos, sean responsables y exijan la responsabilidad de todos y, mayormente, den ejemplo: clarifiquen y no entorpezcan.      

        Nosotros, la sociedad civil, tenemos que colaborar a tope con la situación y no generar más problemas de los que ya hay. Es un puro sarcasmo tanto aplauso a sanitario y ahora volver a llenar los hospitales….¡¡¡ por favor!!! Un poco de madurez y un poco más de respeto. Si hay que ponerse la mascarilla te aguantas y te la pones, mejor eso que contagiar a tus padres o a tus personas queridas. Y si te tienes que quedar en tu casa te quedas y si te tienes que jorobar un poco….pues te jorobas…¡¡ Lástima de personas ancianas que han muerto solas en residencias, lástima de esfuerzos de tanta gente para llegar hasta aquí……para que ahora vengan unos pocos inmortales a hacer su santa voluntad y a fastidiarnos a todos!!. ¡¡ Qué mala memoria!!.

 

 

 

 

martes, 16 de junio de 2020

Entre locura y realidad

             Es la tercera vez que publico este artículo ligeramente corregido cada vez y , en mi opinión, no acaba de perder actualidad. ¡ Salud!

            Entiendo que vivir es un mix de conocimientos, desdicha, felicidad, súplicas, trabajo, preocupaciones, sentimientos, viajes, política, salud, experiencias, contradicciones, lo malo, lo bueno, etc. La mezcla es la esencia de lo cotidiano y a veces nos resulta difícil identificar lo fundamental porque, normalmente, se nos muestra disfrazado. Todo aparece formando parte de todo. Las conexiones dominan los espacios. Las interesadas más. Mientras, las mentiras forman parte de cualquier verdad, lo blanco se combina con lo negro y las sombras se confunden con la luz tejiendo zonas de penumbra. Lo que puede ser bueno para la Naturaleza y para la vida se convierte en un problema a la hora de intentar comprender las realidades social y política. Ante la galaxia de opiniones e intereses, estos escenarios cristalizan en ilusiones mentales difuminadas, en desvanecidas nubes sin perfiles: existen pero nos resulta muy difícil interpretarlos y llegan momentos en los que ¡¡¡Ya no sabes a quién creer ni lo que creer !!! Lo sencillamente complejo ha sido sustituido por lo complicado de la sencillez.

            Entiendo que tanta tergiversación, tanto retorcimiento, intenta que no comprendamos, y en ese maremagnun de falsedades, que no tengamos elementos de juicio claros para pensar por nosotros mismos. Todos nos mienten. Son unos embaucadores que pretenden que aceptemos sus mentiras como nuestra verdad, y sobre todo que seamos obedientes y sigamos sus consignas. Todos trabajan para convencernos, no de su bondad sino de la maldad del otro. La política ha pasado de ser el arte de lo posible al arte de la mentira. A mi entender esto explicaría el éxito de los populismos: mensajes directos y simples, concretos y políticamente incorrectos, aunque en el fondo sean más de lo mismo o incluso peor, pero entran mejor a causa de la ley del mínimo esfuerzo para entenderlos.

            Armas tradicionales son y han sido: El poder, lo pícaro, lo válido, el implacable tesón, lo práctico, el brillo, la confusión, lo útil, nuestros euros, lo manejable, las imposibles promesas, lo reutilizable, la vivienda necesaria, las trampas, la agresividad disfrazada de pacifismo, el pisotón, la discriminación, el bofetón, la exagerada adjetivación, la envidia, el engaño, la intolerancia, el enfrentamiento, la frialdad, el sentimentalismo, el futuro bienestar, la insensibilidad, el avasallamiento, el aislamiento, la soberbia, el quítate tú que me pongo yo, el engreimiento, lo vacío, la imagen, el marketing, la psicología social, los big – data, el doble rasero, la falta de compromiso, la falsa solidaridad, tusproblemassonmisproblemas, la tergiversación, el puro interés, el chantaje, el ocultamiento, el insulto vestido de alabanza, etc.

            Resultaría difícil, muy difícil, establecer una priorización y mucho menos una clarificación de estos componentes en una situación cotidiana o ante un problema social o sanitario grave. Se encargan de que esto sea imposible. Pero es terriblemente fácil darse cuenta de que lo que nos rodea contiene significativos porcentajes de todo lo anterior. Siempre lo hubo en el mundo. Siempre existió. Pero hoy parece estar más presente que nunca.

            Tigres disfrazados de payasos que inauguran cementerios. Reuniones de focas ordenadas y sentadas que se dan la palabra cuando el semáforo se pone verde. Fábrica de ideas enlatadas con precinto de garantía y con fecha de caducidad. Iglesias llenas de pájaros sentados con botellas de butano amarradas a la espalda. Cuerpos acostados en catres sin somier y sin colchón, sólo con sábanas. Pensamiento único. Escuelas llenas de paja esperando que lleguen los burros. Farmacias que venden menús de cócteles venenosos. Gobierno teledirigido desde la cárcel. Barcos con patas de avestruz que sustituyen al metro y al centímetro. Bolígrafos en estado de catalepsia. Uñas que crecen hacia dentro. Ballenas que incendian montes. Partidos de fútbol jugados entre serpientes con pelota de granito. Libertad presa… ¡No os preocupéis, todo va bien, es normal ¡

            Elefantes que caminan por los hilos del teléfono llevando cada uno una palabra. Asesinos que conferencian en universidades. Enamorados condenados a desenamorarse por tribunales de águilas. Latas de comida para el 3.500 donde los conservantes totalizan el 95 % de su contenido. Inútiles que legislan, gobiernan y dicen todo lo que se les ocurre a través de una cebolla microfónica. Robots vestidos con corbatas y papel higiénico haciendo el amor a un bidón de gasolina. Traficantes de droga repartiendo cuadros de Goya y Picasso entre buitres con corbata. Arquitectos que construyen hormigueros y panales para abejas de plástico. Presidentes y ministros vendiendo hamburguesas metálicas caramelizadas y sabor a fresa. Guitarras que tocan cuando se les sopla por una clavija. Manzano repleto de jeringas. Palabras sin letras. Cielo sólido. Políticos que escriben la Historia. Ministerios que no saben sumar muertos del Covid. Fallecidos sin rostro.

            No os preocupéis, todo va bien. Es normal. El tiempo camina a nuestro favor.

            Hospitales convertidos en supermercados, bancos transformados en cuevas de ladrones para perder miles y miles de patatas en metálico, periódicos con hojas de cemento, luz oscura, sol frio, nieve negra. Mares como sepulcros, llaves de azúcar. Granjas de tijeras medianas y pequeñas que hablan inglés. Mesas sin patas. Palacios de hielo convertidos en morgues. Ojos sin cara. Enanos mentales sinvergüenzas mutados en éticos intelectuales. NO TEMÁIS. TODO VA BIEN. ES NORMAL. EL TIEMPO AVANZA A NUESTRO FAVOR. NO HAY PROBLEMA. ESTAMOS TRABAJANDO. LO TENEMOS TODO CONTROLADO.

viernes, 29 de mayo de 2020

¿Dolor?

¿Dolor?
Lienzo de Juan Lucena, pintor jerezano. Homenaje
a los muertos por el coronavirus.

No, no me vale,
no me vale ese dolor.
Ese dolor calculado,
ese dolor de finos vestidos negros y corbatitas de luto.
Un dolor interesado, un dolor prostituido, un dolor televisado,
un dolor que llega tarde con caras de circunstancias y pensados escenarios.
Un dolor empaquetado, un dolor teatralizado,
un dolor que tiene fechas, inicio y caducidad.
No, no me vale ese dolor esperado tantos meses.
No me vale porque no es.
Prefiero los gimoteos y lágrimas contenidas de familiares y amigos confinados en sus casas.
Ese dolor silencioso de seres desconocidos,
ese dolor enclaustrado en pechos y corazones en los momentos cruciales.
Ese dolor solitario que nunca podremos ver.
Ese dolor infinito que no ha encontrado consuelo, ese dolor desgarrado.
No, no me gusta ese dolor adobado por cocineros de imagen y cámaras de TV.
Nada que ver, por supuesto, con el dolor que reinaba sobre la pista de hielo el pasado mes de abril.

No, no me gusta ese dolor tan oficial como frio,….

aunque algo consolará.

jueves, 14 de mayo de 2020

¡ No somos inmunes, aún !

    
Sobre la gripe española de 1918

      Ante la atenuación de las medidas de confinamiento los aires de una temida, deseada y tímida libertad comienzan a recorrer los rincones de todo el mundo. También en esta España nuestra usada como arma arrojadiza para machacar al primer adversario político que "se me oponga a algo". Sin ánimo de hacer balance, hay demasiadas cosas, hemos pasado del triste - y luego borrado – tuit de la Sra. Ponsatí “De Madrid al cielo” a que Rafael Simancas, diputado socialista, afirme que las cifras altas de contagiados y fallecidos en España se deben a que en España está la Comunidad de Madrid, tercera región del mundo en letalidad [1] por coronavirus. Por el medio quedan las declaraciones de Casado culpando a Sánchez de los muertos por el virus o Pablo Iglesias dando un soberano repaso a la Monarquía y acusando a Isabel Díaz Ayuso de «jugar» con la vida de los ciudadanos y de anteponer la propaganda a la salud. Dª Isabel se la devuelve a D. Pablo acusándolo de lo mismo. En Cataluña algunos independentistas pasan del España nos roba al España nos mata. De Abascal no hablo. En fin, todo sea por tranquilizar al país en medio de la peor crisis de la Historia de España después de la Guerra Civil. La fortaleza de España como Estado resulta difícil de comprender. De todas formas se me ocurre pensar: “Si Paris valía una misa ¿cuánto vale Madrid?.
                    Salgo a pasear todos los días a las ocho de la tarde, que es la hora que me toca, tratando de evitar los “circuitos” más frecuentados. Cuando detecto a alguien sin mascarilla me cambio de acera constatando el gesto de desaprobación que me ponen algunos. En mi interior me digo: “Si tú tienes opción a no tapar tu cara, apelo a mi derecho de cambiarme de acera” [2]. Entiendo que ante el virus el peligro de hoy es el mismo de ayer y de hace tres semanas, solamente que ahora los hospitales – entre las personas que han muerto y los que se han curado – disponen de más medios y mayor experiencia para atender a posibles pacientes. Pero el virus es el mismo o a lo peor más grave debido a mutaciones.
               Al aumentar la gente que ahora puede salir suben las ocasiones de posibles contagios. Las limitaciones que nos manda el Gobierno se van a ir aflojando si la cosa va bien y hemos de ser conscientes que un futuro rebrote depende de nosotros, el número de ingresos en UCIs y hospitales depende de nosotros, el aumento del paro depende de nosotros, que vengan los turistas depende de nosotros, que se corten los ERTEs depende de nosotros,.... El futuro de nuestros mayores, de nuestros hijos, de nuestras pensiones depende de nosotros…..y más ante el bajo porcentaje de inmunidad general que se está detectando. Apenas rozamos el 5 %, lo que quiere decir que el rebrote depende del comportamiento del 95 % de la población que aún no tuvo "contacto" con el virus. Sé que no somos el único motor de futuras desdichas, que existen otras causas, pero quiero insistir en nuestra mejor solidaridad y en el mejor de los respetos. Esa colosal masa de desconocidos que formamos todos tiene mucho poder para dar buen ejemplo y en estos momentos decisivos debe estar ahí y darlo.
               Hemos de TRABAJAR para no contagiar y también EVITAR que nadie nos contagie….. mientras más contagios será peor para todos ….atención a contagios de jóvenes y niños .... por eso es necesario tomar las precauciones que ya hemos aprendido y más ante escenarios o personas de riesgo. Yo no soy sanitario pero tengo muy claro que hemos de reinventarnos y vivir con el virus. Así que:
  • -        Me seguiré lavando las manos con agua y con jabón y no me faltará el gel desinfectante.
  • -        Ante la duda de contagiar a alguien, usaré mascarilla cuando salga a la calle.
  • -        Mantendré la distancia con mi propia familia y gente conocida.
  • -        Me moveré justificadamente, sin ser un ermitaño, según se me permita.
  • -        Ventilaré la casa.

               El tema de las fases y los distintos ritmos establece un marco legal – hecho por el Gobierno con el mejor juicio – pero nunca es una garantía para evitar contagios. Si sabemos las reglas QUE NOS IMPONE EL VIRUS no podemos pagarla con vecinos, amigos y algunos familiares. Con la conciencia de que somos muy importantes en esta situación, no podemos olvidar el enorme esfuerzo realizado por tantísima gente, de tantas profesiones, para llegar aquí. Esfuerzo que no podemos derrochar.
               Tenemos que movernos para evitar la extraordinaria ruina, económica y social, que se nos viene encima. No podemos agravarla con nuestras negligencias. No estamos inmunizados y no podemos comportarnos como si no pasara nada.
               Respecto a los políticos – temo a las aguas mansas como a los deslenguados - les deseo lo mejor y les sugiero usar la mascarilla mental – al menos – para evitar que salgan palabras venenosas que tanto daño hacen intentando ganar un puñado de votos y unos miles de euros. La política es un oficio noble….no adulteren sus fines ….. ya saben….el bien común, la libertad, solventar los problemas de la ciudadanía, vocación de servicio, …..¡¡ ustedes ya me entienden !!.




[1] Esa afirmación, sacada de la Vanguardia parece no ser cierta. La letalidad es un cociente entre la cantidad de personas que mueren en un lugar y en un período de tiempo determinados y el total de los contagiados. Con ello quiero decir que el virus ha sido mas letal en otras CC. AA. que en la de Madrid. Es lógica del virus que mueran más personas donde hay mayor concentración de población. Es cierto que en Madrid es donde más gente ha muerto en términos absolutos, pero su porcentaje de letalidad es menor.
[2] Para un usuario de una silla de ruedas la acera se convierte en un camino único ante "un sin mascarilla". No tiene alternativa.

sábado, 2 de mayo de 2020

Esto no ha terminado

        
          Hoy, dos de mayo de 2020, comienza en España el proceso de disminución gradual de las medidas de confinamiento establecidas para combatir la pandemia que venimos sufriendo desde hace unos meses. Creo que somos muchos los que tenemos algunas dudas sobre la fecha de inicio de estas medidas, su forma de elaborarse y de aplicarse, pero también es cierto que la economía apremia y el Gobierno ha tomado la decisión. Sus razones tendrá y deseo con fervor que acierte totalmente.
         Yo no sé la solución, ni siquiera albergo una propuesta, pero si me hubiera gustado mayor consenso social y desde luego político: El Gobierno Central debiera haber tomado en cuenta algunas sugerencias de las plurales Autonomías y de la oposición. Tendría que escuchar más a los agentes sociales. El consenso no debilita a nadie y todos se refuerzan en estos tiempos de tanta incertidumbre. No nos podemos permitir fracasar y el Estado solo no puede con esta tremenda carga.
          Por cierto que en lugar de confinamiento, palabra muy ligada con condena, creo que hubiera sido mejor utilizar retiro, reclusión voluntaria o sugerido aislamiento. En el confinamiento te obligan, en los segundos términos ponen a trabajar tu responsabilidad. Tengo que reconocer que el lenguaje guerrero no me ha gustado nada porque oprime más que protege, inclina a obedecer más que a colaborar. Apelar al alma ciudadana, a la cooperación frente a la imposición me gusta mucho más. Quizá el modelo chino influyó en la medida pero el camino es largo y lo dice el refrán: “Más corre el galgo que el mastín, pero corre más el mastín que el galgo si el camino es largo”. En cualquier caso, no voy de doctor a posteriori. Simplemente en la escuela es lo que yo aprendí y es lo que yo enseñé: Vencer no es convencer, aunque seguramente en este caso el Gobierno no halló mejor salida y es lo que había que hacer.
          Desde el principio he sido de la opinión que el virus nos tenía que servir para fortalecer la sociedad civil, para afinar mejor aspectos sanitarios, para vigorizar conexiones más fuertes entre Administración y sociedad (empresas, medios de comunicación, trabajadores, familias, funcionarios, etc…), para caminar juntos y encontrar soluciones con algún pegamento. Tengo varias razones para fundamentar que en esta “cincuentena” han sido mejorables actitudes y formas, a pesar de las ingentes muestras de solidaridad y entrega. Los déficits de pactos y empatías necesarias los sitúo en todo el arco del espectro político, excepto nobles excepciones de personas concretas que confirman la regla. La sociedad civil en su conjunto roza una nota muy alta y en casos conocidos matrícula de honor. En cualquier caso el ámbito político tiene y tendrá ocasión y tiempo de mostrar sus bondades y su preocupación por la ciudadanía poniéndose de acuerdo.
          Es por eso que ahora, de alguna forma entiendo que el Gobierno devuelva cierto protagonismo y reconozca la mayoría de edad a esa sociedad aislada por el virus y el estado de alarma. Creo que es un riesgo que merece la pena correr y el Gobierno hace bien en atenuar su protección y darle responsabilidades a la gente corriente. La confianza genera confianza. Tenemos que aprender a convivir con el virus haciendo una vida lo más normal posible y con responsabilidad y medidas lo vamos a lograr. La pelota está en nuestro tejado y tenemos que jugar a no contagiar ni que nos contagien.
          Personalmente me atrevo a sugerir – siempre que sea posible - pocas normas, básicas y muy claras: Hay que seguir con el más que frecuente lavado de las manos, mantener la distancia de dos metros o más, usar la mascarilla, no tocarse la cara, evitar muchedumbres, mantener la familia como “unidad en la calle”, etc. Un número elevado de reglas minuciosas está condenado al incumplimiento y hasta los que vigilan tendrán dificultades para su aplicación. Guardias y ciudadanos somos “presuntos inocentes”….. pero hemos de darnos cuenta que somos eslabones precisos en la cadena de contagios. De ahí nuestra importancia y respeto a los otros.
          Ya para terminar, considero que para que esta etapa tenga un final feliz y transcurra más rápido hemos de hacer más tests, por miles, por millones, para poder aislar a aquellos que transmiten. Tenemos que encontrar los focos, los orígenes y presionar ahí. La estrategia de esconderse del virus ha sido positiva y ha dado resultados pero necesitamos fraguar un paso más, selectivo y certero: detectarlo y aislarlo.
          Si esto no sale bien daremos marcha atrás. La culpa será nuestra. Hay que tener cuidado porque el virus sigue aquí con nosotros y desgraciadamente sigue muriendo gente. Esto no ha terminado.

jueves, 16 de abril de 2020

Pactos y trastornos

                    ¿Se os olvidó que estamos todos juntos? ¿Se os acabó el alma, el corazón?[1]
             
         Las candentes noticias sobre el coronavirus y la clase política me distraen a diario de mi entretenimiento mantenido hace años: poner al descubierto historias de mi pueblo se ha convertido ahora en camino rebelde difícil de seguir ante el asedio odioso de un virus con corona y un contexto político que tiende al reventón inmerso en la tragedia. Por arriba y abajo, por delante y detrás, por izquierda y derecha, por la tele y el móvil, por el ordenador las noticias no cesan. El virus no descansa, los políticos menos y los medios mantienen vigilancia intensiva ante tanta movida. La realidad informativa es intensa y muy rica. Ayer mismo Pedro Sánchez incorporó a Pablo Iglesias a la gestión diaria de la crisis del coronavirus; el CIS publicó unos extraños resultados ante unas no menos sorprendentes preguntas evitando las que más comprometen al Gobierno; la renta mínima para millones de hogares españoles se hace realidad; en el ambiente revolotean informaciones múltiples sobre los posibles pactos, gobierno y Comunidades Autónomas acuerdan – mínimamente – como terminar el curso escolar,   etc…etc…. Mi sensación de campaña electoral es inevitablemente insufrible.
               Además – consciente de mi pequeñez - escribo esto con la terrible sensación de que no servirá para nada. Me leerá poca gente y desde luego nadie me va a hacer caso, pero creo que es importante dejar claro unos valores: mis creencias y mis valores. Añado que entiendo estas líneas como comentarios positivos ante la dura y compleja situación que estamos viviendo.
               Siempre he defendido los acuerdos, los pactos, la concertación. Me emociona que la gente que nos dirige se ponga de acuerdo.
               Me voy a la RAE y encuentro que pactar es acordar algo entre dos o más personas o entidades, obligándose mutuamente a su observancia. En una segunda acepción se lee: Dicho de una autoridad: contemporizar con los sometidos a ella. Para terminar trato de desmenuzar eso de contemporizar: acomodarse al gusto o dictamen ajeno por algún respeto o fin particular. Mi resumen es que los pactos se basan en admitir – en público y por escrito – que el otro tiene algo de razón, que un pacto se sustenta en cesiones recíprocas, en colocarte en el lugar del otro, en crear unas condiciones exteriores e interiores que faciliten los acuerdos. Pactar no es que apoyes todo lo que hago. Pactar, en este caso, es un proceso en el que afloran las mejores ideas para todo el país. El tú y el yo pasan a ser nosotros. Todos tienen que dar un paso atrás para dejarles sitio a los demás. Los egoístas, hoy más que nunca, son unos imbéciles. Hechos y no discursos. Basta de palabras.
               A la clase política no le faltan ejemplos, no será por ausencia de espejos en los que se puede mirar: médicos, transportistas, enfermeras, repartidores, bomberos, guardias y policías, cajeras de supermercados, agricultores y ganaderos, científicos, deportistas, ONGs, asociaciones de todo tipo, etc….están dando una gran lección. Cada sector aporta lo que sabe, lo que tiene. Suman y facilitan con generosidad y con enorme esfuerzo….algun@s se han dejado hasta la vida…
               Es por eso que no entiendo el trastorno de déficit de acuerdos ante una emergencia sanitaria, económica y social tan grave. No entiendo el trastorno de superávit de mentiras haciendo realidad la frase de “Hoy diré más mentiras que ayer pero menos que mañana”, cuando la sociedad necesita certezas y no sentirse engañada. No logro entender el trastorno de actor – intérprete hollywoodiense que afecta a buena parte de nuestros líderes cuando se precisa naturalidad sincera y proximidad afectuosa. Por último tampoco entiendo el trastorno de protagonismo del que hacen gala casi todos nuestros dirigentes pretendiendo ser “la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro”.
               Todos estos trastornos crean adición por lo que necesitan aumentar la dosis diaria para seguir subiendo en esa escalada sin fin. La euforia política alcanza el climax promoviendo “mientras más desacuerdos mejor, mientras más mentiras mejor, mientras mejor actor / actriz mejor, mientras más protagonismo mejor”.
               En estos tiempos sólo comprendo un único trastorno: estar unidos para ganarle al virus y sacar adelante a este puñetero país. Me da igual quién lo saque, pero creo que es mejor hacerlo tod@s junt@s.






[1] Parafraseando a Pasión Vega * 40 Quilates * Se te olvidó.